Cómo 3 proyectos argentinos elegidos por Google aplican la tecnología para mejorar la inclusión
Son los finalistas nacionales del Desafío Google.org, que busca fomentar proyectos de innovación con impacto social; desde hoy se puede votar la iniciativa local para llevarla a la final regional
Google anunció a los tres ganadores del Desafío Google.org, el primero que se realiza en América latina con el objetivo de fomentar proyectos de innovación con impacto social. Las elegidas son tres organizaciones sin fines de lucro con proyectos más que interesantes, que ofrecen soluciones no necesariamente tecnológicas para problemas concretos: una aplicación que traduce simultáneamente con una animación diferentes datos, lenguajes e interfaces al Lenguaje de Señas (y viceversa); una red que fabrica ladrillos ecológicos a partir de plástico PET para construir casas para personas de bajos recursos y sin contaminación; y una plataforma de financiamiento colectivo geolocalizada, que ubica choferes en zonas donde haya donantes de comida para llevarla y no tirarla, optimizando el proceso de distribución, ayudando a comedores a acceder a alimentos en buen estado, y más económica.
Tres sueños que se hicieron realidad entre 2300, la cantidad de proyectos presentados a nivel regional. Cada uno de ellos, por el hecho de ser finalistas argentinos, recibirá 350.0000 dólares más el apoyo de Google. El proceso de selección fue realizado por un jurado compuesto por Mariano Mayer, secretario de Emprendedores y PyMEs del Ministerio de Producción de la Nación; Juan Martín Del Potro, tenista; Carolina Cristina, investigadora del Conicet; María Celeste Medina, cofundadora de Ada, que forma a mujeres sin empleo en el campo de la tecnología; y Federico Procaccini, director general de Google Argentina. Se tuvo en cuenta su impacto social, su grado de innovación, la factibilidad técnica de realización y su escalabilidad.
A partir de hoy, el público podrá votar su proyecto favorito aquí. De allí saldrá el ganador argentino que participará en la final regional, que se hará en México en el mes de noviembre.
Sin importar cuál sea el resultado, ya ganaron: más allá del dinero, que no es poco, cada una de las fundaciones podrá contar con mentoría y apoyo que la empresa le brindará para poder hacer el diseño de su producto realidad.
Ladrillos ecológicos e inclusivos
La Fundación Eco-Inclusión es una red de ONGs que fabricarán ladrillos ecológicos a partir de plástico PET para viviendas de personas con bajos recursos. Ya tienen tres plantas de producción y todo el desarrollo previo fue realizado con el apoyo técnico-científico del Conicet y de la Secretaría de Vivienda y Hábitat de la Nación, quien lo habilita para la construcción de viviendas. El objetivo de sus integrantes es crear 4.120.000 ladrillos por mes, permitiendo la producción de 50 millones de ladrillos ecológicos por año, para construir más de 830.000 m2 de viviendas sustentables.
Su cálculo indica que con construcciones ecológicas de 30 m2, se ayudaría a 27.500 familias de bajos recursos por año. Eso sin sumar el beneficio del reciclado de 8.240.000 botellas plásticas por mes, el equivalente al 28% del plástico que actualmente se desecha en el país. Los creadores son de Alta Gracia, Córdoba, y por allí empezaron su transformación. Sus plantas productoras están en la Municipalidad de Alta Gracia, Malagueño y la Comuna de Villa los Aromos, y ya hacen realidad la recolección y construcción de viviendas dignas. La idea es crecer y ofrecer esta posibilidad en todo el país.
La obsolescencia programada de la comida
Wingu es la asociación civil que acogió al proyecto Nilus, que da vida a esta interesante propuesta que promete solucionar un problema mundial: el de la distribución de alimentos y la malnutrición en el país. La plataforma de financiamento colectivo funciona a través de una aplicación de geolocalización. Como si se tratara de un Uber, indica adonde hay un conductor (disponible y habilitado) cercano a zonas donde haya donantes de comida para llevarla a nuevo destino. ¿Qué alimentos? Los que se desechan industrialmente en buen estado, que generan contaminación y que podrían ser fuente de alimento para comedores comunitarios.
Según explica Ady Beitler, uno de sus creadores, estiman en cinco años rescatar 28,7 millones de kilos de de alimento, que beneficiará a 239.000 personas. El modelo es autosustentable: se cobra a los comedores una suma casi simbólica, de entre cinco y diez pesos por kilogramo de comida, para solventar los costos de logística y operación, al igual que hacen los Bancos de Alimentos. Beitler reconoció el problema transitando la parte trasera de un supermercado en Londres. Cuando analizó la realidad y los números, no dudó en tirarse de lleno a este proyecto. Junto con otros socios, le dieron vida a Nilus, que ya cuenta con una prueba piloto en el Banco de Alimentos de Rosario, con el objetivo de resolver este problema de inequidad, que sólo en la Argentina genera 16 millones de toneladas de desperdicios al año, es decir, 1 kilo de comida por día.
Un lenguaje verdaderamente inclusivo
Hace años que la ONG Señas En Acción (SEA) desarrolla acciones facilitadoras para la comunidad de sordos e hipoacúsicos, quienes quedan fuera del un gran porcentaje del lenguaje por no poder leerlo. Traddo (Signalo) es una aplicación multiplataforma y gratuita que traduce palabras en voz y texto a lenguaje de señas. Una vez finalizado el desarrollo lo hará a través de un completo personaje animado que hace de intérprete.
Los destinatarios directos de este proyecto serían las 70.000 personas sordas que hoy usan la lengua de señas en la Argentina, más su entorno familiar. El proyecto indica que en tres años, cualquier persona podrá comunicarse en Lenguaje de Señas utilizando esta aplicación. Como si se tratara de un Shazam del lenguaje, mezclando lo mejor de la inteligencia artificial y otras técnicas utilizadas en asistentes virtuales, y dando vida a SIGU, el personaje encargado de llevar a cabo la representación.
Agata Fornasa, presidenta de SEA, habla de Signalo como si fuera un hijo, o mejor dicho, el representante de lo que debería ser la segunda lengua del país, algo que con este facilitador no sería tan descabellado.
Una vez finalizada la votación del público, y a partir del 17 de octubre, un jurado regional evaluará los proyectos de los representantes de los cinco países que participan del desafío (Argentina, Chile, Colombia México y Perú) y seleccionará cinco, uno de cada país. La organización que resulte ganadora se llevará un premio adicional de 250.000 dólares. Quienes queden en segundo y tercer puesto, se les otorgará 150.000 y 100.000 dólares, respectivamente.
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