Clubhouse: por qué todos hablan de la nueva red social de audio
A 11 meses de su creación la aplicación ha aumentado enormemente en popularidad, mientras lidia con problemas de acoso, desinformación y privacidad
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SAN FRANCISCO — Robert Van Winkle, mejor conocido como el rapero Vanilla Ice, fue el centro de atención en línea la semana pasada con más de 1000 fanáticos.
En una conversación inconexa, Van Winkle elogió las actitudes de Bell Biv DeVoe, una banda de la década de 1990, y se mostró tímido cuando le preguntaron sobre su relación con Madonna. Van Winkle ofreció un consejo sobre bienes raíces y la vida: “Debes proteger tu felicidad para proteger tu vida”. En cierto momento, un participante protagonizó una serenata en la reunión con una versión a capela del éxito de Van Winkle, “Ice Ice Baby”.
Varias horas más tarde, Van Winkle confesó que debía irse antes de que se enojara la madre de su hijo.
Fue el tipo de evento espontáneo e impredecible que ha ocurrido día y noche en Clubhouse, una aplicación de redes sociales con 11 meses de vida cuya popularidad ha explotado entre las personas que marcan tendencia dentro de la cultura popular y tecnológica y que se está convirtiendo con rapidez en una plaza pública para los debates en torno a la libertad de expresión y la política.
La aplicación, la cual permite que la gente se reúna en salas de chat de audio para debatir distintos temas, ha sido descargada casi 4 millones de veces tan solo el mes pasado, según Apptopia. Figuras públicas como Elon Musk, Ai Weiwei, Lindsay Lohan y Roger Stone se han vuelto parte de ella y las conversaciones sin restricciones que ha posibilitado han desencadenado la ira de China, donde se prohibió Clubhouse la semana pasada.
En el proceso, Clubhouse ha generado un debate en torno a si el audio es la siguiente ola de las redes sociales, que trasladará las conexiones digitales más allá de los mensajes de texto, las fotografías y los videos hacia la anticuada voz. Todos los días en miles de salas de chats, los usuarios de Clubhouse han sostenido conversaciones libres sobre temas tan variados como la astrofísica, la geopolítica, la representación queer en Bollywood e incluso la poesía cósmica.
“Es un cambio importante alrededor del funcionamiento del internet social”, opinó Dave Morin, quien fundó la red social Path hace más de una década y es uno de los inversionistas de Clubhouse. “Creo que es un nuevo capítulo”.
Clubhouse ha tenido una trayectoria veloz —en mayo, apenas tenía unos pocos miles de usuarios—, aunque solo se pueda acceder a la aplicación por medio de una invitación y no esté disponible en todas partes. Las invitaciones son tan codiciadas que las han puesto a la venta en eBay hasta por 89 dólares. Las empresas de medios como Barstool Sports también han creado sus cuentas de Clubhouse y al menos una firma ha anunciado sus planes para contratar a un “alto ejecutivo de Clubhouse”.
La atención ha abrumado a la diminuta empresa emergente de San Francisco, la cual cuenta con una decena de empleados y fue fundada por dos emprendedores, Paul Davison y Rohan Seth. Aunque Clubhouse recaudó más de 100 millones de dólares en financiamiento el mes pasado y fue valuada en 1000 millones de dólares, ha tenido dificultades para manejar el aumento en el tráfico. El miércoles de la semana pasada, la aplicación se cayó. Además, Facebook y Twitter están trabajando en productos similares para competir con ella.
Clubhouse también se está enfrentando a quejas relacionadas con acoso, desinformación y privacidad. En un incidente del mes pasado, un usuario promovió teorías de la conspiración sobre las vacunas del coronavirus y desalentó a la gente a vacunarse, lo cual se reflejó en una situación de acoso contra una doctora.
Este mes, los reguladores alemanes e italianos cuestionaron en público la capacidad de las prácticas de datos de Clubhouse para cumplir las leyes europeas de protección de información. Además, China bloqueó la aplicación después de que surgieron conversaciones políticas fuera de los fuertes controles de internet en el país.
Clubhouse está siguiendo el camino clásico de las empresas emergentes de Silicon Valley, el cual también han seguido empresas de redes sociales como Twitter, Snapchat y Facebook: el crecimiento viral seguido de los problemas caóticos que conlleva. Es la primera empresa estadounidense de redes sociales que surge en años. El último gran éxito de las redes sociales en el mundo fue TikTok, una aplicación con dueños chinos que catapultó los videos de quince segundos hacia el discurso cultural.
Davison, de 40 años, y Seth de 36, se rehusaron a conceder una entrevista. En una conversación en Clubhouse, Davison señaló que la empresa tenía prisa por hacer nuevas contrataciones, crear nuevas funciones y lanzar la versión para Android de la aplicación.
“Simplemente ha sido una locura, se nos ha sumado muchísima gente”, comentó.
Davison y Seth, quienes estudiaron en la Universidad de Stanford, ya habían hecho emprendimientos. Davison creó varias aplicaciones de redes sociales, entre ellas Highlight, en la cual los usuarios podían ver y enviarle mensajes a gente cercana. Seth fue ingeniero de Google y cofundador de una empresa, Memry Labs, la cual creaba aplicaciones. Esas empresas emergentes fueron compradas o cerradas.
En 2019, los dos hombres —quienes se conocieron en 2011 en círculos del sector tecnológico— crearon un prototipo de aplicación para podcast, Talkshow, a la que definieron como “un último intento”. Sin embargo, Talkshow se sentía demasiado como una emisión formal, así que decidieron agregar un mecanismo para que las personas se unieran de manera espontánea a la conversación, mencionó el mes pasado Davison durante una entrevista en el podcast “Hello Monday”.
En marzo pasado, Davison y Seth lanzaron Clubhouse. Incluyeron un mecanismo para que varios participantes emitieran al mismo tiempo y lograron que la gente se moviera entre salas digitales como si pasaran de un escenario al otro en un festival de música o un congreso empresarial. Para evitar la saturación de su empresa emergente, distribuyeron las invitaciones poco a poco.
La aplicación se puso de moda cuando la gente buscó maneras de conectarse entre sí durante la pandemia. Algunos de sus primeros usuarios fueron capitalistas de riesgo de Silicon Valley como Marc Andreessen y su socio, Ben Horowitz, quien introdujo Clubhouse a sus redes. Oprah Winfrey, MC Hammer y John Mayer se unieron.
“Hay una sensación de tener acceso que es muy difícil de reproducir”, opinó Andy Annacone, inversionista de TechNexus Venture Collaborative, empresa que opera un fondo que invirtió en Clubhouse.
En mayo, la firma de capital de riesgo que manejan Andreessen y Horowitz, Andreessen Horowitz, invirtió 10 millones de dólares en Clubhouse, con lo cual su valor llegó a 100 millones. En ese entonces, Clubhouse solo tenía dos empleados.
Pronto, personalidades influyentes de TikTok, estrellas de YouTube y miembros del reparto de “The Bachelor” se volvieron activos en la aplicación. También engendró sus propias estrellas: hay gente en su “lista sugerida de usuarios” que acumula más de 1 millón de seguidores. En diciembre, Clubhouse lanzó un “programa piloto para creadores” con el fin de ayudar a los usuarios avanzados a ganar dinero en la aplicación.
“La gente ya está creando marcas”, dijo Sheel Mohnot, de 38 años y fundador de Tomorrow Ventures, con 1,2 millones de seguidores en la aplicación. “Hay muchos eventos en Clubhouse. Algunos de los que he visto tienen patrocinadores”. (Davison y Seth han declarado que la empresa planea ganar dinero por medio de eventos con boleto pagado, suscripciones y propinas, pero no venderá anuncios).
El crecimiento ha venido acompañado de críticas de que las mujeres y la gente de color son objetivos frecuentes de abuso y que ha habido un aumento en la cantidad de conversaciones que incluyen antisemitismo, homofobia, racismo y misoginia.
Porsha Belle, de 32 años, una figura influyente de Clubhouse en Houston, dijo que después de que habló sobre la misoginia en la aplicación, las personas formaron salas para animarse mutuamente a denunciar su cuenta con el fin de que la prohibieran. Su cuenta fue suspendida el lunes pasado.
Dijo que había intentado apelar a la empresa, pero encontró pocos recursos. “Mi página está suspendida mientras los matones pueden vagar libremente”, dijo.
Rachelle Dooley, de 40 años, es una gerente de redes sociales en Austin, Texas, que sufre de sordera, y dijo que la habían bloqueado y expulsado de algunas salas de Clubhouse.
“Puedo ver lo que aparece en los subtítulos, la gente dice: ‘¿Por qué una mujer sorda está en una aplicación de audio?’”, dijo. “Eso me paralizaba y me ponía a llorar”.
Clubhouse tiene una función de “bloqueo” para que los usuarios tengan más control sobre sus salas. Eso, a su vez, ha creado disputas sobre el acceso, incluso con un periodista de The New York Times.
Kimberly Ellis, de 48 años, académica de estudios estadounidenses y africanos en la Universidad Carnegie Mellon que dirige talleres sobre seguridad digital, dijo que también había estado en salas de Clubhouse donde las personas parecían dar consejos financieros pero, en realidad, estaban “haciendo mercadeo multinivel”.
“Algunos quieren aconsejarte y quitarte tu dinero con sus cursos”, dijo.
En una conversación celebrada el domingo en Clubhouse, Davison comentó que la empresa tenía reglas explícitas en contra de la difusión de desinformación, los discursos de odio, así como las situaciones de abuso e intimidación. El año pasado, la empresa anunció que estaba agregando asesores e implementando medidas de seguridad, así como dándoles más poder a los moderadores.
Sin embargo, Clubhouse también ha permitido que las personas que viven bajo la estricta censura de países como China y Turquía puedan hablar libremente sobre muchos temas. Algunos usuarios dijeron que estaban enganchados.
Brielle Riche, de 33 años, estratega de marcas en Los Ángeles, dijo que Clubhouse había abierto su mundo desde que comenzó a usarla en noviembre.
“Clubhouse nos da la oportunidad de conectarnos con extraños”, dijo. “Solo Clubhouse puede sacarte de TikTok”.
Just agree to do Clubhouse with @kanyewest
— Elon Musk (@elonmusk) February 10, 2021
Una semana después de que Clubhouse anunciara su financiación más reciente, el mes pasado, Musk desató un frenesí cuando apareció en la aplicación y entrevistó a Vlad Tenev, director ejecutivo de la aplicación de negociación de acciones Robinhood. Musk ha prometido regresar a Clubhouse con Kanye West y ha invitado al presidente ruso Vladimir Putin a la aplicación.
.@KremlinRussia_E would you like join me for a conversation on Clubhouse?
— Elon Musk (@elonmusk) February 13, 2021
Unos días después, Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Facebook, participó en una charla sobre la realidad virtual y aumentada. Luego, China prohibió la aplicación.
El domingo, 5000 personas, el máximo aforo en una sala de Clubhouse, asistieron a una sesión semanal con los fundadores. Davison se unió tarde porque había estado en otra sala dando la bienvenida a Tim Kaine, senador demócrata por Virginia, a la aplicación.
“Solo estamos tratando de mantenernos al día”, dijo Davison.
Adam Satariano colaboró en este reportaje.
Erin Griffith reporta sobre nuevas empresas tecnológicas y las compañías de capital de riesgo en la oficina de The New York Times en San Francisco. Antes de unirse al Times, fue escritora sénior en las revistas Wired y Fortune. @eringriffith
Taylor Lorenz es una reportera de tecnología radicada en Los Ángeles que cubre la cultura de Internet. Antes de trabajar en The New York Times, fue redactora de tecnología y cultura en The Atlantic y The Daily Beast. @taylorlorenz
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