Weedmaps es una startup que se podría definir como el Tripadvisor de los dispensarios de marihuana. Bud and Breakfast es una suerte de Airbnb para amantes del cannabis. Por su parte, Eaze y Canary son startups que se dedican a la entrega de marihuana bajo demanda al más puro estilo de Deliveroo o Glovo. Todas ellas son plataformas de nicho que tienen en su esencia el modelo de negocio de grandes marcas digitales de reconocida trayectoria. Y es que, tal como cabría esperar, la industria del cannabis se ha dejado seducir por las nuevas tecnologías.
Las aproximaciones al entorno digital, sin embargo, no se reducen a las fórmulas ya existentes en otros sectores. Existen también herramientas de inteligencia de mercado y negocios basadas en datos, como Headset, dirigidas en exclusiva a esta industria. O soluciones más enfocadas en el software, como Optileaf y MJ Freeway, que ayudan en la gestión de pedidos y ventas y en el procesamiento de pagos.
La compañía de comercio electrónico cannábico Namaste Technologies compró el año pasado Findify, una startup que ayuda a generar recomendaciones personalizadas a sus usuarios a través de aprendizaje automático. Mientras tanto, otras compañías recurren a la inteligencia artificial para automatizar procesos en el cultivo de plantas en invernadero.
"Dadas las complejidades en el cultivo de cannabis de alta calidad, existe una inmensa oportunidad para aprovechar la automatización y los datos para mejorar el rendimiento y la calidad de los cultivos", señala Chris Beals, presidente y representante legal de la plataforma Weedmaps. "De manera similar, la diversidad y el rigor de las regulaciones que se aplican a los operadores de cannabis en diferentes jurisdicciones son tan complicadas que a menudo exigen soluciones de software y datos para permitir que las empresas mantengan el cumplimiento de manera rentable".
Además, debido a que muchas jurisdicciones han exigido que el mercado legal de cannabis realice un seguimiento cuidadoso de las transferencias y el origen de los productos, existe la posibilidad de aprovechar soluciones basadas en blockchain para crear mejores formas de rastrear los productos y garantizar que no se manipulen los libros de contabilidad. Por no hablar de la capacidad de esta tecnología para gestionar los pagos por compraventa de cannabis como hace la plataforma Alt36.
Dinero a espuertas
La proliferación de startups tecnológicas enfocadas en un mercado al que le queda camino por recorrer —la lista de países que permiten la venta de cannabis es reducida— viene acompañada de un notable aumento en la inversión. En 2018, las empresas del sector recaudaron cuatro veces más que el año anterior, según la firma de asesoría financiera Viridian Capital Advisors y empiezan a verse casos de empresas de reciente creación cuyo crecimiento les ha llevado a cotizar en Bolsa.
"En EE.UU. ha habido un efecto dominó con la legalización médica. Cada vez más estados tienen programas de cannabis medicinal y, con la legalización en Canadá, existen enormes oportunidades", apunta Elizabeth Ashford, responsable de comunicación de Eaze. "Es un momento emocionante, pero queda mucho camino para una expansión más global del sector".
Un informe sobre el estado de los mercados legales de marihuana llevado a cabo por las firmas de investigación Arcview Group y BDS Analytics estimaba que, en 2017, la industria estadounidense —que representa el 90% del sector en términos económicos— estaba valorada en 7,5 mil millones de euros. El mismo estudio preveía que superase los 20 mil millones antes de 2022, lo que supondría un crecimiento anual por encima del 20%.
"Esta industria representa uno de los sectores que más rápido crece en EE UU. Esto viene impulsado por un cambio de paradigma en el marco de la política de cannabis del país", expone Beals. "A medida que los mercados que se han abierto más recientemente maduren y los estados todavía cerrados vayan aprobando reformas de políticas integrales, la industria continuará expandiéndose considerablemente".
Jessica Billingsley, cofundadora y CEO de MJ Freeway, coincide en que la legalización es fundamental para el crecimiento de empresas en la industria, pero advierte que es solo el primer factor a tener en cuenta. "Derogar prohibiciones aumenta el acceso, pero también influye en la generación de una mayor conciencia respecto a sus beneficios médicos y termina suponiendo un cambio general en las actitudes de la sociedad hacia el consumo de cannabis", opina.
España, por su parte, presenta las limitaciones características de un mercado no regulado. "Existe un movimiento incipiente que se está consolidando, pero existen muchas trabas al carecer de normativa", lamenta Javier Puig, presidente de la Confederación de Asociaciones Cannábicas. Apunta que algunas empresas replican modelos de fuera y otras trabajan en innovaciones dentro de una industria existente, pero insiste en que el aumento de iniciativas en esta línea dependerá en gran medida de la regulación. "La innovación será posible si se trabaja en una normativa que no fomente los oligopolios y permita operar a empresas más allá de la industria farmacéutica, una legislación similar a la que afecta a las bebidas alcohólicas de baja graduación como el vino o la cerveza", concluye.
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