Cuando una conexión a Internet es el único lazo al mundo en cuarentena: el caso de El Cuy, en Río Negro
Imagine estar en cuarentena en una comunidad aislada durante una pandemia, sin teléfono móvil o Internet, solo con televisión o radio de onda corta como fuentes de información. Hace poco más de un año, esta era la realidad en El Cuy, un pueblo en la región austral de la Patagonia, donde hay más vacas y ovejas que personas.
En 2018 un grupo de residentes se unió para crear una red comunitaria, con fondos de proyecto de Internet Society y apoyo por parte de la Cámara Argentina de Internet (Cabase), el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) y el operador Silica Networks. La red –que usa 10 Mbps prestados de un punto de intercambio de Internet a unos 200 km de distancia– funciona desde febrero de 2019, atendiendo a casi 400 de los 540 habitantes de El Cuy y otros 100 en el pueblo cercano de Cerro Policía.
"Estar conectados ha sido fundamental durante la pandemia de Covid-19", asevera Nelso Rodríguez, enfermero del hospital local y uno de los fundadores de la red. "Nosotros vamos siguiendo paso a paso cuántos enfermos hay en la provincia, cuántos hay en Buenos Aires, y cuáles son las medidas que hay que tomar. Seguirlo de forma virtual nos da muchas ventajas… para prepararse para lo que viene, y para no cometer los mismos errores".
Aunque El Cuy aún no ha confirmado un caso de coronavirus, casi la mitad de su población tiene más de 60 años, un grupo de mayor riesgo. Los jubilados reciben atención médica y medicamentos gratuitos gracias a un programa estatal. Pero antes de que la red comunitaria se estableciera, según Rodríguez, las personas tenían que visitar a su médico, obtener una receta y luego viajar a la ciudad de General Roca (a 130 km de distancia) para que la aprobaran antes de poder ir a una farmacia. Ahora, los médicos aprueban recetas en línea, eliminando viajes sin sentido.
María Goicochea, directora del Hospital de El Cuy, asegura que estar conectados ha permitido a los médicos realizar interconsultas inmediatas con especialistas, obtener informes estadísticos, enviar documentación urgente al instante (de pacientes o administrativos), y encontrar mayor variedad de proveedores y precios. También les ha permitido acceder a capacitaciones y a teleconferencias del Ministerio de Salud.
Antes, larga distancia o fax
Goicochea dice que, sin conexión a Internet, el impacto del coronavirus sería "impensable. Seguramente lo enfrentaríamos a partir de lo conocido por la prensa, por consultas a través de teléfonos fijos a larga distancia (aunque el crédito se agotaría rápidamente) ... o con información tardía, intentando comunicarnos por fax, que ya nadie utiliza. ¡Estaríamos desarmados, angustiados e impotentes!"
Más allá de los beneficios de mejorar la atención médica, la red comunitaria de El Cuy también ha mejorado la economía local y las perspectivas sociales y educativas, asegura Abel Martínez, uno de los fundadores de la red. "Ha permitido encontrar las herramientas al momento y no tener que viajar grandes distancias para obtenerlas".
Martínez dice que disponer de Internet gratis como servicio comunitario ha beneficiado a instituciones públicas esenciales como el hospital, la escuela y la estación de policía. Permitió a los comerciantes y productores mejorar sus gestiones, y a los residentes estudiar de manera virtual.
Emilse Blanno, de 27 años, está estudiando su licenciatura en educación a distancia en la Universidad Nacional de Rio Negro, algo que según ella hubiera sido imposible sin acceso a Internet. Su esposo, que es médico, también realiza cursos y capacitaciones en línea para mantenerse al día. Al menos 11 residentes siguen cursos universitarios en línea, y varios hacen capacitaciones o talleres en línea, incluidos ganaderos locales.
Ariel Luis, secretario de la Comisión de Fomento de El Cuy, dice que tener Internet también le permitió a más de 100 residentes de El Cuy solicitar y recibir un subsidio del gobierno para aquellos que perdieron el trabajo por la cuarentena actual.
Rodríguez, el enfermero local, agrega que aun antes de la pandemia, el impacto económico ya era importante, permitiendo a los desempleados buscar trabajo en línea. El hecho de poder hacer recetas, realizar operaciones bancarias u obtener permisos y trámites gubernamentales en línea les ahorró el viaje a General Roca (a un costo de entre 2000 o 3000 pesos en nafta). También le permitió a los ganaderos seguir los precios del mercado, acceder a programas de apoyo estatal y obtener información meteorológica importante.
Rodríguez recuerda cómo un gaucho que estaba a punto de esquilar sus ovejas llegó a la ciudad para verificar el pronóstico del tiempo. Al enterarse de que se esperaba una nevada en pleno verano, suspendió la esquila. Sin esa información, muchas de sus ovejas habrían muerto.
Pero para Rodríguez, el mayor beneficio ha sido el empoderamiento de la comunidad. "Nos dimos cuenta de que podíamos lograr cosas y organizarnos como pueblo con un bien común. Eso es oro".
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