El anuncio de Google de que ya no trabajará con Huawei es solo un ejemplo más de la decisión del gobierno de Donald Trump de agregar al gigante tecnológico chino a su "lista" de compañías con las que las empresas estadounidenses no pueden trabajar.
Pero el verdadero impacto para Huawei puede ser enorme.
Si bien a menudo nos referimos a los dispositivos de la empresa como simplemente "chinos", la realidad es mucho más compleja: contienen partes y tecnología de empresas de todo el mundo.
Lo mismo también puede decirse de Apple, que se basa, al menos en parte, en los chips creados por su rival, Samsung.
Para tener una idea de lo perturbador que es la decisión de EE.UU., echemos un vistazo a solo un componente de un dispositivo: la placa base o madre en el teléfono inteligente insignia de Huawei, el P30 Pro.
Es una placa de circuito que apenas tiene la longitud de un dedo, pero que se basa en una red de complejas cadenas de suministro y abastecimiento para que sea posible y asequible.
Los transceptores RF (verde agua, en la foto), que cuentan con un transmisor y receptor, y el chip de audio (amarillo) del P30 Pro están fabricados por HiSilicon, una empresa con sede en China que es propiedad de Huawei. Pero ahí es donde termina la tecnología propia.
El módulo frontal del chip (turquesa), que lo hace capaz de interactuar con las señales de la red móvil, está diseñado y fabricado por Skyworks, una empresa de semiconductores con sede en Massachusetts que está sujeta a las restricciones de EE.UU.
Un módulo adicional delantero (azul) para manejar diferentes frecuencias de radio es fabricado por Qorvo, una empresa de semiconductores con sede en Greensboro, Carolina del Norte. También se ve afectada por la prohibición.
Del otro lado, el almacenamiento flash (naranja) está diseñado por Micron Technologies, un especialista en semiconductores de 40 años con sede en Idaho.
Este componente significa que el P30 tiene 128 GB de espacio para instalar el software del teléfono, así como espacio para que el usuario almacene imágenes, videos, etc.
Alrededor del 13% de los ingresos anuales de Micron provienen de las ventas a Huawei, según cifras de la compañía.
Y finalmente, el DRAM (rojo) (memoria de acceso aleatorio dinámico) diseñada y fabricada por SK Hynix, una firma surcoreana que también suministra componentes a Apple y a otros.
SK Hynix no está afectada por las restricciones de EE.UU., pero existen problemas diplomáticos: China mostró preocupación de que SK Hynix y otros fabricantes de chips surcoreanos estén trabajando juntos para aumentar los precios al gigante asiático con el fin de capitalizar su experiencia. Las empresas lo niegan.
Futuro impredecible
Esta es solo una placa base, en un dispositivo.
El año pasado, Huawei publicó una lista de sus principales proveedores que incluye a 33 empresas estadounidenses.
Además de que Google tenga que retirar su versión de Android, los principales proveedores de tecnología de EE.UU., incluidos Xilinx, Qualcomm, Broadcom e Intel, han advertido que deberán dejar de vender su tecnología a Huawei para cumplir con la prohibición.
NeoPhotonics, una empresa con sede en San José que fabrica equipos de redes, tiene un contrato con Huawei que representa el 44% de sus ingresos totales.
El lunes, el Departamento de Comercio de EE.UU. emitió una licencia temporal que permite a algunas compañías seguir brindando soporte a las redes y dispositivos existentes, pero a más largo plazo, es un futuro inestable e impredecible para la cooperación entre los innovadores estadounidenses y chinos.
Analistas predicen que la decisión podría alentar el deseo de China de construir más tecnología dentro de sus propias fronteras.
Eso sería un movimiento difícil y costoso en algunas áreas. Pero a largo plazo le daría a China la oportunidad de establecer sus propios estándares sobre tecnologías futuras.
Eso aceleraría lo que algunos llaman la "balcanización de la era digital": dos redes separadas que cada una requieras de tecnologías diferentes para poder usarlas.