Competidores e inversionistas ponen a prueba el negocio de Qualcomm
Qualcomm Inc., el mayor fabricante mundial de procesadores para teléfonos móviles, está bajo presión de su inversionista activista Jana Partners LLC para que considere una escisión de la compañía y otras opciones para impulsar el precio de su acción, en momentos en que enfrenta presiones de la competencia y acaba de sufrir un revés ante una organización que fija estándares tecnológicos.
El fondo de cobertura Jana ha pedido a Qualcomm que estudie separar su filial de procesadores de su negocio de licencias de patentes, cuyas regalías son la principal fuente de ganancias de la firma, según una carta trimestral a los inversionistas a la que accedió The Wall Street Journal. La firma tecnológica propuso la idea hace 15 años, pero luego la descartó.
El pedido de Jana se produce cuando las presiones de los rivales están afectando a Qualcomm. Aunque fabricó los módems utilizados en los últimos iPhones de Apple Inc., su cliente Samsung Electronics Co. optó por utilizar en su nuevo Galaxy S6 un procesador desarrollado por la compañía surcoreana en lugar del chip Snapdragon de Qualcomm.
Sus rivales han reducido costos enérgicamente para conseguir negocios en el mercado de teléfonos móviles en China y, aunque Qualcomm recientemente llegó a un acuerdo sobre una investigación antimonopolio en ese país, enfrenta pesquisas similares en Estados Unidos, Europa y Corea del Sur.
Qualcomm, que desarrolló tecnología que se convirtió en un pilar de las comunicaciones inalámbricas, sufrió otro revés cuando fracasaron sus esfuerzos de lobby ante el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE) de EE.UU., que establece los estándares que rigen los productos de comunicación como routers de Wi-Fi. Los directores del instituto votaron por realizar cambios de políticas que podrían reducir la capacidad de Qualcomm y otros grandes titulares de patentes tecnológicas para fijar lucrativas tasas de regalías.
Aunque los ingresos de Qualcomm no dependen de los estándares del IEEE, las nuevas políticas socavan principios básicos que ponen en movimiento su motor de ingresos.
Enfrentada a Qualcomm ante el IEEE estaba un grupo de sus competidores y clientes incluidos Intel Corp., Apple, Microsoft Corp., Samsung y Cisco Systems Inc. Esas firmas consideran que su victoria es un anticipo de cambios en la industria de los electrónicos de consumo. Esperan convencer a otros grupos que fijan estándares de que cambien sus políticas de formas que podrían reducir las regalías sobre tecnologías esenciales para productos de consumo masivo como los teléfonos inteligentes.
Qualcomm, con sede en San Diego, California, es el mayor fabricante mundial de procesadores para telefonía móvil. También obtiene regalías por patentes que posee sobre gran parte de los teléfonos móviles que se han vendido desde la llegada de las redes 3G en la última década. Alrededor de dos tercios de las ganancias de la compañía proceden de estas regalías.
Tras tener un rol destacado durante la burbuja tecnológica —fue la acción de mejor desempeño en el índice S&P 500 en 1999— el título de Qualcomm bajó 11% durante el último año y los rendimientos totales que perciben los accionistas han quedado rezagados frente a los del índice Nasdaq 100, que tiene un fuerte componente tecnológico, en los últimos cinco años.
No obstante, las acciones de la empresa han superado el desempeño de muchos rivales del sector de semiconductores. Qualcomm también ha sido más generosa que muchas compañías y ha destinado US$37.000 millones a retribución a los accionistas y recompras de títulos desde 2003.
Además de pedir la escisión de la compañía, Jana —que es uno de los mayores accionistas de Qualcomm tras haber comprado una participación valorada en más de US$2.000 millones— también pidió que la firma reduzca costos, acelere las recompras de acciones y haga cambios en la estructura de compensación de sus directivos, en sus informes financieros y en la junta directiva, según una carta que el fondo con sede en Nueva York tenía programado enviar a sus inversionistas el lunes.
Jana es uno de los mayores fondos activistas, con US$11.000 millones en activos bajo gestión. Suele trabajar con la gerencia de las empresas tras bambalinas, como hizo el año pasado para obtener asientos en el directorio de lo que ahora es Walgreens Boots Alliance Inc. Qualcomm, con una capitalización de mercado de US$114.000 millones, es su mayor blanco hasta la fecha.
Ante las presiones de la competencia, Qualcomm ha tomado medidas recientemente para impulsar el precio de su acción, incluida una recompra de acciones por US$15.000 millones anunciada el mes pasado, de los cuales US$10.000 millones serán recomprados en los próximos 12 meses.
Ejecutivos de Qualcomm han defendido su estructura corporativa actual. Pero también han indicado que evalúan regularmente si tiene sentido mantener unidos los negocios de procesadores y regalías por licencias de patentes.
El presidente ejecutivo de Qualcomm, Steve Mollenkopf, dijo el mes pasado que la empresa sigue creyendo que ambos negocios se respaldan el uno al otro.
En China, por ejemplo, tener ambos negocios juntos ayudó a la empresa en sus conversaciones con funcionarios del gobierno durante la investigación antimonopolio, en la que llegó a un acuerdo al aceptar pagar US$1.000 millones en multas y modificar sus tarifas de regalías.
"Pero es algo que siempre analizamos", sostuvo Mollenkopf en una entrevista en marzo. "¿Estamos organizados de un modo que brinda la mayor cantidad de valor para los accionistas?".
Qualcomm llegó a iniciar un proceso de escisión en 2000. Entonces, registró una declaración para separar su negocio de procesadores en una distribución entre sus accionistas exenta de impuestos, una estrategia explicada en parte por la necesidad de reducir conflictos en situaciones donde la compañía buscaba licenciar patentes a fabricantes rivales de equipos. Pero Qualcomm dejó sin efecto ese plan al año siguiente.
Analistas de Arete Research Services LLP señalaron en un informe el mes pasado que el valor de mercado del negocio de chips ascendería a US$74.000 millones, mientras que el de patentes sería de US$87.000 millones. Arete sugirió que un negocio independiente de procesadores podría atraer el interés de empresas como Intel Corp., o bien podría intentar comprar Broadcom Corp.