Calentamiento global: cómo responder a la demanda eléctrica sin resignar el confort, según un investigador japonés
En el marco de la futura Expo Osaka 2025, el profesor Yoshiyuki Shimoda de la Universidad de Osaka trabaja en diferentes enfoques que buscan resolver la emisión de dióxido de carbono y los gases de efecto invernadero, desde evaluar nuevos diseños de ciudades a optimizar el consumo de energía en los hogares
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Con un panorama global marcado por las urgencias climáticas que plantean los efectos del calentamiento global, la generación y el consumo de energía forman parte del desafío que tienen que enfrentar las personas que habitan en los grandes centros urbanos. La tecnología plantea un acelerado cambio en la vida cotidiana de las ciudades, desde el uso de los dispositivos móviles hasta el incipiente avance de los automóviles eléctricos en los mercados más desarrollados.
Temas como la reducción de la huella de carbono y la generación de nuevas fuentes de energía limpia, como el prometedor hidrógeno verde que se busca producir en la Patagonia, son algunos de los temas que comenzaron a marcar la agenda en la opinión pública. Del otro lado del mundo, en un país marcado por la siempre presente demanda energética de los hogares y las industrias, el profesor Yoshiyuki Shimoda, de la Universidad de Osaka, trabaja sobre los grandes desafíos que enfrentan las sociedades para reducir la emisión del carbono, pero sin dejar de lado los beneficios que alcanzaron las personas gracias al progreso tecnológico.
“El estudio, denominado Sistema Energético Urbano, consiste en estudiar la energía desde el punto de vista de la demanda. El foco está en mantener el nivel de vida actual, pero con una optimización del consumo de energía y su aprovechamiento en diferentes escenarios: en la basura, el agua, el sistema de alcantarillado, en biodigestores. Existen muchos métodos para generar energía y reducir el CO2″, explica Shimoda sobre parte del estudio. Por el otro lado, la demanda presenta muchos desafíos, a diferencia de la generación, ya que las redes de distribución deben ser estables ante el inminente llegada de nuevos consumos que plantean avances como los automóviles eléctricos.
“Es una tecnología que consume mucho más energía que un hogar, y eso es algo que debemos contemplar si queremos contar con una red de distribución eléctrica estable”, agrega el investigador de la Universidad de Osaka que participa del Comité de Evaluación sobre Energía y Medio Ambiente de la próxima Exposición Universal Osaka 2025, que se llevará a cabo en la futurista isla de Yumeshima.
Planificación urbana y demanda energética
Para Shimoda, la meta de alcanzar una “sociedad descarbonizada” el futuro no depende solo del desarrollo de fuentes alternativas de energía limpia, sino que también requiere una reducción en la demanda. Este es el tema central de las investigaciones que lidera el profesor desde el Laboratorio de Sistemas de Energía Urbana en la Universidad de Osaka. Uno de los análisis se centra en la infraestructura y diseño de las ciudades, que merecen un replanteo en este contexto.
“Uno de los desafíos más grandes y difíciles de liderar está en la planificación urbana con eficiencia energética. Hace 50 años las grandes ciudades de Japón se desarrollaron sus suburbios. Debemos plantearnos si esto es bueno o no, o si necesitamos ciudades compactas, u otra alternativa”, plantea Shimoda, en un contexto de pandemia donde el trabajo remoto también impacta de forma directa en las formas de vivir en los centros urbanos.
“Tal vez no todos necesiten vivir en las grandes ciudades. Y tenemos que pensar seriamente si queremos espacios concentrados y compactos, o extendidos. Tenemos que encontrar la forma óptima”, agrega el especialista.
A su vez, del lado de los principales generadores de energía y grandes consumidores industriales, los límites ya existen y no hay mayores márgenes de mejora en la reducción de CO2. Si bien existen diversos desarrollos que buscan cumplir con la enorme meta que se propone Japón para 2030 de reducir un 46% de CO2, para Shimoda la clave pasa por la actitud que tienen los consumidores y hogares.
“La energía es muy difícil de almacenar y controlar. Sin embargo, el parámetro está en la forma de utilizar las luces, la calefacción y el aire acondicionado. El planteo es: debemos reducir a la mitad nuestro consumo eléctrico, pero sin resignar el confort que logramos alcanzar”, señala Shimoda. Para esto, una transformación pasa por una mejora tecnológica, donde los gases como el fluorocarburo, utilizado en los sistemas de refrigeración. “Cada día se utilizan más los equipos de aire acondicionado, eso no lo vamos a poder evitar. Un menor consumo de este componente en la nueva generación de electrodomésticos ayudará a reducir los gases negativos para el medio ambiente”.
Sin corbata y con el aire a 28 grados en verano para combatir el calentamiento global
Como parte del comité organizador de la Expo Osaka 2025, Shimoda también desarrolla en su laboratorio diversas soluciones de captura de carbono como parte de los múltiples enfoques con los que busca abordar los problemas que plantea el calentamiento global. “En los pabellones de la exposición abordaremos los diferentes estudios sobre el uso de hidrógeno, energía renovable y un estudio que trata de capsulas de CO2 que se introducen en la tierra y permiten reducir la contaminación”, adelantó Shimoda.
Además de las propuestas que van desde la planificación urbana al estudio de la demanda de energía de los consumidores, Shimoda también valora las acciones que, a simple vista parecen acciones demasiado pequeñas frente al cambio climático. Por un lado, está el uso del ventilador por sobre el aire acondicionado, y por el otro, el cambio de la vestimenta formal según las temporadas del año.
“Estas medidas deben ser atractivas para convencer al público. En Japón se llevó adelante la campaña gubernamental Cool Biz, una iniciativa que promovía la indumentaria informal para evitar el consumo de energía”, recordó el investigador sobre la iniciativa liderada por el Ministerio de Medio Ambiente en 2005, por entonces liderada por Yuriko Koike, actual alcalde de Tokio. El uso de ropa fresca en verano, sin saco ni corbata, estaba acompañado por el ajuste a 28 grados de los equipos de aire acondicionado en el sector público, y se invitaba a las empresas privadas a seguir estas recomendaciones.
El impacto de la medida fue enorme. Según un informe gubernamental, las medidas contribuyeron a reducir unas 460 toneladas de dióxido de carbono, una cantidad equivalente a la cantidad de CO2 que generan un millón de hogares durante un mes.
Con el paso de los años, la iniciativa volvió a tomar impulso para enfrentar los problemas energéticos causados por el gran terremoto en 2011. Habituados al uso de camisa, saco y corbata, los trabajadores japoneses volvieron a ser parte de Super Cool Biz, la renovada campaña que volvió a remarcar el uso de indumentaria fresca para reducir el consumo de energía en los sistemas de refrigeración.
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