Cómo la inteligencia artificial está transformando las guerras en Ucrania y Gaza
Las armas autónomas y el software que potencia las capacidades militares de los ejércitos están cambiando los conflictos bélicos
- 5 minutos de lectura'
Como antes lo hicieron la pólvora y la bomba atómica, la inteligencia artificial (IA) tiene la capacidad de volver a revolucionar la guerra, según analistas, transformando los enfrentamientos humanos de forma antes inimaginable y mucho más letal.
La integración de esa tecnología en armamento, vehículos y programas de computación militares ha modificado las líneas de combate en conflictos como el de Ucrania y además, amenaza con cambiar la competencia por la supremacía global entre China y Estados Unidos.
El tema había surgido antes de la cumbre que los mandatarios Joe Biden y Xi Jinping sostuvieron este miércoles en California y se había especulado con que ambos podrían pactar una prohibición del uso de armamento letal autónomo.
Sin embargo, no se produjo tal acuerdo entre los líderes de Estados Unidos y China, quienes dejaron que sus equipos de expertos continúen analizando la aplicación de esta tecnología que puede revolucionar el escenario bélico en el aire, mar o tierra.
Un crucero autónomo experimental de la Armada estadounidense
Expertos occidentales sostienen que Pekín invierte de forma masiva en la IA, al punto que pronto podrá cambiar el equilibro de poder en la región Asia-Pacífico, y quizás más allá.
Y eso supondría profundas modificaciones en el orden mundial dominado desde hace mucho tiempo por Estados Unidos.
“Ser visible sería una sentencia de muerte”
Robots, drones, torpedos y otros dispositivos: gracias a tecnologías que van desde la visión por computadora hasta sofisticados sensores de campo, todo tipo de armas podrían ser transformadas en sistemas automáticos controlados por algoritmos de IA.
Pero la autonomía no significa que un arma pueda “despertarse en la mañana y decida comenzar una guerra”, señaló Stuart Russell, profesor de ciencias de la computación en la Universidad de Berkeley, California. “Significa que tienen la capacidad de localizar, seleccionar y atacar blancos humanos, o blancos que llevan seres humanos, sin la intervención humana”, explicó.
Los robots asesinos de numerosas historias y películas de ciencia ficción son un ejemplo obvio y se han analizado. Aunque Russell considera que quizás “ese es el menos útil”. Muchas armas aún están en fase de prototipo, pero la guerra que se desarrolla tras la invasión rusa de Ucrania ofrece una muestra del potencial de esta tecnología.
Drones piloteados de forma remota no son novedad, pero van ganando más autonomía y son usados por ambos bandos, obligando a las tropas a buscar más refugios subterráneos. Ese podría ser uno de los mayores cambios inmediatos, según Russell. “Una consecuencia probable de tener armas autónomas es que básicamente, ser visible en cualquier punto del campo de batalla sería una sentencia de muerte”, opinó.
Armas autónomas tienen ventajas potenciales a nivel militar: pueden ser más eficientes, son más baratas y carecen de emociones humanas, como miedo o rabia, presentes en combate.
Pero todas esas ventajas generan problemas éticos. Por ejemplo, si su fabricación es barata, no hay virtualmente ningún límite en el poder ofensivo de un agresor, según Russell. “Puedo simplemente lanzar un millón de ellas a la vez y si quiero puedo diezmar una ciudad entera o un grupo étnico entero”, dijo.
Vehículos autónomos
Submarinos, barcos y aviones de operación autónoma podrían ser un gran avance en materia de vigilancia o apoyo logístico en áreas remotas o peligrosas.
Este es el objetivo del programa “Replicator”, lanzado por el Pentágono para contrarrestar la poderosa supremacía numérica de China en tropas. El objetivo es poder enviar varios sistemas baratos y fáciles de reemplazar rápidamente en distintos escenarios, sostuvo la subsecretaria de Defensa de Estados Unidos, Kathleen Hicks. Explicó que, si numerosos dispositivos son “lanzados al espacio al mismo tiempo... resulta imposible eliminarlos o degradarlos todos”.
Muchas compañías desarrollan y prueban vehículos autónomos, como la californiana Anduril, que tiene un submarino autónomo “optimizado para diversas misiones de defensa y comerciales”, como detección oceanográfica de largo alcance, reconocimiento del espacio de batalla submarino, maniobras antiminas, cartografía de fondos marinos y guerra antisubmarina.
Programas tácticos
Controlado por IA y capaz de procesar un sinfín de datos recabados por satélites, radares, sensores y servicios de inteligencia, el software con fines tácticos puede ofrecer a los humanos un verdadero avance en planificación militar. “Todo el mundo [en el Departamento de Defensa] necesita entender que la información es en realidad la munición en una guerra de IA”, resaltó Alexander Wang, jefe de la compañía de programación Scale AI, durante una audiencia en el Congreso estadounidense este año.
“Tenemos la mayor flota de material militar del mundo. Esta flota genera 22 terabytes de datos al día. Así que si podemos configurar e instrumentar adecuadamente esa información que se está generando en grupos de conjuntos de datos para IA, podemos crear una ventaja en información bastante insuperable en lo que respecta al uso militar de la inteligencia artificial”, detalló.
Scale AI tiene un contrato para desarrollar un modelo de lenguaje en una red de inteligencia de una importante unidad del Ejército de Estados Unidos. Su chatbot bautizado “Donovan”, debería permitir a los mandos “planificar y actuar en cuestión de minutos, en lugar de varias semanas”, sostiene la empresa.
Sin embargo, el jefe diplomático de Estados Unidos, Anthony Blinken, ya adelantó que existen límites, como en el caso de decisiones de uso del armamento nuclear.
Con información de AFP