Cuál es la mejor opción: ¿Android o iPhone?
Antes de elegir un teléfono móvil, los usuarios ponderan el nivel de seguridad, la facilidad que tiene para adaptarse a él y el nivel de personalización que ofrece
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El enfrentamiento entre las marcas que se dirigen al mismo público, como Coca-Cola y Pepsi, o McDonald’s y Burger King, no suele tener final ni un claro ganador. La batalla que confronta a los dispositivos de iOS —el sistema operativo de Apple— y a los de Android —el de Google— lleva años dividiendo a los consumidores, que defienden su elección con vehemencia. No es habitual que un usuario de una de las plataformas se pase a la otra. De hecho, tanto Apple como Google han logrado unos índices de fidelidad muy elevados, gracias, en parte, a llevar la pugna al terreno de las emociones. Android e iOS son prácticamente equivalentes en lo relativo a las funciones que ofrecen, pero son muchos los que se plantean: ¿Realmente uno de ellos es objetivamente superior al otro?
¿Cuál es más fácil e intuitivo de utilizar?
El 9 de enero de 2007 Steve Jobs anunció uno de sus más esperados one more thing (una cosa más), expresión con la que solía dar pie a la presentación de un producto sorpresa en los eventos de Apple. Había nacido el iPhone original. Este dispositivo fue el primero en emplear una interfaz de usuario que revolucionaría por completo la industria de la telefonía: la eliminación del teclado físico y la incorporación de la pantalla multitáctil como única forma de relacionarse con el teléfono. Google tardó unos meses en reaccionar con el lanzamiento del HTC Dream y de Android 1.0, un modelo que marcó el inicio de una guerra descarnada que se mantiene hasta nuestros días.
Después de estos años en los que han podido probarse y analizarse los modelos de ambas compañías, ¿qué plataforma supera a la otra en lo relativo a la relación del usuario con su dispositivo? Lo cierto es que no hay una gran curva de aprendizaje al saltar de una a otra, puesto que ambas emplean la interfaz que universalizó el primer iPhone, pero la interpretación de esta forma de relacionarse es distinta en cada caso. Parece que sí hay acuerdo al considerar que iOS es un entorno más cerrado y Android, una plataforma más abierta: “Android juega con cierta ventaja al permitir que cada marca pueda desarrollar su propia interfaz completamente diferenciada de las del resto y añadir tantas opciones de personalización como desee”, explica Christian Collado, de Andro4all. “Ofrece al usuario un abanico de opciones mucho más amplio”, insiste.
En lo que respecta al rendimiento, “Android permite cambiar el launcher (lanzador, que sirve para personalizar las aplicaciones y los iconos, por ejemplo), lo que resulta una ventaja a nivel estético, pero una desventaja en el aspecto técnico, porque puede provocar algunos problemas de rendimiento cuando hay alguna app pesada que afecta al rendimiento del propio sistema y genera unos pequeños retrasos que en ocasiones se notan en dispositivos Android”, explica el locutor de podcast y formador Julio César Fernández.
¿Es realmente más seguro un iPhone?
Los ciberataques promovidos a través de programas maliciosos o de los engaños conocidos como phishing, en los que los delincuentes se hacen pasar por entidades o personas de confianza, se han disparado en los últimos meses, y la mala noticia es que esta tendencia no tiene visos de cambiar. Así las cosas, y considerando que el celular es la puerta de entrada a cuentas corrientes, fotografías y demás información personal, conocer cuál es el estado de la seguridad de cada plataforma resulta fundamental. Apple lleva por bandera la seguridad y el respeto a la privacidad y, de hecho, son notorios sus enfrentamientos con las autoridades para salvaguardarlas. Ahora bien, ¿es realmente más seguro un iPhone que un Android de última generación?
“Android arrastra una mala fama en este terreno, pero la diferencia no es tan acusada en la actualidad”, explica Alexandra Guerrero, cofundadora de El Output. No obstante, aclara que iOS es más seguro “por la arquitectura del sistema”, aunque es algo que no percibe el usuario, ya que Android “está cada día más blindado”. Con todo, Apple juega con una ventaja clave en este terreno: gestiona hardware (soporte físico) y sistema operativo de forma simultánea. Esto resulta determinante en materia de seguridad: si se encuentra una vulnerabilidad en la plataforma, la actualización que la resuelve se distribuirá entre todos los iPhone del mundo en un tiempo récord. En Android, el parche para resolver el problema se aplicará con mayor dificultad entre los modelos que tengan las versiones requeridas del sistema operativo.
Collado advierte: “El principal problema de Android en este sentido está en la fragmentación: hay un gran número de dispositivos Android con versiones del sistema antiguas o con parches de seguridad desactualizados, más vulnerables a las brechas, que se han ido subsanando con cada actualización”. Aunque aclara que, al ser notablemente mayor el número de usuarios con Android en el mercado, “es normal que suelan reportarse más casos de amenazas dirigidas a la plataforma de Google que a la de Apple”. En cualquier caso, los expertos coinciden en que no hay una plataforma que sea 100% segura.
“Cualquier sistema operativo es susceptible de ser atacado y comprometido”, advierte Fernández, quien, no obstante, incide en que “Apple realiza actualizaciones de seguridad tanto para iOS 15 como para iOS 12, dando cobertura a dispositivos con ocho años de vida o más, mientras que el compromiso de los fabricantes con los modelos de Android es menor, por lo que algunos no reciben actualizaciones de seguridad ni de sistema más allá de 24 o 36 meses”.
Con móviles de última generación, es casi una cuestión de preferencias
Elegir un ganador en esta ‘’guerra’' es realmente complicado porque cada plataforma dispone de unas características específicas que gustan a un nicho de mercado. Apple ofrece a sus usuarios un ecosistema de dispositivos de enorme valor añadido, como los AirPods, el Apple Watch o el iPad. La compañía ha logrado, con el transcurso de los años, llevar su marca al terreno de los sentimientos y posicionarse como una referencia ‘aspiracional’, con lo que alcanza un índice de retención muy elevado entre los consumidores. Sin embargo, la libertad que ofrece Google en su sistema operativo permite que los fabricantes creen modelos mucho más sofisticados en términos de diseño y fuera del corsé de los californianos. Un buen ejemplo de esto lo encontramos en los distintos modelos plegables en el mercado, como los de Samsung, o los dispositivos con una pantalla secundaria en el exterior.
El grueso del público al que se dirige el iPhone no aprecia esa aparente falta de innovación como una desventaja, sino como un punto a favor, ya que no debe aprender prácticamente nada nuevo al cambiar de modelo. Desde el punto de vista de los desarrolladores, tampoco hay un ganador claro. Pedro Santos, desarrollador de Android de Todoist (el popular gestor de tareas), explica que ambas plataformas “han ido convergiendo en términos técnicos y de herramientas”, haciendo que su programación sea una cuestión de “preferencia personal”. Los modelos actuales de teléfono inteligente de ambos sistemas compiten de tú a tú en prácticamente todos los aspectos y debe ser el comprador quien valore la variedad de modelos, lo nutrido del ecosistema y, por descontado, el desembolso económico.
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