Casio TRN-50-2A: el Casiotron cumple 50 años y lo celebra con un modelo aniversario
Probamos la versión 2024 del Casiotron de 1974, que mantiene el diseño original, pero suma una antena Bluetooth y un panel solar para no preocuparse nunca por la batería
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En 1974, el entonces fabricante de calculadoras Casio sorprendió al mercado al presentar su primer reloj digital de pulsera, que luego se transformaría en un clásico: el Casiotron. 50 años después presentó la versión homenaje, actualizada con algunas características particulares, y estuve probando un ejemplar de este reloj de colección, del que solo se hicieron 4000 unidades: el nuevo TRN-50-2A.
Primero, una advertencia: no se trata de un smartwatch: aunque tiene alguna que otra función moderna, es un reloj clásico de Casio, con una pantalla del estilo del F-91 (el reloj de plástico negro en el que piensa todo el mundo cuando se menciona un Casio), pero con un par de detalles más. En particular, mantiene uno de los elementos que hicieron célebre al primer Casiotron, que tenía un almanaque, es decir, mostraba la fecha y la cambiaba en forma automática. El manejo de las funciones (la hora principal y la secundaria, la fecha, el cronómetro, la posibilidad de definir 5 alarmas diarias, la muy agradable luz nocturna, etcétera) se hace con los botones de control clásicos en los laterales de la caja.
Pero antes de hablar de eso hay que hablar del reloj como objeto: aunque Casio se hizo famosa por sus modelos con cuerpo hecho de plástico y resina, que los hacen muy livianos, en este caso usó, como en el primer modelo, el acero inoxidable, tanto para la caja como para la correa -como el Casiotron original-, y cristal mineral para proteger la pantalla.
La caja tiene el mismo tamaño que el modelo original (39 mm), un grosor similar (12 mm) y un peso de 111 gramos, sumando la caja de acero y la malla del mismo material, con un broche triple mejorado respecto de la versión de 1974.
El primer modelo tenía un dial azul oscuro alrededor de la pantalla de cristal líquido, que ahora reemplazó por un panel solar, pero manteniendo la brida dentada que lo rodea; la pantalla en sí mantiene un formato muy similar al original. Un reloj digital moderno tiene una autonomía que se mide en años, pero acá ya directamente no importa el tiempo: si está un rato al sol, funciona.
El reloj también tiene Radio Link, una función que implementó Casio en otros modelos que permite actualizar la hora en forma automática usando ondas de radio, y Bluetooth: con una app es posible configurar las funciones del reloj desde el smartphone, elegir las horas de otros países que mostrará, definir el horario de las alarmas e incluso usar el reloj para encontrar el celular. En Android la app funcionó en forma adecuada, aunque está lejos de ser super amigable. El reloj es sumergible 50 metros.
Pero el foco, claro, es el reloj, que a la vez no intenta acaparar nuestra atención (no tiene notificaciones, ni animaciones; no mide los pasos ni dice si lloverá; no tiene vínculo a Spotify ni permite responder un WhatsApp), pero que por su peso y diseño está notablemente presente en nuestra muñeca, como suele suceder con cualquier reloj que tenga un peso similar.
El reloj no es para cualquiera: por el diseño (clásico, pero indudablemente retro), por la propuesta (digital y con cierta modernidad, pero fuera del mundo de los relojes inteligentes) y por el precio (1,5 millones de pesos en la Argentina, unos 500 dólares de precio internacional); pero ofrece, a su manera, una sensación rara, que tiene su atractivo: es un viaje en el tiempo.
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