Cómo cargar el teléfono celular con el movimiento del cuerpo
Además de las baterías de mayor capacidad o los cargadores portátiles, diversas iniciativas buscan emplear métodos alternativos para darle energía a los smartphones
Uno de los principales problemas de la tecnología actual es la necesidad de andar recargando continuamente los dispositivos. Con smartphones que igual o superan el poder de cómputo de una PC, las baterías de ion de litio no dan abasto para alimentar a los equipos, por lo que los cargadores comunes y los portátiles son un bien preciado en el mundo actual. Si bien se intenta por muchos medios mejorar y prolongar la potencia y duración de las baterías, hay investigaciones en marcha para intentar cambiar la forma en que se cargan los dispositivos. Muchas de ellas coinciden en aprovechar la energía cinética, es decir, la del propio cuerpo humano.
En su edición del mes pasado, la prestigiosa revista Science publicó un nuevo invento, ideado por un equipo de la Universidad de Pekín, que desarrolló unos dispositivos llamados nanogeneradores triboeléctricos (que fueron bautizados con un nombre más simpático, o al menos más fácil de recordar: saTengs) capaces de generar electricidad con la energía generada por el cuerpo en movimiento.
Los saTengs, diseñados con un electrodo líquido conductor y una cubierta flexible y elástica de goma, son ultraflexibles y se pueden acomodar a cualquier parte del cuerpo, de manera que con el simple movimiento de brazos o las piernas al caminar serían capaces de cargar a un smartphone. Claro que eso requerirá una gran cantidad de kilómetros recorridos, porque su capacidad de conducir energía es, al menos en principio, limitada.
No es el primer intento (ni mucho menos) de aprovechar el mismo cuerpo humano como cargador portátil. De hecho, hace un par de años, desde Corea del Sur una investigación apuntaba a que el propio calor corporal sería capaz de alimentar la batería de cualquier dispositivo wearable. Se trataría de un sensor térmico muy flexible y superligero, capaz de transformar la energía térmica en eléctrica. A diferencia de los saTengs, no sería necesaria la actividad física para la recarga, ya que estos termogeneradores aprovechan el calor emitido por el cuerpo en todo momento.
El mismísimo Martin Cooper, considerado el padre de la telefonía celular, sugirió hace poco retomar las ideas de Nicola Tesla y aprovechar las ondas de radio como una solución ideal para cargar los dispositivos, y que los propios transmisores deberían estar muy cerca, ya sea en la mochila, en el bolsillo o, llegado el caso, en el propio cuerpo.
Hace un par de años, científicos de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, desarrollaron un dispositivo implantable que extrae energía del movimiento de los órganos humanos, transformándola en corriente eléctrica. De esa manera, según el estudio, se podría alimentar la batería de un marcapasos. Pero también estaba en estudio el uso de supercondensadores de grafeno, capaces de recargar una batería en pocos minutos.
Otro enfoque es el de la empresa Pavegen, que diseñó baldosas que almacenan la energía que dejaban los seres humanos que las pisaban cada día. La tecnología de Pavegen genera electricidad cuando se comprime una de las baldosas, lo suficiente para mantener encendida una lámpara LED durante 30 segundos, y fue implementada en una cancha de fútbol en Brasil. Con eso en mente, están estudiando cómo aplicar esa tecnología en la suela de los zapatos, para generar energía al caminar y que pueda ser aprovechada para alimentar dispositivos portátiles.
El año pasado, estudiantes mexicanos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) crearon un dispositivo que se coloca en la rodilla, y que transforma en electricidad y almacena la energía cinemática del cuerpo humano al caminar o correr. Realizado con fibra de vidrio, este dispositivo trae dos puertos USB y mide 10 centímetros del largo. Puede cargar una batería en dos horas de actividad intensa o cuatro de actividad moderada. Está en proceso de obtener la correspondiente patente.
Ya en 2012 un desarrollo similar, pero pensado para aplicaciones militares, se había desarrollado en Inglaterra. Investigadores de las universidades de Cranfield, Liverpool Salford pensaron en una forma de cargar podómetros, acelerómetros y monitores de presión y latidos de corazón a través de la energía de caminar y correr. De esta manera, evitan quedarse sin energía en un momento delicado o tener que parar para recargar (si encuentran un lugar donde hacerlo).
Hasta ahora, todas estas investigaciones están en estado latente, pero ninguna ha logrado convertirse en una realidad concreta y palpable. Por eso es que aún es necesario andar con un cargador portátil a cuestas.
Uno de los productos que sí están disponibles es Ampy, una batería externa que se recarga con el movimiento del cuerpo, y que puede alimentar a los smartphones, tablets, etc. luego de varias sacudidas a lo largo del día, aprovechando la actividad física diaria. Ampy promete 24 horas extra de duración de la batería. Las primeras críticas, sin embargo, sostienen que se necesita mucha actividad para hacer efectiva la carga.