Cómo son los 10 nuevos radares fabricados en el país que sumará el Servicio Meteorológico Nacional este año y en 2024
El Servicio Meteorológico Nacional duplicará la cantidad de radares meteorológicos entre este año y el que viene. La empresa rionegrina Invap será la responsable de fabricar e instalar los 10 nuevos radares de diseño nacional que permitirán cubrir el 70% del territorio nacional para mejorar la eficiencia de los pronósticos de corto plazo
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El Proyecto SINARAME (Sistema Nacional de Radares Meteorológicos) se inició luego de que a principios de los años 2000 hubiera problemas para contar con servicios de satélites meteorológicos que se contrataban a otros países. En 2008, durante el Gobierno de Cristina Fernández, se tomó la decisión de que los satélites geoestacionarios se fabricaran en la Argentina. Como parte de este proyecto, comenzó en 2011 la instalación de radares en lo que fue la Etapa 1 del SINARAME, que incluyó el radar RMA 0 (por Radar Meteorológico Argentino) instalado en Bariloche como prototipo, y que todavía es usado para hacer pruebas de actualizaciones por parte de su diseñador y fabricante, la empresa estatal rionegrina INVAP. Su sucesor, el RMA 1, instalado en Córdoba, es operado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), el centro de operaciones desde donde se analiza toda la información meteorológica del país. El organismo creador del SINARAME es la secretaria de Infraestructura y Política Hídrica del Ministerio de Obras Públicas, que luego pone a disposición del Servicio Meteorológico Nacional su uso y datos.
La Etapa 2 del SINARAME incluyó 10 radares que se instalaron entre 2014 y 2021 y ya comenzó la Etapa 3, que abarca la fabricación e instalación de 10 nuevos radares entre 2023 y 2024, y el desarrollo de 18 nodos locales y nueve oficinas locales de vigilancia que funcionarán para que los organismos locales de cada provincia puedan tener un acceso directo a los datos sin procesar. Esto le permitirá a los organismos locales hacer sus propias estimaciones de agua de lluvia caída, alertas de granizo o algún otro producto que necesiten desarrollar.
Para hacer los pronósticos del tiempo también se usan satélites geoestacionarios. La diferencia es que estos se ubican a 36.000 kilómetros de altura, y si bien son capaces de dar información de gran escala para seguir un sistema nuboso por todo un territorio, tienen una resolución muy baja y no son capaces de dar información sobre lo que pasa en el interior de las nubes. En cambio, los radares pueden dar información sobre qué nube tiene granizo, lluvia y en qué cantidades, con la limitación de que cada uno puede cubrir un área limitada.
Los RMA cuentan con una capacidad de detección estandarizada de “ecos” de lluvia (señales que devuelven las precipitaciones o partículas que están a kilómetros de distancia cuando la onda emitida por el radar rebota en ellas) de hasta 240 kilómetros de distancia, variable extensible a más de 400 kilómetros según el requerimiento, y pueden calcular la velocidad de movimiento de partículas a una distancia de hasta 120 kilómetros.
Un radar meteorológico tiene una vida útil de unos 20 años, pero se le pueden hacer actualizaciones que la extienden hasta los 60 años. “Al estar fabricados en el país tenemos la ventaja de que los expertos están acá, entonces podemos hablar con ellos y vamos desarrollando mejoras. De hecho, un problema actual que afecta a todo el mundo es la interferencia por distintos instrumentos, como los routers de Wi-Fi, que emiten señales que interfieren con los radares meteorológicos. Si ahora van a la página del Servicio Meteorológico Nacional y ven una imagen de radar, van a ver unas líneas en forma radial que salen y son las interferencias, y ahora INVAP está trabajando en un filtro para evitarlas. Ese filtro se va a implementar primero en el RMA0 y es parte de un ciclo de mejora continua en donde ellos mejoran su producto, que es el radar meteorológico, para después poder salir a venderlo al mundo y nosotros tenemos datos de mejor calidad”, le dijo a TSS Pedro Lohigorry, coordinador de Pronósticos Inmediatos del SMN.
Los radares dan información de muy corto plazo, pero también muy confiable, porque captan datos de una tormenta en tiempo real. “Por ejemplo, sirve para cuestiones de transporte. Hace poco hablaba con un colega que trabaja en Aerolíneas Argentinas y me contaba que la información del radar le permitía ver si un avión llegaba a destino antes que la tormenta o no, y por lo tanto decidir si puede despegar o si va a tener que ir a un aeropuerto alternativo. Eso genera beneficios que a veces es difícil de ver y explicar”, mencionó Lohigorry.
Ubicación de los próximos radares meteorológicos
En la Etapa 1, se instalaron radares meteorológicos en Bariloche (Río Negro), y en Córdoba capital, mientras que en la Etapa 2 se instalaron en Río Grande (Tierra del Fuego), Neuquén capital, Mercedes (Corrientes), Resistencia (Chaco), Las Lomitas (Formosa), Termas de Río Hondo (Santiago del Estero), Bernardo de Irigoyen (Misiones) y Bahía Blanca, Mar del Plata y Ezeiza (Buenos Aires). Para la Etapa 3 se sumarán los de Bolívar (Buenos Aires), que ya tiene construida su plataforma de hormigón, Villa Reynolds (San Luis), Las Lajitas (Salta), Tostado (Santa Fe), Chamical (La Rioja), Alejandro Roca (Córdoba), Ituzaingó (Corrientes), Las Grutas (Río Negro), y Santa Isabel (La Pampa).
Además, hay 3 radares del INTA en Santa Rosa (La Pampa), Pergamino (Buenos Aires), y Paraná (Entre Ríos), aunque todavía quedarán sin cobertura de radar las provincias de Santa Cruz y Chubut. “Estamos aumentando un 30% la cobertura de radares meteorológicos que van a estar instalados en la zona centro y norte del país, que es donde más prioridad hay en cuanto a cantidad e intensidad de las tormentas”, explicó Lohigorry.
En otros países de la región, como Brasil, se utilizan radares meteorológicos, pero no forman parte de un sistema nacional centralizado como el SINARAME. Algo similar pasa en Colombia y Venezuela, adonde también están aislados por provincia y dependen de diferentes organismos. Uruguay y Chile no tienen radares, aunque están en tratativas para adquirirlos. Paraguay tenía uno en Asunción, pero hace un tiempo que está fuera de servicio. “Hay tormentas que tienen un desarrollo que empieza en otros países, por lo que el hecho de que ellos tengan un radar nos permitiría verlas con más anticipación. Tener radares en la frontera es un beneficio para ambos países. De hecho, hay radares argentinos que cubren territorio de países vecinos y el radar de Asunción cubría parte de Formosa”, agregó Lohigorry.