Cuando la tecnología hace su aporte en el aula
Cómo es la experiencia de aprendizaje de matemática mediante el uso de videos y tutoriales on line ideado por Salman Khan, un destacado investigador hijo de inmigrantes que publicaba en YouTube sus clases
SAN JOSÉ, California.- Jesse Roe, un profesor de matemática de primer año de una escuela secundaria privada subvencionada de aquí, llamada Summit, posee una "mirilla" para observar el cerebro de cada uno de sus 38 alumnos. Son establecimientos que reciben dinero público pero que han sido eximidas de ciertas normas y reglamentaciones a cambio de que produzcan cierto tipo de resultados.
Él puede ver que una alumna que se encuentra sentada contra la pared está completando rápidamente los ejercicios de geometría; que un alumno con largos rulos sobre los ojos está detenido en una lección sobre largas ecuaciones; y que otro alumno, ubicado en la fila del frente, está tratando de hallar la manera de entender la probabilidad.
Lo que cada estudiante hace durante la hora de matemática aparece instantáneamente en la computadora portátil que Roe transporta mientras recorre el aula. Él se detiene en cada escritorio, reparte halagos, ofrece consejos, brinda tranquilidad. Durante una hora, este salón de clase, repleto de alumnos y poco iluminado, en un empobrecido rincón de Silicon Valley, hace oír el sonido de dedos que presionan los teclados, lápices que rayan papeles y un ocasional grito de alegría cuando un alumno logra completar una fila de respuestas correctas.
El programa de software que se utiliza en este salón de clase es un invento de Salman Khan, un genio de la matemática, quien se formó en la Ivy League , una prestigiosa asociación académica a la que pertenecen las más reconocidas universidades estadounidenses. Hijo de una madre soltera inmigrante, Khan, de 35 años, se ha convertido en una figura destacada en el mundo on line con sus lecciones de ciencia y matemática de la Academia Khan en YouTube, que han atraído hasta 3,5 millones de visitantes al mes.
Ahora, él quiere combinar esas lecciones digitales con los planes de estudio escolar, una propuesta más ambiciosa y que hasta ahora no ha sido puesta a prueba.
Este semestre, al menos 36 escuelas de todo el país están probando el experimento de Khan: dividir el trabajo de enseñar entre el hombre y la máquina y combinar las lecciones que da el maestro con clases y ejercicios realizados mediante la computadora.
A medida que las escuelas intentan tipificar las argumentaciones confusas sobre los beneficios de utilizar la tecnología en el aula, y las compañías reconsideran las ganancias que pueden obtener a partir de grandes contratos en el área de la educación, la Academia Khan puede parecerse simplemente a otro producto que lucha por conseguir la atención.
Los detalles de la enseñanza on line en la charla TED de Salman Khan
Pero, lo que hace que la actividad de Khan se destaque es que las lecciones y las herramientas de software son completamente gratuitas, ya que están disponibles para cualquiera que tenga acceso a una conexión a Internet que sea razonablemente rápida.
"Lo fundamental de nuestra misión es brindar material a las personas que lo necesitan", dijo Khan. "Usted podría preguntarse: ‘¿Por qué es gratuito?’ Pero, ¿Por qué no debería ser gratuito?"
Por ahora, el pequeño grupo de Khan está subsidiado con más de 16,5 millones de dólares que aportan contribuyentes del área de la tecnología, entre los cuales se incluye a Bill Gates, Google, la Fundación de la Comunidad de Silicon Valley y la Fundación O’Sullivan. Él intenta conseguir una donación. Y este verano (boreal), comenzando en el área de la Bahía de San Francisco, donde reside, planea realizar un campamento educativo de verano.
Es demasiado pronto como para saber si el software de la Academia Khan marca una verdadera diferencia en el aprendizaje. Este año, mediante un estudio limitado con alumnos de Oakland, California, se descubrió que los estudiantes que estaban rezagados en matemática se ponían al día igualmente bien si utilizaban el software o si se les enseñaba en pequeños grupos. Mediante la investigación llevada a cabo por la firma SRI International se está trabajando en una evaluación del software en el aula.
Quienes critican a Khan afirman que su modelo es realmente un regreso al aprendizaje mecánico bajo la fachada de la alta tecnología y que sería mucho mejor ayudar a los alumnos a resolver los temas a través del concepto que horadar para que les entre en la cabeza.
"En vez de mostrar a nuestros alumnos una clase mejor, dejemos que ellos hagan algo mejor que una clase", escribió en su blog, en el mes de junio, Frank Noschese, un profesor de física de la escuela secundaria en Cross River, Nueva York.
Pero en los círculos educativos, los esfuerzos de Khan han captado fantasías y han engendrado imitadores. Dos profesores de Stanford se inspiraron en su modelo y ofrecen una clase de inteligencia artificial on line gratuita. En la actualidad, treinta y cuatro mil personas están tomando el curso y muchas más se inscribieron. La Facultad de Medicina de Stanford, que permite a sus alumnos tomar clases online si lo desean, convocó a Khan para que ayude a sus académicos a hacer más interesantes sus presentaciones.
Y una compañía de bienes raíces lujosos, con base en Nueva York, atribuyó a Khan el haber inspirado su rentable negocio: la Universidad Floating, un conjunto de cursos on line dictado por superestrellas académicas; dichos cursos fueron ensamblados y vendidos a las universidades que conforman la Ivy League y finalmente a cualquiera que deseara pagar por ellos.
"Lo que Khan representa es un modelo que encaja con el deseo que todos tienen de personalizar la experiencia del aprendizaje, y que éste sea barato y rápido", dijo Jim Shelton, secretario delegado de innovación y desarrollo del Departamento de Educación.
Shelton predijo que habría "un montón de imitaciones" que tomarían el método de Khan e intentarían explayarse usándolo como base. "Esto se va a diseminar como si fuera un incendio descontrolado", expresó.
Khan creció en un suburbio de Nueva Orleáns, donde su madre, que es oriunda de Bangladesh, lo crió sola, improvisando una serie de trabajos y negocios. Él concurrió a escuelas públicas, donde, según recuerda, algunos de sus compañeros de clase acababan de salir de la cárcel y otros asistirían a las mejores universidades.
La matemática se convirtió en su pasión. Se concentró en libros de texto y se inscribió en un club de matemática. Comenzó a ver a la disciplina como el arte de contar historias. "Es un idioma para pensar", afirmó, "en oposición a los conjuros vudúes, en donde no tienes idea de dónde provienen".
Las clases que aparecen en YouTube se iniciaron hace seis años cuando Khan necesitaba una manera de ayudar a un primo con la matemática de la escuela secundaria. Son absolutamente simples. Cada una abarca un único tema, como la división larga o la crisis de la deuda, generalmente en un segmento de 10 minutos, en un tamaño de un bite. El espectador escucha a Khan hablando, en su típico modo informal, como si fuera el hermano mayor. Pero su rostro nunca se ve; solamente se aprecian en la pantalla sus anotaciones. Hace poco tiempo, él incluyó a dos especialistas externos para las clases sobre temas vinculados con la historia del arte, como Rosetta Stone y Caravaggio.
En la actualidad, el sitio de la Academia Khan ofrece 2.700 videos instructivos y una amplia gama de ejercicios de práctica. Una vez que se domina un concepto, se pasa al siguiente. Asimismo, se obtienen premios por hacer grupos de respuestas correctas. Para los maestros, hay un panel de instrumentos analíticos que muestra una imagen de cómo se desarrolla la clase y un mapa detallado de la comprensión que tiene cada alumno de la matemática. En otras palabras, es una "mirilla".
Diane Tavenner, jefa de la cadena de cuatro escuelas experimentales Summit, dijo que al principio ella tenía sentimientos encontrados respecto del uso del software de Khan. Eso requeriría comprar laptops para cada alumno e invertir en más capacidad de Internet. Además, le parecía que el modelo de instructor y pizarrón que proponía la Academia Khan (aunque fuera digital) era bastante tradicional.
En el pasado, la clase de matemática en las escuelas Summit siempre era de operación práctica: la clase trabajaba en un problema, generalmente en grupos pequeños, y en ciertas ocasiones durante varios días a la vez. Pero lograr que toda una clase de alumnos de primer año domine las bases de la matemática nunca fue una tarea fácil. Sin ellas, los ejercicios conceptuales de niveles superiores eran imposibles de realizar.
Es allí donde la máquina resultó útil. El software de Khan ofreció a los alumnos una nueva y cautivante manera de aprender dichas bases.
Tavenner dice que cree que las computadoras no pueden reemplazar a los maestros. Pero la computadora, reconoce ella, puede hacer algunas cosas que no puede hacer un maestro. Puede brindar retroalimentación personal a una clase entera de alumnos a medida que trabajan. Y también puede proporcionar al maestro tiempo de clase adicional para hacer que la enseñanza sea más creativa y personalizada.
"La combinación del método de Khan con esa clase de enseñanza dará como resultado el mejor tipo de matemática", afirmó. "Los maestros son más eficaces porque tienen una ‘ventana’ (o ‘mirilla’) hacia la mente de los alumnos".
Asimismo, los alumnos de Tavenner aquí habitan un mundo que parece estar lejos del encandilamiento y de la riqueza de la adyacente Silicon Valley. Prácticamente la mitad de los estudiantes provienen de familias donde el inglés es el segundo idioma. El cuarenta por ciento recibe almuerzos gratuitos. Tan impresionante es la violencia de las pandillas en el área que se ha impuesto el uso de uniformes escolares como una forma de defensa, para distinguirlos de los colores que exhiben las pandillas. No todos los estudiantes tienen una computadora en su casa, o padres que puedan ayudarlos con las tareas.
Una tarde, este otoño (boreal), la clase de matemática en Summit comenzó como muchas en el resto del país. Roe estaba en el pizarrón, en el frente de la clase, explicando el orden de las operaciones (el concepto matemático que establece la secuencia en la cual se deberían realizar los cálculos en una ecuación larga). Se entregaron las hojas de ejercicios y había una serie de preguntas y respuestas.
En la segunda hora, los alumnos se reunieron en torno a algunas computadoras portátiles; cada uno trabajó en un grupo de ejercicios diferente. Nicole Bermudez, de 14 años, trabajó con geometría. Ella tenía problema con matemática en la escuela primaria. Su maestra, contó, no tenía tiempo para ayudarla y su madre carecía de paciencia. "Ella simplemente me gritaba. Me decía: ‘¿No puedes entenderlo? Esto es matemática simple’".
El software de la Academia Khan, destacó, ofrece pistas y videos instructivos que le permiten avanzar. Espera hasta que ella domina un concepto antes de permitirle continuar con el siguiente. Y puede preguntar a Roe cuando está realmente trabada.
Al fondo de la clase, dos alumnas que usaban auriculares miraban uno de los videos de Khan. Moses Rodriguez avanzaba lentamente con algunos ejercicios, su atención en ciertos momentos se dispersaba hasta que Roe llegó y le dio una pista como ayuda. La clase estaba en calma, excepto por los ocasionales gritos de victoria.
"¿Todavía te duele el cerebro?", preguntó una alumna a su compañera.
© NYT Traducción de Angela Atadía de Borghetti
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