Cómo Nvidia se transformó en la empresa más valiosa del mundo, por delante de Microsoft y de Apple
Nvidia vale más que Microsoft, Apple o Google, pero factura la cuarta parte; un repaso por el ascenso y aparente apogeo de una compañía que hace diez años hizo una apuesta muy fuerte y está ganando todo
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Nvidia es, en este momento, la empresa más valiosa del mundo: cortesía de la evolución positiva en el precio de sus acciones, hoy vale US$ 3,33 billones (es decir, millones de millones), superando así a la compañía que hasta ahora era la más valiosa, Microsoft (que hoy vale US$ 3,31 billones) y a la que tan solo la semana pasada era la más valiosa, Apple (US$ 3,28 billones al día de hoy). Este trío de empresas está bastante alejado -en términos bursátiles- de sus seguidores inmediatos, como son Alphabet (la dueña de Google; US$ 2,1 billones) y Amazon (US$ 1,9 billones). Las cinco compañías más valiosas del mundo están relacionadas directamente con la tecnología. Séptima está Meta (la dueña de Facebook, 1,2 billones de dólares) y octava está TSMC (0,93 billones de dólares; es el mayor fabricante de chips del mundo).
Que 7 de las diez compañías que más valor tienen estén relacionadas con la tecnología no es sorprendente; que la mayoría esté relacionada con productos que usamos a diario, y que nos resultan casi vitales (Google, Instagram, un iPhone o Android, Windows, un servicio digital) es previsible; que la número uno sea una compañía que hasta hace no tanto estaba intrínsecamente relacionada con el mundo de los videojuegos, y que aún hoy es una empresa de nicho, puede resultar llamativo.
Primero, los videojuegos
¿Tanta plata hay en los videojuegos? La respuesta es que no, pero fueron los videojuegos los que le dieron a esta compañía, fundada en abril de 1993 por Jensen Huang (el actual CEO), Chris Malachowsky y Curtis Priem, las herramientas necesarias para ser el corazón de lo que es hoy el principal motor de la tecnología, y el que el mercado asume como dominador en los próximos años: la inteligencia artificial.
Nvidia nació como una compañía dedicada a hacer chips que le permitieran a las computadoras mostrar gráficos tridimensionales (en principio, pero no solo, para videojuegos realistas) algo que hoy nos parece trivial, pero que en ese entonces requería un accesorio, hoy confinado a la computadora “gamer”: la placa de video, o tarjeta 3D. No era la única: tenía un rival acérrimo en ATI, hoy parte de AMD.
Como fuere, le fue bien diseñando estos chips, que son diferentes a los que usa una computadora normal para hacer los cálculos necesarios para que Windows cargue el Chrome, o que Android le dé lugar a la app de WhatsApp. La característica principal de estos chips (a los que se conoce como GPU, o unidad de procesamiento de gráficos, para diferenciarlos de los CPU, o unidades centrales de procesamiento, que fabrican Intel, AMD o Qualcomm) es que son muy buenos haciendo cálculos en paralelo, una función que resulta muy atractiva en el ámbito científico, como comprendió la propia compañía, que en 2006 presentó su primer chip para usos que no fueran para juegos.
El empujón cripto
Mientras la compañía seguía apostando por las placas de video y los chips para gráficos 3D (donde era, y es, un jugador principal), cada vez más poderosos, dos movimientos tectónicos estaban sucediendo en el mundo de la informática, con un impacto directo en otras zonas de la sociedad. Uno, la aparición y popularización de las criptomonedas. Otro, de la inteligencia artificial. Ambos viven mejor en un GPU, y Nvidia lo entendió rápido.
Como los chips diseñados para gráficos 3D permiten hacer muchos cálculos en paralelo con mucha eficiencia, son el hardware preferido para minar bitcoins (una tarea que requiere de muchísimos cálculos), tanto en forma casera como industrial. La compañía se convirtió en el proveedor principal -aunque no el único- de un insumo clave para un sector tecnológico que generaba mucho dinero, así que el valor bursátil de la compañía comenzó a crecer a un ritmo mayor al que venía teniendo. ¿Esas “granjas” de servidores que se usaban para minar criptomonedas? La enorme mayoría usaba chips de Nvidia.
Así que durante mucho tiempo Nvidia tuvo un problema, nacido de su éxito: los gamers que querían comprar una placa con un chip de Nvidia para poder jugar en casa no conseguían los productos de la compañía, porque los mineros de bitcoin los acaparaban todos. Tuvieron que poner insólitas limitaciones en su funcionamiento para hacerlos menos atractivos y permitir que los gamers pudieran comprar estos equipos.
A todo o nada por la inteligencia artificial
El otro impulso clave, que la llevó a la cima del mercado, llegó con la inteligencia artificial, una disciplina que parece haber nacido con el debut de ChatGPT en octubre de 2022, pero que en rigor viene dando vueltas hace mucho tiempo, aunque con usos más puntuales (reconocer rostros en fotos, por ejemplo, algo disponible en la última década): de hecho, en 2012 Nvidia tomó la decisión de comenzar a desarrollar chips optimizados para inteligencia artificial, que -de nuevo- funcionan mejor en procesadores capaces de hacer múltiples cálculos en paralelo, como los que diseña esta compañía.
“Tuvimos el buen juicio de orientar toda la compañía detrás de este objetivo”, dijo Huang en una entrevista hace un año. “Vimos muy temprano, hace una década, que esta manera de hacer software podía cambiar todo. Y rearmamos la compañía de abajo a arriba y de un costado al otro. Cada chip que hacemos está focalizado en inteligencia artificial”.
Nvidia acompañó el desarrollo de esos chips, de excelente rendimiento, con una serie de herramientas de software que permitieran a los programadores exprimir su capacidad al máximo. Esto hizo que sus chips fueran los preferidos para usar en todos los desarrollos de autos autónomos, que usan muchas estrategias y herramientas que hoy relacionamos con la inteligencia artificial; todos los autos Tesla, por ejemplo, llevan una computadora de Nvidia adentro. Ese software de Nvidia se llama CUDA, y es tan central para el desarrollo de aplicaciones de inteligencia artificial que un grupo de gigantes como Intel, Google y Qualcomm se unieron este año para crear una alternativa abierta.
Así como Intel en una época era sinónimo de PC, porque casi todas las computadoras tipo PC llevaban un chip de Intel, hoy pensar en una plataforma de inteligencia artificial es pensar, en buena medida, en un chip Nvidia.
El “hit” de la inteligencia artificial de Nvidia, si cabe el término, fue el A100, el procesador optimizado para tareas de inteligencia artificial que presentó en 2020 y que junto con su versión de 2022, el H100, está en el corazón de todos los centros de cómputo donde corre el software que hace funcionar a ChatGPT y otras plataformas de inteligencia artificial generativa; en marzo de este año presentó la nueva versión, B100, más poderosa y eficiente que la anterior.
La que más vale, pero no la que más factura
Aunque Nvidia ya parecía encaminada al estrellato (en términos bursátiles, al menos) nadie esperaba tanto. En octubre de 2022 Nvidia, el fabricante de las piezas que hacen que ChatGPT funcione, valía 280.000 millones de dólares. No es poco, claro, pero estaba en línea con una compañía exitosa en lo suyo, con treinta años encima. Pero de nicho. En noviembre de 2022 OpenAI presentó ChatGPT, y rápidamente quedó claro que inauguraba una nueva era en aplicaciones tecnológicas. Para diciembre, Nvidia superó los 400.000 millones de dólares de valuación; en enero de 2023 se unió al club de empresas con una valuación superior al billón de dólares; en marzo de este año llegó a los 2 billones; este mes llegó a los 3 billones de dólares. Jensen Huang, el CEO y fundador de la compañía, tiene una fortuna personal de 119.000 millones de dólares, bastante más que los 20.000 millones que tenía en 2023, cuando las acciones de la compañía no valían tanto.
Lo notable del caso para esta empresa que emplea a 26.000 personas es que su facturación está muy lejos de su valuación: es una empresa que facturó 26.900 millones de dólares en su año fiscal 2023, un número para nada despreciable, pero muy lejano de lo que facturan sus compañeros billonarios: Microsoft facturó, en el mismo periodo, más de 200.000 millones de dólares; Apple, tercera en valuación, facturó 383.000 millones de dólares durante 2023.
La apuesta por el futuro
¿Por qué, entonces, si Nvidia facturó en todo un año lo que Apple facturó en un mes, valen lo mismo para el mercado? Porque en febrero de este año Nvidia confirmó que en su año fiscal 2024 (que no se corresponde con el calendario) facturó 60.900 millones de dólares, un 126 por ciento más que el año anterior; las ventas de equipamiento para centros de cómputo (donde viven ChatGPT y sus congéneres) crecieron más de un 400 por ciento de un año a otro.
Lo que le da valor a la acción de esta compañía nacida hace tres décadas es su futuro: la industria tiene claro que es el jugador clave en el mundo de la inteligencia artificial, un sector tecnológico que está viviendo una explosión de usos y propuestas, y que está muy lejos de haber alcanzado su techo. Esa perspectiva de crecimiento casi infinito, que le da también una valuación de 80.000 millones de dólares a OpenAI (la compañía detrás de ChatGPT, y que fue fundada en 2015) es la que pone a Nvidia en la cúspide del mundo bursátil.