¿De dónde vienen las falsificaciones? Así son las rutas mundiales de los productos de imitación
Un estudio de la OCDE y la UE analiza las rutas del tráfico de falsificaciones y destaca la creciente importancia del correo para distribuir bienes piratas
¿De dónde vienen los productos falsificados? ¿Quién los produce? ¿Por dónde pasan en su camino hacia el destinatario final? A estas preguntas trata de dar respuesta un informe elaborado conjuntamente por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE (EUIPO, por sus siglas en inglés) que se publicó ayer y al que ha tenido acceso EL PAÍS. Según las conclusiones del estudio, China es el principal país productor de productos falsificados y pirateados, que se venden en todo el mundo, mientras que Hong Kong, Emiratos Árabes Unidos y Singapur se destacan como los países donde estos productos hacen escala antes de llegar al consumidor. El informe llama la atención también sobre la creciente importancia de los envíos postales y del comercio electrónico en el proceso de mercadeo de las falsificaciones.
El informe quiere dar una nueva vuelta de tuerca a otro publicado el año pasado por ambos organismos en el que se analizaba el impacto económico del tráfico de falsificaciones y productos pirateados. En dicho estudio, en el que se usaron datos de incautaciones en aduanas de todo el mundo, se concluía que el comercio de productos falsos ascendió en 2013 a 461.000 millones de dólares (413.500 millones de euros), el equivalente al 2,5% del comercio total global. En el caso de la UE, el porcentaje ascendía al 5%. China y Hong Kong fueron identificados como el país de procedencia del 80% de los productos intervenidos por las autoridades.
Ahora, los dos organismos seleccionan una gama de los productos más falsificados o pirateados, distribuidos en 10 categorías, que representan un 63% del valor total de las falsificaciones: productos alimenticios, farmacéuticos, perfumería y cosméticos, artículos de cuero y bolsos, ropa y tejidos, calzado, joyería, equipamiento electrónico y eléctrico, aparatos ópticos, fotográficos y médicos y juguetes. Además, desarrollan el concepto "país de procedencia", que no distinguía países productores de países de tránsito. Aunque admite "limitaciones" por cuanto es muy difícil saber realmente dónde se producen los bienes falsificados –los criminales no suelen dar datos de sus actividades-, el estudio diferencia países productores y de tránsito cruzando los datos de "países de procedencia" del estudio de 2016 con datos sobre su capacidad industrial –si es capaz de fabricar productos legítimos, también puede hacerlo con los falsos- y sobre sus reexportaciones –si es punto de tránsito de productos legítimos, también puede serlo de falsificaciones.
China, principal productor
Con esta metodología, los autores del informe concluyen que China es el país donde se producen la mayor parte de productos falsificados del mundo. De hecho, el gigante asiático es el mayor productor de nueve de las 10 categorías de bienes, exceptuando solo la de productos farmacéuticos, que lidera India. Además, el informe destaca también que estos productos farmacéuticos tuvieron como destino principal países del África subsahariana, mientras que los países desarrollados fueron el destino principal de los productos electrónicos.
Turquía sale mal parada del informe. Aunque no es el país productor líder en ninguna categoría, aparece en los primeros puestos en varias de ellas, por lo que es calificada como un "productor relativamente importante", sobre todo de artículos de cuero, alimentos y cosméticos, que distribuye a la UE por carretera.
En cuanto a los puntos de tránsito, un simple vistazo al mapa adjunto da una idea cabal de por dónde se mueven los productos falsificados. Básicamente, se producen en Asia (China, India, Tailandia...) y viajan hacia occidente haciendo parada en puertos como Hong Kong, Macao o Singapur y países del este de Europa (Ucrania, Albania), del norte de África (Marruecos, Egipto) y de Oriente Medio (Emiratos Árabes, Kuwait, Arabia Saudí o Yemen). Panamá destaca como escala en el tráfico hacía EE UU. Algunos de ellos son países de "Gobiernos débiles o con fuerte presencia del crimen organizado". Estos puntos de tránsito son esenciales para ocultar el origen ilícito de los productos porque en ellos, además de albergar auténticos centros de distribución ilícita, se llevan a cabo falsificaciones de documentos, reetiquetados, reempaquetados o redistribuciones en contenedores con cargamento legales. El informe señala que las "organizaciones criminales" juegan un papel muy relevante en el tráfico de falsificaciones, "identificando rápidamente los puntos débiles" para burlar a las autoridades.
El problema de los envíos por correo
Entre los métodos que tienen las mafias para engañar a los servicios aduaneros, el informe señala el crecimiento de los envíos postales para distribuir los productos falsificados. Del total de intercepciones de productos falsificados entre 2011 y 2013, el 62% fueron envíos postales. Hong Kong, Singapur y Emiratos Árabes Unidos son señalados como puntos de tránsito donde los productos falsificados son reempaquetados desde grandes contenedores a pequeños envíos postales. Para los autores, estos envíos por correo reflejan "los cada vez más reducidos costes de los envíos postales y la creciente importancia de internet y del comercio electrónico en el comercio internacional", también el de bienes falsificados.
Para mejorar la eficacia de la lucha contra el tráfico de productos falsos, el documento recomienda analizar más en profundidad el problema de los pequeños envíos postales y el papel de las "zonas de libre comercio" establecidas por muchos países para estimular el comercio. Estas zonas francas, en países de tránsito, acaban por convertirse en paraísos fuera del alcance de las autoridades aduaneras que son usadas por los traficantes para "ocultar el origen de los cargamentos", manejar "impunemente" (reetiquetar, reempaquetar o redistribuir) los bienes falsificados y establecer empresas en un marco legal benigno para "apoyar sus operaciones ilegales".