Cinco pasos simples para cuidar las baterías
Hay dos posibilidades. O mi organismo influye sobre las baterías de iones de litio de una forma positiva y preserva su integridad, o los consejos de manuales, ingenieros y químicos dan resultado. Créame, no hay efluvios metapsíquicos ni emanaciones ectoplasmáticas. Ni suerte, como me han dicho en alguna ocasión. No hay nada mágico en este asunto de la vida útil de las baterías y la duración de su carga. Hay prácticas correctas, aunque en general no son las más fáciles de acatar, y prácticas incorrectas, que por supuesto son las que las circunstancias nos suelen obligar a seguir.
Hay dos noticias en este sentido, una buena y una mala.
La mala es que los acumuladores son muy sensibles al maltrato, y cada tipo lo es a su modo. La buena noticia es que unas pocas medidas simples y posibles, aunque a veces contraintuitivas, garantizan que la batería de la notebook o el celular van a mantenerse en excelente forma, dando muchas horas de autonomía durante dos o tres años (y no durante sólo un semestre). Ya hemos escrito en otras ocasiones sobre este tema, pero creo que hicimos demasiado énfasis sobre el aspecto técnico en lugar de las reglas prácticas. Y si hay algo que, por sí, no alarga la vida de las baterías es conocer los mecanismos que las hacen funcionar. Sí, estos acumuladores que hoy llevamos encima todo el día son verdaderas usinas químicas, pero no nos detendremos en eso hoy.
Más bien, punto por punto, desarmaré esa supuesta magia negra de la que me acusan cuando les digo que mi actual celular tiene un año y medio y su autonomía sigue siendo la misma (casi la misma, en rigor) que cuando lo compré; o que tuve un Nokia E70 que tres años después de su estreno conservaba una autonomía de unos cuatro o cinco días, y estaba siempre encendido.
Ahí vamos.
Las baterías de todos los dispositivos electrónicos actuales, salvo muy pocas excepciones, son de iones de litio. La notebook, la netbook, el celular, el smartphone, la tablet, el e-book y la cámara de fotos usan esta clase de baterías. (Excepciones son el teléfono inalámbrico y el UPS, por ejemplo, que usan sus propios tipos de batería.) Cierto es que hay varias clases de baterías de iones de litio, pero no entraremos aquí en esas sutilezas.
El que la mayoría de los acumuladores que tenemos alrededor sean de la misma clase es otra buena noticia, porque como dije antes cada tecnología (las de níquel- cadmio, o NiCd, las de hidruro de níquel metálico, o NiMH, y las de iones de litio, o Li-ion) debe cuidarse de formas diferentes y tiene defectos intrínsecos diferentes. Con menos variedad podemos concentrarnos en las de Li-ion y cubrir de esa forma todos los equipos de alta tecnología.
1. Primero, cargar. Cuando compre un equipo nuevo controle la ansiedad (sé lo que se siente, de verdad) y cargue la batería hasta que esté por lo menos al 50% de su capacidad total. Las de iones de litio no necesitan que se las cargue durante 14 o 15 horas, como las NiCd y las NiMH, pero detestan quedarse totalmente sin carga. ¿Y qué hacemos cuando compramos un chiche nuevo? Probamos todo lo que puede hacer y lo usamos mucho más que en condiciones normales. Como estas baterías deben almacenarse al 40% de carga, carga que pierden con el paso del tiempo, es posible que reciba su equipo con poca autonomía. Se distraerá probando de todo un poco y castigará innecesariamente los acumuladores llevándolos a niveles muy bajos. Tómese un rato y deles una primera carga. ¿Por qué no al 100 por ciento? Por varios motivos, pero el principal es que estas baterías prefieren los términos medios. Tampoco les conviene, como uno tiende a pensar, estar siempre con mucha carga. Lo ideal es usarlas entre el 20 y el 80 por ciento, según mi experiencia, dato que coincide con la información que estuve leyendo en estos días.
2. Son perecederas. Las baterías de iones de litio son perecederas. Así que no existe modo de ahorrar estos componentes para usarlos más adelante. Se gastarán incluso si no las usa y, de hecho, guardarlas durante mucho tiempo sin restaurarles la carga regularmente (lo que es todo un trabajo, y al final nos olvidamos) las arruinará. Si pasan de un mínimo de carga, ya no sirven más.
Las analogías siempre dejan que desear, pero ayudan a no olvidar ciertos conceptos. Estas baterías son como músculos, cuanto más las ejercite, mejor servicio le ofrecerán. Así que úselas, úselas, úselas.
Desde luego, si las hace trabajar en pésimas condiciones sólo logrará dañarlas, pero eso no significa que les haga bien estar inactivas; se producen varios defectos acumulativos por el hecho de usarlas, pero, de nuevo, nada hay peor para estas baterías que tenerlas ociosas. Garantizado.
3. Cómo almacenarlas. Si no va a usar un pack de baterías de iones de litio durante algún tiempo, no debe cargarla al máximo, como indica el sentido común, sino al 40% (o, digamos, si no tiene un indicador tan preciso, entre el 40 y el 50%), y no las almacene por más de uno o dos meses.
4. No las cargue mientras las usa. El peor enemigo de las Li-ion es el calor. Se calientan al cargarlas, y eso ya no es divertido. Si además usted tiene la costumbre de cargar su teléfono mientras lo usa con el GPS, Wi-Fi y 3G activados, lo que añade más temperatura, y además en un ambiente caluroso o al sol, le aseguro que arruinará en poco tiempo esas baterías. Es química. No mala suerte.
Así que la regla aquí es nunca cargar el equipo (el que sea) mientras lo está usando activamente; por ejemplo, no hace falta apagar el celular mientras lo carga, lo que hay que evitar es hablar o usar Wi-Fi mientras lo tiene enchufado a la red eléctrica. Una vez no hace nada (o, para ser exactos, causa un daño insignificante). Pero la repetición es muy destructiva. Este es posiblemente el mandato más difícil de seguir, porque la autonomía suele ser menor que la que necesitamos, así que, sin saber que estamos haciendo algo mal, enchufamos la notebook y seguimos tipeando.
Pero hay algo más. Como dije antes, las baterías de iones de litio prefieren los términos medios. Tampoco les gusta estar al 100% de su capacidad. Así que éste es el peor escenario posible: uno se olvida de que el equipo está enchufado y completamente cargado y lo sigue usando durante varias horas, y repite esta operación semana tras semana. Este es el motivo por el que tantas notebooks que se usan para reemplazar una desktop tienen baterías con una autonomía de 20 minutos.
Así que evite esta práctica o saque la batería si va a usar el equipo enchufado. Lo que, como estará pensando, es todo un esfuerzo, porque esas baterías deben almacenarse correctamente (ver 3) para que no se arruinen. Esta es una de las muchas razones por las que una notebook no es un buen reemplazo para una desktop.
No es, en cambio, riesgoso (al menos hasta donde sabemos y según mi experiencia) dejar la máquina apagada y enchufada. Cuando la batería informe que está al 100%, la carga cesará.
5. Manténgase en el medio. Las de iones de litio no sufren el defecto llamado memoria de carga . Así que puede volver a cargarlas en cualquier momento, aunque todavía les quede bastante autonomía. Como dije, tampoco son muy amigas de que las agoten por completo. Mi consejo: cárguelas en cada ocasión que encuentre y evite que bajen del 20 por ciento.
Algunos, entre otros Apple ( http://www.apple.com/batteries/ ), aconsejan descargarlas hasta el 15 por ciento cada uno o dos meses. No sé si esto en efecto cambia la vida útil del acumulador, pero lo que seguro es cierto es que agotar a diario las de iones de litio no les hace ningún bien. A veces es imposible que un smartphone o la notebook no agiten su carga tras un día de trabajo, es cierto, pero ahora al menos sabrá cuál es uno de los motivos, no ciertamente el más grave, por el que sus acumuladores van perdiendo paulatinamente autonomía.
Otra cosa: no baje mucho más del 15% porque debajo de ese nivel el software que nos dice cómo está la carga se vuelve cada vez menos confiable. No intente dejarlas en cero. No hay nada así, de hecho. Entre la química de la batería y su indicador en pantalla hay circuitos y software que intentan por todos los medios que no cometamos errores y que la batería no se arruine o, para el caso, que no se prenda fuego.
Una anécdota, para ilustrar esto. Una noche estaba twitteando desde mi netbook cuando noté que la carga había caído al 12% y que le quedaban 10 o 15 minutos de autonomía. No recuerdo los valores con exactitud, pero lo empecé a narrar en la línea de tiempo como una película de suspenso. Era una batería de repuesto, así que podía hacer lo que no se debe hacer. Y además para eso me pagan. Pues bien, pasaron los 10, los 15 y los 30 minutos, y la carga seguía marcando 12 por ciento. Funcionó 45 minutos antes de que el sueño me venciera y la pusiera a cargar antes de irme a dormir.
Es decir que, calibración aparte, el fabricante de la batería se deja un margen en el mínimo para que uno no arruine la batería al intentar arrancarle unos minutos más. También, por otro lado, según he leído, se cubren en el máximo, y muchas veces el 100% es en realidad 80 por ciento.
Otros consejos
- Si está en un ambiente caluroso y siente que el dispositivo (típicamente el celular) está levantando temperatura, no es una alucinación. Pueden ser varios factores a la vez, no nos importan de momento las causas. Pero es un pésimo escenario. A menos que esté esperando una llamada que podría cambiarle la vida, apague de inmediato el equipo, si está recalentando. No va a bajar la temperatura, si las condiciones se mantienen. Por el contrario, empeorarán.
- Las de iones de litio pueden cargarse con frecuencia, concedido, pero evite hacerlo cuando la temperatura está cerca de cero o por encima de 40. Es raro que se den estas condiciones en la ciudad de Buenos Aires, pero pueden ocurrir en otras regiones del país o si se va de viaje a otras latitudes.
- Usar las baterías, como dije, les va causando un número de defectos propios de la actividad química y eléctrica en su interior. Pero siempre es mejor usarlas. ¿Por qué? Porque esto garantiza que la batería nunca va a estar con muy poca carga por más de unas horas. Tenga presente que sólo una semana de inactividad y con carga muy baja puede inutilizar la batería. Técnicamente, la llevará a un estado en el que no volverá a cargar por vías normales. ¿Se la podría recuperar? Sí, pero no es lo que uno anda haciendo los fines de semana. Así que lo mejor es nunca dejar un acumulador sin uso mucho tiempo.
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Todo este asunto de las baterías es fascinante. Primero, porque encerrar electricidad es de por sí casi un milagro. Segundo, porque todavía quedan cosas por descubrir del comportamiento de los acumuladores. Hay fenómenos en su interior que no se comprenden del todo bien. No obstante esto, las llevamos con nosotros todo el día. Encontré un muy buen sitio, aunque no el más estable del mundo, sobre este tema. Es BatteryUniversity.com ( http://batteryuniversity.com ), que pertenece a Cadex, empresa que mide y fabrica medidores y analizadores de baterías. Allí hay muchísimo material -en inglés- que al lector curioso le encantará leer, con abundante información bien técnica (esa que nos gusta, admitámoslo).
El sitio ofrece sólo una parte de un libro más ambicioso que Cadex ha compilado, pero es más que suficiente para mirar con otros ojos esas humildes cajitas que insertamos en nuestros dispositivos casi sin pensar en su misión y sus secretos.
Por mi parte, los dos consejos más importantes para las baterías de iones de litio son: no cargarlas y usarlas a la vez y no exagerar con las cargas/descargas profundas.
Por supuesto, si han descubierto otros trucos para alargar la vida útil de las baterías o mejorar su autonomía, compártanlos aquí en los comentarios. Hay mucho más en la experiencia real, como bien dice BatteryUniversity, que en los tests de laboratorio.