China busca reescribir las reglas de Internet
El gobierno apunta a controlar activamente eldiscurso en línea y reducir la influencia de EE.UU.
SHANGHAI—Mientras las redes sociales ayudaban a derrocar regímenes en Medio Oriente y el norte de África, un coronel del Ejército Popular de Liberación de China advirtió públicamente que una Internet dominada por Estados Unidos amenazaba la permanencia del Partido Comunista en el poder.
En una columna firmada junto con un investigador chino y publicada por el diario oficialista China Youth Daily, el coronel Ye Zheng dijo que Internet representaba una nueva forma de control global, y que EE.UU. era una "sombra" detrás de esos levantamientos populares. Beijing debía prestar atención.
Cuatro años más tarde, China está prestando mucha atención. Su gobierno está ejerciendo presión para reescribir las reglas de Internet global con el fin de aislar de la interconectividad con el resto del planeta a la mayor población mundial de usuarios de la red y controlar cada vez más a Internet dentro de China.
Beijing imagina un futuro en el que los gobiernos patrullarán el discurso en línea como si fueran agentes fronterizos, en lugar de permitir que EE.UU., que ha liderado el mundo digital desde el principio, dicte las normas.
Apoyado por conservadores en el gobierno, la academia, el sector militar y la industria tecnológica, el presidente Xi Jinping busca ejercer su influencia sobre cada segmento del mundo digital chino, desde la fabricación de semiconductores hasta el funcionamiento de las redes sociales.
De esta manera, Xi busca romper el sistema internacional tal como lo conocemos hoy en día, en el que Internet es básicamente igual en todas partes. También está presionando a empresas extranjeras para que colaboren con este objetivo.
El 1 de julio, la legislatura china aprobó una nueva ley de seguridad que extiende la soberanía nacional al ciberespacio y que pide que la tecnología de red sea "controlable". Una semana más tarde se dio a conocer un proyecto de ley que, de ser aprobado, endurecerá los controles sobre Internet dentro de China, incluyendo la potestad del gobierno para interrumpir el acceso público a la red durante una crisis de seguridad nacional.
Otros proyectos de ley en estudio animan a las empresas chinas a buscar sustitutos locales a equipos comprados fuera del país y obligan a proveedores extranjeros a entregar claves codificadas de sus productos a las autoridades, lo que permitiría que éstas controlen los equipos.
Funcionarios chinos refirieron las preguntas sobre la política de Internet a la recientemente creada Dirección del Ciberespacio de China. La agencia declinó poner a disposición a algún funcionario para que comentara.
Esta estrategia habría sido imposible hace unos años, cuando las compañías occidentales dominaban Internet. Pero esto comenzó a cambiar con el ascenso de nuevas potencias chinas como el gigante de comercio electrónico Alibaba, el conglomerado en línea Tencent y el agregador Sina, las cuales permiten a los usuarios chinos disfrutar de la mayoría de los servicios disponibles en Occidente, más algunos exclusivo de este país, sin necesidad de recurrir a Google o Facebook. Las empresas locales son más fáciles de controlar por Beijing y han demostrado ser más dadas a responder los pedidos de censura del gobierno.
Beijing está también dando apoyo financiero y político a empresas nacionales que fabrican semiconductores y servidores que puedan reemplazar a los de proveedores occidentales. A principios de este año, el primer ministro Li Keqiang dio a conocer Internet Plus, una incubadora de empresas nacionales que integran las tecnologías móviles, en nube y otras con el sector manufacturero y los negocios.
Muchas empresas occidentales deciden rendirse a las reglas chinas para poder afianzar una posición en el gigante asiático, que tiene una población en línea de casi 700 millones de usuarios.
China también está buscando apoyo internacional. A principios de este año, Rusia y algunos gobiernos de Asia Central secundaron una propuesta de Beijing en Naciones Unidas para crear un "código de conducta" de Internet. Esta medida daría a los gobiernos poder de veto sobre los protocolos técnicos de interconexión a Internet.
El país asiático sostiene que tales controles son necesarios por cuestiones de seguridad nacional, especialmente luego de las revelaciones del ex contratista de defensa estadounidense Edward Snowden sobre el espionaje cibernético de EE.UU. El código no fue aprobado.
Otros países comparten la visión de China de una Internet con fronteras. Turquía ha bloqueado temporalmente YouTube y Twitter. Rusia ha presionado a las empresas estadounidenses de medios sociales para que eliminen contenido publicado por los usuarios. El año pasado, el máximo tribunal de la Unión Europea dictaminó que Google y otros buscadores deben en algunos casos eliminar de sus resultados de búsqueda enlaces que contengan información sobre personas que lo solicitan.
La ofensiva para promover una alternativa a la Internet sin fronteras es una más de las estrategias con las que China está desafiando el orden mundial liderado por EE.UU. Otras medidas incluyen los reclamos de soberanía en los mares del sur y el este de China, el fortalecimiento de sus fuerzas armadas y la creación de un banco asiático de infraestructura que rivaliza con el Banco Mundial, considerado bajo la influencia de Washington.
"En las próximas dos décadas, China se convertirá en el centro del ciberespacio", predice Fang Xingdong, un pionero tecnológico que hace una década introdujo los blogs en China y que ahora dirige ChinaLabs, un centro de estudios sobre tecnología.
El presidente Barack Obama y otros líderes estadounidenses han pedido a Xi que elimine los controles, que según los funcionarios no buscan defender la seguridad nacional sino promover a las empresas chinas y restringir las libertades de sus ciudadanos.
El esfuerzo de China podría ser contraproducente. Al imponer más restricciones al uso de Internet, Beijing alienaría a los usuarios y fomentaría su desconfianza en el gobierno. También podría frenar el desarrollo del país, haciendo que sea más difícil para empresarios, médicos y científicos acceder a la investigación y otras herramientas que hacen de Internet una fuerza poderosa para la innovación.
—Jeff Elder en San Francisco y Yang Jie en Beijing contribuyeron a este artículo.
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