Brecha de género: las profesionales mujeres siguen siendo minoría en tecnología
Sólo el 20 por ciento de los estudiantes de carreras científicas y tecnológicas son mujeres; según las expertas en el tema, es necesario contar con datos certeros, crear un compromiso social y despertar vocaciones
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En la Argentina no alcanzamos a cubrir la demanda necesaria de posiciones en tecnología. Del total de jóvenes que se inscriben en carreras universitarias, solo el 23% se anota en carreras de ciencia y tecnología. Y de ese 23%, solo el 20% son mujeres. Hay mucha demanda laboral y es poca la participación femenina.
“La demanda de recursos humanos en este sector hoy es muy grande. El desarrollo del mundo viene de la mano de la tecnología. Todos los nuevos puestos de trabajo que se van a crear van a ser en el sector de la tecnología. Si la mujer no ocupa ese espacio, la brecha de género se va a profundizar cada vez más, porque el reconocimiento económico y social va a estar dado de la mano de la tecnología”, aseguró María Teresa Garibay, ingeniera, docente y miembro del Consejo Federal de Decanos de Ingeniería Argentina (CONFEDI), durante Igual ICT, programa de Huawei que busca acortar la brecha de género en el sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
“Cuando empecé a estudiar ingeniería en sistemas el grupo de estudiantes estaba conformado en un 50% por mujeres y en un 50% por varones. Pero esto se fue masculinizando con el paso de los años. Hoy, en estas carreras la participación de las mujeres alcanza entre un 20% y 25% como máximo, en las ramas de informática”, cuenta Liliana Cuenca Pletsch, ingeniera y secretaria académica de la UTN.
Investigaciones recientes indican que esta situación se debe a que existen estereotipos que frenan el ingreso femenino. “Hay que derribar algunas cuestiones de género en el interior de las universidades, en el que hay mayor presencia masculina y donde las formas de actuar expulsan a las mujeres. Como así también terminar con la creencia de que las carreras tecnológicas son para hombres. Incluso esto tiene una raíz en las familias, que en algunos casos no les permiten a las hijas estudiar una carrera de ingeniería”, agrega Pletsch.
Por eso los expertos en el tema sostienen que es fundamental trabajar en despertar vocaciones femeninas desde el colegio primario y secundario. “Sabemos que el país necesita ingenieros. En el menú de carreras posibles para los jóvenes la ingeniería está presente. En el menú para las mujeres no suele estar presente. Hay que mostrar que ese menú es para ellos y ellas”, señala la secretaria académica de la UTN.
Igualdad: compromiso de la sociedad
“Formar parte del directorio de Arsat fue una sorpresa para mí, pero fue mayor cuando me di cuenta de que soy la primera mujer en integrarlo desde su creación. Esto habla de un sesgo que tenemos todos incorporado, vigente sobre todo en las empresas de tecnología. Creo que hay mucho talento femenino. Todos los días conozco líderes y referentes del sector tecnológico que son mujeres y que podrían ocupar cualquier posición de liderazgo. El techo de cristal en el mundo de las TIC se evidencia mucho más”, relata Anabel Cisneros, directora de Arsat.
Cisneros asegura que se siente honrada por ocupar esa posición, pero al mismo tiempo siente un peso sobre su espalda por la responsabilidad que tiene desde ese rol. “Quiero ser la primera y no la última. Tratar de dejar una huella para que vengan muchas mujeres más. Las políticas públicas con perspectiva de género no son una cuestión de mujeres, sino de la sociedad de la que todos formamos parte, y en la que todos tenemos responsabilidad desde los roles que ocupamos. Debemos cambiar este acuerdo cultural, social y político, y hacerlo más inclusivo, dejar las barreras y sesgos de lado. Las políticas públicas tienen la función de desarrollar, incentivar y educar”, resalta Cisneros.
Conocer para transformar
“Lo que no se mide no se puede mejorar”, aseguran desde la organización civil Chicas en Tecnología (CET). Con este objetivo, la organización lanzó en octubre pasado: Visualización exploratoria. El lugar de las mujeres en el mapa universitario nacional, proyecto que reúne todas las bases de datos abiertas y públicas generadas por la CET para realizar diversas investigaciones cuantitativas y cualitativas sobre la presencia de las mujeres en las disciplinas STEAM (acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemática).
Este nuevo proyecto genera relevamientos, investigaciones y comunica los resultados con el objetivo de favorecer las acciones que contribuyen a reducir la brecha de género en tecnología dentro de la región. “El conjunto de datos que utilizamos es muy rico. Desde Chicas en Tecnología decidimos enfocarnos en la problemática de género, pero se pueden realizar otros análisis, por ejemplo, sobre la cantidad de inscripciones en carreras de grado, pregrado y posgrado, o analizar la modalidad virtual y presencial, y qué pasa con el sistema público y privado. Las visualizaciones que realizamos son interactivas y el código que lee, analiza y visualiza los datos es visible y público”, explica Carolina Hadad, cofundadora de CET, quien lideró el proyecto junto a un grupo de especialistas.
La educación es fundamental
El rol de la educación es importante desde la niñez y la adolescencia para inspirar a nuevas jóvenes a interiorizarse, conocer las carreras técnicas y generar interés. “El networking entre mujeres está cambiando, desde el sector público hasta el privado. Tenemos colectivos de mujeres gobernando, desde la primera línea de gobierno, hasta las direcciones de mujeres. Hay organizaciones que se dedican a medir y trabajar para desarrollar nuevos roles con perspectiva de género. No estamos solas, hay muchas mujeres que trabajamos para lograr un mundo más equitativo, desde lo profesional”, afirma la directora de Arsat.
“Las mujeres movemos la rueda industrial, comercial, movemos el mundo. Nuestras casas, familias y profesiones. Y le aportamos diversidad a un montón de decisiones. Es importante trabajar la inspiración para que las jóvenes encuentren distintos tipos de referentes, no todas las físicas tienen que ser Marie Curie”, concluye Cisneros.