Como el de Terminator 2: crearon un robot líquido que se desarma y autoensambla para superar obstáculos
Tiene un tamaño microscópico, y en el futuro podría usarse para llegar a zonas del cuerpo humano inaccesibles con un instrumento convencional; lo crearon en la universidad de Soochow en Taiwán
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Quizá sea esta la fecha en la que futuros historiadores marcan el inicio del fin de la humanidad. O, por el contrario, del momento en el fuimos capaces de crear algo único que mejoró nuestra calidad de vida. Habrá que esperar a que esta idea genial se haga realidad más allá del laboratorio, donde está confinada: un robot minúsculo hecho de piezas magnéticas, capaz de desarmarse y volver a ensamblarse sin ayuda, lo que le permite pasar a través de toda clase de obstáculos.
La buena noticia es que este robot creado por investigadores de la Universidad de Soochow en Taiwán no se parece en nada -por ahora, al menos- al T-1000 que persigue a John Connor y al robot protagonizado por Arnold Schwarzenegger en Terminator 2 (1991), hecho de una suerte de metal líquido que le permite toda clase de proezas (y que dificulta detenerlo, como comprueban en la película cuando le tiran un escopetazo en la cara).
Aquí se trata de una prueba de laboratorio: un pequeñísimo robot hecho con unas gotas de ferrofluido magnético (partículas de óxido de hierro) suspendido en aceite. Tiene un centímetro de tamaño; le falta para transformarse en una amenaza para la humanidad, pero es un inicio.
Lo que mostraron los investigadores es que con una serie de imanes pudieron hacer que el robot se moviera por una suerte de laberinto y, de ser necesario, cambiara su forma para poder superar una barrera física (un lugar donde en su configuración original no podía pasar, por ejemplo).
Un robot médico construido de esta manera, por ejemplo, podría circular por el torrente sanguíneo e ir cambiando de forma para adaptarse a las venas humanas y llegar a destino, donde aplicar alguna medicina o realizar alguna acción imposible de otra forma (bloquear un derrame, por ejemplo, o hacer un diagnóstico sobre una lesión).
No es la única idea para hacer robots microscópicos que recorran el cuerpo humano: en la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, mostraron recientemente un robot con un tamaño del grosor de un pelo humano que puede ser guiado por un rayo láser; de hecho, se podrían inyectar un millón de ellos con una aguja hipodérmica convencional.
Como sea, el robot líquido creador en Taiwán, al igual que el de Cornell, todavía debe ser controlado desde fuera del cuerpo por un operario humano, y sigue estando limitado a un laboratorio de prueba.
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