En la Argentina crece el interés por las competencias de robótica para estudiantes; los expertos las recomiendan porque son una manera entretenida de sumar habilidades en ciencia y tecnología, y también ampliar conocimientos de liderazgo, trabajo en equipo y participación
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Está en franco aumento el número de competencias de robótica para niños y adolescentes que se realizan en toda la Argentina, y también en el mundo. Este fenómeno no es casual: los avances tecnológicos de los últimos años hacen que la robótica sea una disciplina más accesible para las escuelas y familias. A esto se suma la disponibilidad de kits de robótica y plataformas educativas que permiten que más chicos participen en estas actividades, y esto fomenta su interés en la tecnología desde una edad temprana.
Pero hay más factores: “También es la respuesta a una necesidad educativa clave, que es la de formar a las futuras generaciones en habilidades STEM (las siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), que son fundamentales para el desarrollo de las industrias del futuro”, explica Gustavo Viollaz, presidente de la Fundación Innovar, una ONG que lleva adelante capacitaciones de robótica presenciales en Salta, Jujuy y Tucumán, y de manera online en toda la Argentina.
El especialista agrega que, desde una perspectiva pedagógica, estas competencias fomentan el aprendizaje basado en la resolución de problemas y la colaboración, pilares fundamentales en la educación moderna. “La robótica, además de enseñar habilidades técnicas, permite a los estudiantes experimentar el aprendizaje activo, donde el conocimiento se aplica en proyectos tangibles que estimulan la curiosidad y la creatividad”.
Algo interesante es que, además de aumentar el número de certámenes, también crece la cantidad de inscriptos: “El interés por la robótica ha dejado de ser exclusivo de un grupo reducido de estudiantes y ha comenzado a captar la atención de un espectro mucho más amplio. Desde mi experiencia, observo que los estudiantes encuentran en la robótica una forma atractiva de aprender de manera práctica, integrando disciplinas como las matemáticas, la física y la informática de manera lúdica y desafiante”, amplía Viollaz.
En las competencias internacionales de robótica más famosas, como la World Robot Olympiad (WRO, la próxima edición es a fines de noviembre), la FIRST LEGO League (FLL) y la VEX Robotics Competition participan chicos de todo el mundo, en categorías que abarcan desde desafíos simples para los más pequeños hasta otros complejos para adolescentes. En la mayoría de los casos, estas competencias están pensadas para que los chicos participen bajo la tutela de los colegios a los que asisten.
A través de las instancias, los participantes adquieren habilidades en lenguajes de programación, diseño mecánico, electrónica y sensores. También aprenden a configurar y ensamblar robots, integrando motores y sistemas de control. Incluso desarrollan capacidades de resolución de problemas, gestión de proyectos y planificación, enfrentando desafíos técnicos.
“Estos certámenes no solo desafían a los estudiantes a aplicar habilidades técnicas, sino que también les genera cultura de trabajo en equipo, liderazgo, comunicación y creatividad. También aprenden a colaborar, a tomar decisiones rápidas y a adaptarse ante fallas. Desarrollan resiliencia, presentando sus ideas con claridad y aprendiendo a innovar en situaciones complejas”, dice Andrés Bursztyn, vicedecano en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Buenos Aires y Director de la carrera de Ingeniería en Sistemas de Información.
Todos los viernes, estudiantes de la orientación de Mecatrónica de la Escuela ORT participan de forma voluntaria en el Club de Robótica, donde trabajan en grupo para crear robots, para mejorarlos y para competir a lo largo del año. La ORT lo plantea como una forma de aprendizaje autogestiva: los propios estudiantes organizan su forma de trabajo, la división de roles, las tareas y asignaciones. Esta actividad ya tiene varios años dentro de la escuela, y por ella pasaron alumnos como Mateo Salvatto, fundador de Asteroid Technologies y creador de la aplicación Háblalo, y Florencia Grillo, Sofía Pérez Voges e Isabella Mastrangello, quienes conformaron el primer equipo 100% femenino en ganar la competencia mundial Robotraffic.
Desempeño de los argentinos
Estas iniciativas tienen un impacto directo en la Argentina. Por ejemplo, hace poco se desarrolló en Salta la final nacional clasificatoria para la WRO, que reunió a los ganadores de las instancias previas regionales de Jujuy, Misiones, Salta, Tucumán, Córdoba, Mendoza, San Luis y Buenos Aires. Los equipos vencedores participarán en la etapa internacional, que será en Turquía entre el 28 y el 30 de noviembre. En esta instancia participarán equipos de más de 94 países, todos integrados por niños y jóvenes entre 8 y 19 años.
“En nuestra edición 2023, organizamos campeonatos regionales en 9 provincias y culminamos con una final nacional en Salta. Lejos de ser un espacio reservado para los “nerds”, la robótica ha demostrado ser una herramienta inclusiva, que no solo enseña habilidades técnicas, sino que también fomenta la creatividad, el trabajo en equipo y la resolución de problemas”, explica Viollaz, y se explaya: “Los estudiantes compiten con mucha ilusión, después de prepararse por meses y de superar instanciar regionales en sus propias provincias. Por eso para la edición 2025 vamos a sumar representantes de todas las provincias argentinas, porque queremos que se transforme en una actividad masiva”, completa.
En julio pasado, un equipo sub-19 integrado por alumnos de colegios secundarios de Argentina se alzó con el primer puesto en una de las categorías de la competencia RobCup 2024, que es otro evento mundial que promueve la innovación y la colaboración en el campo de la robótica, y que contó con la participación de 400 equipos integrados por 3000 participantes de 45 países. En este certamen la delegación argentina estuvo representada por tres equipos: dos de Salta y uno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El First Global Challenge es otro evento internacional que busca, a través de la tecnología, que se vinculen jóvenes de diversos orígenes, culturas y experiencias. En la edición 2023 el equipo nacional obtuvo el 2° puesto. En la 2024, participaron siete estudiantes de 16 y 17 años de la provincia de San Luis, que viajaron a Atenas, Grecia, donde tuvieron una destacada participación. Este año la competencia puso foco en la producción sostenible de alimentos como uno de los retos más importantes de este siglo, por eso los estudiantes tuvieron que crear robots bajo esta temática con el objetivo de mejorar el abastecimiento y la producción de alimentos como parte esencial para el desarrollo de la vida.
“Los equipos argentinos están demostrando gran capacidad de resolución de problemas y creatividad, lo que les permite competir de igual a igual con países más desarrollados tecnológicamente y con presupuestos económicos notablemente superiores. Además, se destacan por una fuerte capacidad de trabajo en equipo y colaboración, habilidades esenciales en estas competencias, junto con el ingenio y su capacidad de improvisación”, opina Bursztyn según los resultados de los últimos certámenes.
Una vía para combatir el déficit de profesionales STEM
Las carreras vinculadas a nuevas tecnologías están entre las más prometedoras para conseguir empleo, pero hay escasez de perfiles. Frente a esta problemática, el directivo de la UTN declara que existen correlaciones entre el aumento de los certámenes de robótica y el incremento de los estudiantes que se inscriben en carrera STEM: “Por un lado, las competencias de robótica incentivan el interés en áreas como ingeniería, matemáticas y tecnología, proporcionando una experiencia práctica y atractiva. Los jóvenes que participan en estas actividades desarrollan habilidades técnicas y blandas que les brindan confianza para seguir carreras STEM. Por otro lado, como en estas instancias resuelven problemas del mundo real, los estudiantes visualizan el impacto que pueden tener sus soluciones, lo que refuerza su decisión de estudiar disciplinas científicas y tecnológicas. Estas competencias funcionan como el punto de partida al aprendizaje STEM”.
El representante de la Fundación Innovar coincide: “Tener estudiantes que sobresalen en competencias internacionales de robótica tiene un impacto positivo en múltiples niveles. Desde un punto de vista pedagógico, los jóvenes y docentes que participan regresan con un caudal de conocimientos y motivación que luego comparten con su comunidad educativa. Esto no solo actualiza a las escuelas en cuanto a los avances tecnológicos globales, sino que también inspira a otros estudiantes y docentes a involucrarse en la tecnología”.
En segundo lugar, Viollaz sostiene que la participación internacional permite que Argentina se mida en el contexto global, comparando el nivel educativo en robótica con otros países. “Esto nos ayuda a saber cuán lejos o cerca estamos de alcanzar los estándares internacionales y nos motiva a mejorar constantemente. Además, participar en estos eventos genera una enorme satisfacción y orgullo nacional, pero sobre todo impulsa a más jóvenes a ver la robótica como una herramienta clave para su futuro profesional”, señala, y menciona que su objetivo para 2025 es contar con sponsors que apoyen de manera integral a los equipos argentinos, brindándoles respaldo financiero similar al que reciben los equipos de fútbol con sus patrocinadores.
Qué esperar de cara al futuro
Los entrevistados sostienen este tipo de competencias son fundamentales para integrar la tecnología en los procesos educativos de forma efectiva. Además, ofrecen un espacio donde los estudiantes pueden aplicar el conocimiento que adquieren en la escuela a desafíos reales. Dada la relevancia de la robótica en tantas industrias, es de esperar que este tipo de competencias siga en aumento. De todos modos, es preciso que vayan incorporando nuevas modalidades de acuerdo con el avance tecnológico.
“El formato de las competencias de robótica debería evolucionar a un ritmo más acelerado del actual, para reflejar el avance tecnológico y las necesidades que presentan los estudiantes respecto a sus expectativas de nivel de desafíos y creatividad a la hora de la exigencia en la complejidad de los problemas a solucionar”, dice Bursztyn, y concluye: “En mi opinión, algunas áreas principales de mejora incluyen desafíos relacionados con inteligencia artificial, aprendizaje automático e Internet de las Cosas (IoT), así como también sería interesante que se incorporen problemas que integren disciplinas como biotecnología o sostenibilidad, fomentando soluciones tecnológicas con impacto social. Otra idea es promover competencias colaborativas internacionales, en donde los equipos trabajen en proyectos conjuntos a distancia, reflejando la dinámica laboral actual”.