Cómo son los machetes de la Generación Z
Desde Rincón del Vago a Photomaths, la forma de estudiar ha cambiado; para los adolescentes, ¿se reinventó el viejo machete?
Hace 19 años nació un sitio clave para los estudiantes en apuros. Desarrollado en España, el 21 de febrero de 1998, aparecía, en una joven internet, rincondelvago.com. Quienes hayan cursado la secundaria o la universidad en las últimas dos décadas, probablemente hayan escuchado hablar, al menos, de esta plataforma destinada a alumnos y profesores. Hoy incluye lecturas rápidas, apuntes, tests, monografías y exámenes, entre otros, que pretenden hacer más fácil (o perezosa) la vida de los estudiantes.
Sin dudas, internet cambió las reglas del juego. Para simular el conocimiento o saltear un paso (como la lectura de un libro), han surgido nuevas plataformas. El sitio Sparknotes, por ejemplo, fue creado por estudiantes de Harvard y tiene guías de estudio, resúmenes y foros de diferentes materias (una suerte de resumen Lerú del siglo XXI). Su distintivo: los videos cortos explicando clásicos de la literatura como Hamlet de William Shakespeare o 1984 de George Orwell.
Otra plataforma popular es Wolfram Alpha, es un motor de conocimiento computacional disponible hace 8 años; sirve como buscador, pero distinto a Google. Se pueden buscar palabras, pero no indexa páginas, sino que interpreta el lenguaje natural y responde de forma concreta con data dura, es decir, un número, un gráfico o un informe.
Son muchas las herramientas para facilitar conocimiento hoy y al momento de estudiar, los adolescentes de la Generación Z (nacidos a partir de 1995), viven una experiencia totalmente distinta a la que se vivía hace 20 años atrás. ¿Tal vez el viejo "machete" ya se haya reinventado?
"Yo no me copio, pero tengo ideas. Si tenés la creatividad y el tiempo, agarrás una botella, le sacás la etiqueta, le volvés a imprimir una con lo que necesitás y lo usás en clase. Pero con el trabajo que te lleva hacer eso, mejor estudiar", dice Santiago, de 14 años, quien asiste a segundo año de una escuela privada de Capital Federal. Agrega: "También conozco la de la goma. Le cortás un pedacito y hacés un orificio; dentro de ese agujero colocás un papelito enrollado, tipo acordeón, y le pegás la goma".
Santiago cuenta también que está prohibido usar el celular en clase: "sin embargo, el año pasado una compañera, en la clase de Biología, se puso un buzo entre las piernas, con la cartuchera y su celular adentro, y desde ahí, iba copiándose".
Por su parte, Felipe, de 15 años, asiste a la escuela ORT, donde está prohibido usar el celular en clase. "Lo guardamos en la mochila, apagado, y en el recreo lo volvemos a prender... En Japón son estrictos con el smartwatch en clase, porque hay una aplicación de notas, en donde la abrís y podés copiarte", dice.
Al momento de realizar consultas, Felipe prefiere Wikipedia: "Confío porque, si bien lo puede modificar cualquiera, hay moderadores". Además, suele entrar a sitios ".edu", porque "son confiables".
Joaquín, quien asiste a segundo año de una escuela privada de la provincia de Buenos Aires, dice: "En Geografía, las evaluaciones se hacen por computadora, a través del sitio del campus de la escuela. No hay registro si uno hace búsquedas en Google, claro. Algunos compañeros toman fotos de la prueba, se anotan las respuestas en un Word y luego las copian".
El adolescente admite también que confía en Wikipedia al momento de estudiar y destaca otra herramienta: "Photomath, aunque es más para la universidad. Vos decís: "La profesora me enseñó a hacer el procedimiento pero no quiero hacer el cálculo". Entonces, escaneás el problema y automáticamente aparece el resultado".
Amor por WhatsApp y el machete de siempre
"Para simular el conocimiento, copiarse sigue siendo igual que antes. Eso sí, la información circula mucho más fácil y la comunicación también. Todos se pasan resúmenes por WhatsApp. Le puedo hacer una pregunta a un compañero y no tengo que leer el libro entero. Y sí, también se puede obtener información por diferentes sitios, aunque no siempre está todo tan resumido", dice Nazareno, de 16 años, quien cursa tercer año de una secundaria privada en Capital Federal.
"Compartir resúmenes y terminar teniendo una idea global del tema y poder comprenderlo con ayuda de lo que sumaron otros, más lo tuyo, te ayuda a estudiar. Y WhatsApp es una red social hermosa y muy útil. Encima la versión web es muy cómoda para mandar archivos. Compartimos resúmenes por ahí, y nos avisamos si nos falta algo. Con WhatsApp y Word, me alcanza", explica Nazareno.
Thomas, de 13 años, cursa primer año en la escuela pública Jorge Newbery. "Todo el curso usa WhatsApp para pasar la tarea. Pero la escuela no usa plataformas digitales. Para machetearme uso Google y Wikipedia. Pocas veces me copio pero cuando lo hago, uso el celular en clase y busco la información en el momento. Alguna que otra vez pongo papelitos escritos debajo del banco o en la zapatilla", concluye.
El ritmo de estudio y las fuentes
Según Adriana Rabec, docente de Ciencias Sociales de primero y segundo año de la escuela ORT, "Entre los usos genuinos de las tecnologías en la enseñanza, se encuentran aquellos que promueven el aprendizaje autónomo. El acceso, a través de internet, a videotutoriales, explicaciones en línea, plataformas de resolución automática de ejercicios, grabaciones de clases y otros recursos multimediales, permite a los alumnos aprender siguiendo sus propios ritmos".
En esta realidad, la misión del docente cambia. "Nuestro rol se resignifica en el aula desarrollando actividades de enseñanza que favorecen el intercambio, el debate, la argumentación, la reflexión y la resolución de problemas. Asimismo, cada vez más, los propios docentes desarrollamos, publicamos y compartimos nuestros propios contenidos digitales promoviendo, además, que sean los mismos alumnos quienes creen contenidos para compartir entre ellos", explica Rabec.
La docente sabe que el desarrollo de capacidades para la búsqueda, selección y validación de fuentes provenientes de internet es una responsabilidad que la escuela debe asumir, "como parte de la formación básica y general de todos los alumnos". Agrega: "En el contexto de cada una de las disciplinas escolares, los docentes tenemos que proponer a los alumnos problemas significativos y potentes que generen la necesidad de acceder a diferentes fuentes de información y validarlas mediante preguntas".
¿Quién es el autor? ¿corresponde a una institución? ¿cuál es la última fecha de actualización? ¿tiene publicidad?¿incluye referencias o enlaces a otras fuentes? Si nos proponemos evitar que los alumnos "copien y peguen" tenemos el desafío de promover propuestas que generan la necesidad de que los alumnos busquen información, pero que la procesen, la analicen y la transformen en conocimientos.
Por su parte, Carolina Duek, Investigadora adjunta del CONICET, explica: "Para muchos, preparar el machete es una forma de estudiar. Hay docentes de primaria y secundaria que, ante la posibilidad de que los chicos copien todo, piden, al menos, que entreguen los exámenes de forma manuscrita. Otros docentes piden que se les entregue solo por mail, para copiar y pegar párrafos y buscar en Google, de forma aleatoria, y chequear si se copiaron"
Agrega: "Cuando hay una sobreutilización de los recursos y una nena quiere ver cómo maquillarse para un acto en la escuela, y lo encuentra en YouTube, me parece algo virtuoso. Lo mismo cuando buscan información. Sin embargo, Wikipedia no es una fuente confiable en toda su extensión sobre todos los temas. El gran problema es el chequeo de las fuentes".
Para Duek, la pregunta que los docentes deberían hacerse es: "¿Es posible tomar exámenes a libro abierto?". Se responde: "Esto va a depender de las materias. Se tiende a poner el peso sobre los docentes, pero tal vez, con una buena formación a mediano plazo, debería ser posible que todos los alumnos tuvieran todos los libros y todo a mano, y pensar formas de evacuación que no anulen la posibilidad de machetes, sino que la contemplen".
Por su parte, Melina Masnatta, tecnóloga educativa y cofundadora de Chicas en tecnología, se detiene en distinguir videotutoriales de otras fuentes. "En primer lugar, por la posibilidad de referenciar un objeto/contenido y que todos podamos evocar ese mismo objeto/contenido. A veces, en las escuelas, cuando se explica algo, no se tienen en cuenta las diferentes experiencias de los estudiantes. Por ende, suele suceder que no todos estamos pensando en el mismo objeto/contenido. Eso demora partir de un mismo punto para que todos comprendan", señala.