¿Camiones que cruzan la frontera y declaran la mercancía a la aduana en menos de 10 minutos? Así son los puestos de control en entre Noruega y Suecia, la frontera más larga de la Unión Europea. Escáneres gigantes y tecnología de punta permiten agilizar y reducir la burocracia de un proceso que en otros países resulta complicado y farragoso.
Para saber cómo controlar una frontera de forma eficiente, sin fricciones y con tecnología de punta hay que ir a Noruega. Al menos, eso es lo que la aduana de ese país te hace sentir. La tecnología es clave, pero también la colaboración.
Noruega, que no es miembro de la Unión Europea (UE), tiene una frontera de 1.600 kilómetros con Suecia, que sí forma parte del bloque. Se trata de la frontera más larga de la UE.
Los noruegos, sin embargo, sí forman parte del Espacio Económico Europeo (EEE), que le permite participar en el mercado interno de la UE sin pertenecer a ella. Esto que significa que pueden comerciar con ella sin tener que pagar tasas. Pero no les libra de tener que realizar chequeos aduaneros.
Escáner gigante
"No creo que haya ninguna otra frontera en el mundo que sea tan fácil de cruzar", le aseguró a la BBC Kristen Hoiberget, el encargado de las operaciones aduaneras en el estrecho de Svine.
Este punto es uno de una docena de cruces fronterizos que pueden utilizar las empresas de transporte de carga. El tiempo de espera es de una media de 8 minutos, según explicó.
Ha habido una gran inversión en tecnología para agilizar el proceso. Esto incluye sistemas informáticos que permiten declarar la mercancía a la aduana antes de salir del almacén y una sofisticada red de comunicaciones llamada Nordnet, que ayuda a los 1300 agentes a coordinar las labores de patrullaje en una frontera tan kilométrica.
A esto se suman cuatro escáneres gigantes que hacen una radiografía de los camiones que son elegidos para ser inspeccionados en busca de contrabando. En un almacén del estrecho, los agentes mostraron a la BBC los resultados: cajas llenas de vodka y cerveza polaca que tenían como destino Noruega, donde el alcohol se tasa con impuestos muy altos.
También había un saco de papas, ya que el traslado de comida y productos agrícolas entre fronteras está estrictamente controlado.
Una frontera imperceptible
Los automóviles pasan por la carretera sin que sus conductores se den cuenta de que están siendo examinados. Pero varios agentes los miran desde un centro de control. Allí, un grupo de pantallas transmiten imágenes de las docenas de cruces sin personal que se reparten a lo largo de la frontera con Suecia.
Utilizan un sistema de reconocimiento de placas de automóviles (ANPR, por sus siglas en inglés) que dispara alertas si un vehículo no está asegurado o está incluido en alguna base de datos por algún motivo. Aunque, de momento, lo están empleando más para detectar vehículos sospechosos que para realizar chequeos de aduana.
A largo plazo, la idea es que el ANPR se integre en los despachos aduaneros para que los camiones cuya carga ya fue declarada por Internet puedan pasar sin necesidad de parar.
La clave: la colaboración
Kristen Hoiberget estima que dentro de cinco años el 70% de los conductores de camiones que pasen por ahí no necesitarán hablar con nadie a la hora de cruzar la frontera. Por ahora, todavía hay mucho papeleo de por medio. Primero, con los agentes aduaneros y, luego, con las oficinas aduaneras.
A las 15:00 se había acumulado una multitud de conductores de camión. Sacan un vale y esperan su turno para mostrar sus documentos a los oficiales. Un camionero sueco gruñe que el proceso puede demorar una hora y media y que no le impresiona el nivel de atención al cliente.
Pero no sólo la tecnología ha hecho que este control fronterizo se vuelva tan imperceptible y fácil de realizar. La colaboración también juega un papel importante.
Suecia y Noruega tienen un acuerdo anterior al mercado único europeo. Este estipula que los camiones sólo deben parar en un puesto de control fronterizo y le da a la policía de cada país el derecho a actuar en el territorio del otro, siempre y cuando no sobrepasen los 16 kilómetros.
Un ejemplo de esta cooperación se pudo ver durante la investigación de un gran fraude que buscaba importar ajo chino a Suecia. La trama llevaba la mercancía a Noruega, donde la etiquetaba como si hubiera sido producida en ese país para evitar la tasa que la UE aplica a estos productos.
Una tarea compleja, pero posible
Anita Graff y Vidar Gundersen son dos agentes de aduanas de Noruega y Suecia, respectivamente, que cuentan con décadas de experiencia. Ahora trabajan en una agencia de aduanas comercial, pero en su día formaron parte de un proyecto piloto para acelerar los controles fronterizos a través de la tecnología.
"Es posible habilitar soluciones para tener unos cruces fronterizos más ágiles y sin paradas. Esa tecnología ya existe", aseguró Graff, que añadió que implantar un sistema así puede tardar unos 18 meses.
Gundersen consideró que la colaboración entre países es vital: "Se ha de trabajar en esto juntos y debe quedar a la vista que existe un desafío por resolver en común".
De regreso al puesto fronterizo del estrecho de Svine, Hoiberget advirtió que se trata de un reto que no ha de ser subestimado. Él lidia con 1300 camiones diarios pero, por ejemplo, cuando Reino Unido abandone la UE se enfrentará a una cantidad 10 veces mayor de vehículos en el puerto de Dover y el terminal de carga del Eurotunel.
Su consejo para los británicos es conseguir un buen tratado de comercio con la UE: "Si no logran ningún acuerdo, habrá un problema muy grande, ya que todos tendrán que ser parados para declarar toda la mercancía. Sin colaboración habrá que detenerse a ambos lados de la frontera y eso implica mucha burocracia".
La tecnología necesaria para tener una frontera como la de Noruega y Suecia no es muy complicada. El verdadero reto está en poner a los políticos, agentes de aduana y empresas de diferentes países de acuerdo para habilitarla con éxito.
BBC Mundo