Cámara encendida: ¿sí o no? Lo que sabemos tras un año y medio de pandemia
Nunca fue un tema, hasta que llegó el trabajo remoto. Al principio parecía un asunto fácil de resolver, pero pronto descubrimos que el uso o no del video puede ser un factor clave; testimonios y consejos
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Un estudio estadounidense reveló que hace poco, en el contexto educativo, “que los educadores se sienten más efectivos y más satisfechos cuando pueden ver y evaluar la capacidad de respuesta no verbal de los estudiantes. Además, también beneficia las conexiones intrapersonales entre los profesores y los estudiantes”.
Consultado por este tema, el Dr. Pablo Gabriel Navarro, secretario general y profesor de asignaturas de la carrera de abogacía en la Universidad de Morón, dice: “No fue ni es una normativa de la Universidad que los alumnos tengan las cámaras encendidas siempre, excepto en el momento de las evaluaciones. Sí es cierto que este ha sido un tema de debate al comienzo de la cuarentena, cuando de un día para el otro todas las clases pasaron a ser virtuales. Pero, a medida que el cuerpo docente fue conociendo la robustez de las plataformas e incorporando técnicas de enseñanza, fue tomando una mayor confianza en el alumno en relación con su conexión con la sala al momento de dictarse la clase sincrónica”.
Digital House es una organización educativa entre cuyos cursos a distancia ofrece programación web Full Stack, marketing digital y data analytics, entre otros. Ignacio Barrea, Chief Operating Officer (COO) de esta edtech, dice que la organización incentiva el uso de cámaras entre sus estudiantes, pero no es un requisito obligatorio. “Entendemos que cada uno puede atravesar situaciones puntuales, por lo que priorizamos que tengan buen audio y puedan compartir pantalla con sus compañeros, ya que se habla mucho entre estudiantes y docentes”.
Tanto Navarro como Barrea admiten que lo importante no es la cámara sí o la cámara no, sino que exista un entorno colaborativo y de retroalimentación entre los participantes. En tal sentido, el ejecutivo de Digital House subraya: “De cualquier manera, los docentes pueden evaluar a los alumnos porque con los nuevas metodologías de enseñanza, basadas en el aprendizaje colaborativo, no hay muchos momentos del profesor hablando y la gente escuchando, sino que se arman mesas de trabajo virtuales con las personas reflexionando entre sí, y los docentes pasan por las meses para ayudar”.
En sintonía, Navarro agrega: “Técnicas como el aula invertida, donde el alumno lee y estudia un contenido previamente subido y desarrollado en la plataforma, para luego –en los encuentros sincrónicos– trabajar y profundizar sobre los mismos, favorecen el mantener al alumno atento y dispuesto todo el tiempo”.
A trabajar
En el ámbito laboral la situación parece ser idéntica. Cecilia Vázquez Vaccaro, gerente de personas y bienestar del Grupo San Cristóbal sostiene que, “con la cámara encendida o apagada, lo importante es una buena gestión de objetivos y planificación de agenda, mostrándose cerca y empáticos con la situación de cada uno”. En esta firma de 1885 empleados no existe una política explícita al respecto. “De todos modos, promovemos el uso de la cámara encendida para poder ver las reacciones del interlocutor y aprovechar los beneficios del contacto visual, ya que provoca un mejor acercamiento en la distancia”, dice la ejecutiva, y agrega que alrededor del 90% de los colaboradores utilizan la cámara encendida.
Con 25 empleados, 7Puentes es una firma que se dedica al procesamiento y análisis de datos. Ernesto Mislej, uno de sus fundadores, detalla por qué en algunos casos todos usan la cámara encendida y, en otros, apagada: “Trabajamos en grupos llamados brigadas, cada uno con 7 miembros. Todos los días a las 9, cada brigada tiene una reunión de 20 minutos llamada daily, y se hace sin webcam para preservar la intimidad, ya que muchos participan mientras desayunan o cuando llevan a sus hijos al colegio. Luego, tenemos reuniones uno a uno, donde nos conectamos remotamente para trabajar; son sin cámara, pero con voz. Además, tenemos una tercera instancia, que llamamos retrospectiva, los viernes a las 15, y ahí encendemos las cámaras porque conversamos de cosas más emocionales. Por último, en las reuniones que funcionan como after office y estamos todos, también nos vemos las caras porque la idea es socializar”.
Reflexiones
La investigación Las videoconferencias cansan más cuando los participantes sienten que no pertenecen al grupo, publicada por la Asociación Estadounidense de Psicología, lo dice todo desde su título.
Tracy Brower, que es doctora en sociología especializada en cuestiones laborales, y autora del libro El secreto de la felicidad en el trabajo, dice que hay que intentar mantener la cámara encendida lo máximo posible por varios motivos. “El video demuestra ante los otros que uno está preparado y predispuesto para el encuentro. Además, pone de manifiesto que uno está seguro de sí mismo y es transparente. En contraposición, mantener la webcam apagada puede significar que tenemos algo que ocultar”. Y agrega que la cámara encendida genera mayor empatía y confianza entre los participantes.
Mislej observa que, en tiempos de teletrabajo, el management debe ejercerse de otra manera. “Si bien es cierto que hay prejuicios respecto a quienes tienen la cámara apagada, hoy en día se debería evaluar a los colaboradores por los objetivos alcanzados y lo que han hecho en sus posiciones, y no por la manera en la que participa de una videollamada”.
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