Batallas digitales: los teléfonos han sido un arma muy exitosa para los talibanes
En la década de 1990 prohibieron Internet. Ahora lo usan para amenazar y convencer al pueblo afgano, en una señal de cómo podrían usar la tecnología para generar poder
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En un video, un funcionario talibán aseguraba a las trabajadoras sanitarias que podían conservar sus puestos de trabajo. En otro, los talibanes les decían a los sijs, un grupo religioso minoritario, que eran libres y estaban protegidos. Otros sugerían una nueva legalidad en Kabul, Afganistán, en la que los combatientes talibanes detenían a punta de pistola a los saqueadores y ladrones.
Los talibanes, que prohibieron el uso de Internet la primera vez que controlaron Afganistán, han convertido las redes sociales en una poderosa herramienta para desanimar a la oposición y difundir sus mensajes. Ahora que controlan el país, utilizan miles de cuentas de Twitter, algunas oficiales y otras anónimas, para calmar a la aterrorizada base urbana de Afganistán, cada vez más conocedora de la tecnología.
Las imágenes de paz y estabilidad proyectadas por los talibanes contrastan bastante con las escenas difundidas en todo el mundo de la caótica evacuación de Estados Unidos en el aeropuerto de Kabul o las imágenes de manifestantes que han sido golpeados y tiroteados. Eso demuestra el poder digital que los talibanes han perfeccionado a lo largo de años de insurgencia, y ofrecen una visión de cómo podrían utilizar esas herramientas para gobernar Afganistán, incluso mientras se aferran a sus principios religiosos fundamentalistas y a sus inclinaciones violentas.
Las redes sociales afganas pueden ser un mal indicador del sentimiento público. Muchos de los críticos de los talibanes y los partidarios del gobierno respaldado por Estados Unidos han pasado a la clandestinidad. Pero ya, con una intensa campaña en las redes sociales que puede haber contribuido a que las fuerzas de seguridad afganas dejen las armas, los talibanes han demostrado que pueden vender su mensaje con eficacia.
“Reconocieron que para ganar la guerra, había que hacerlo a través de relatos e historias”, dijo Thomas Johnson, profesor de la Escuela Naval de Posgrado en Monterey, California. “En las zonas urbanas, todos los afganos tienen teléfonos inteligentes y creo que va a ser muy útil. Van a utilizar las redes sociales para decirle al pueblo afgano lo que tiene que hacer”, agregó.
En línea, los talibanes serán objeto de algunas de las tácticas que utilizaron para cimentar su poder, al igual que movimientos como la Primavera Árabe utilizaron las redes sociales para organizarse y agruparse. Los nuevos lazos de comunicación de Afganistán con el resto del mundo ayudarán a los opositores de los talibanes a denunciar cualquier atrocidad y a suscitar el apoyo a la resistencia. Ya se están difundiendo etiquetas como #DonotChangeNationalFlag (No cambien la bandera nacional), con una combinación de apoyo interno y externo.
Los talibanes han respondido a estos llamados (y a los informes sobre las medidas de represión y los asesinatos en represalia por parte de los militantes victoriosos) con mensajes que subrayan el deseo de paz y unidad. Los talibanes retratan a los estadounidenses y a otros extranjeros como la principal causa de años de conflicto, una idea que han enfatizado a través del uso de las sorprendentes imágenes del aeropuerto de Kabul.
Mientras circulaban las fotos de los refugiados desesperados que se aferraban a los aviones, uno de los influyentes protalibanes más conocidos, Qari Saeed Khosty, habló con un tono de compasión lúgubre.
“He llorado mucho al ver su situación. Ustedes, los amigos de la ocupación, también hemos llorado por ustedes durante 20 años. Les dijimos que Tommy Ghani nunca les sería leal”, escribió en un mensaje de Twitter, en el que utilizó la jerga de una persona que adopta estilos y costumbres occidentales para referirse a Ashraf Ghani, el presidente afgano que huyó la semana pasada. “Los hemos perdonado, lo juro por Alá. No estamos para esta situación. Por favor, vuelvan a sus casas”.
Sin embargo, los talibanes —un grupo conocido durante su gobierno de 1996 a 2001 por las ejecuciones públicas, a veces usando el método de lapidación— han mantenido en gran medida sus mensajes optimistas. Los periodistas talibanes recorren las calles de las ciudades recién tomadas con micrófonos de tapa azul y muestran videos en los que los residentes dan tímidas muestras de apoyo.
“Los talibanes no necesitan publicar contenidos para recordar a la población que son brutales”, dijo Benjamin Jensen, miembro del Atlantic Council. “La población lo sabe. Lo que necesitaban eran imágenes que mostraran que podían gobernar e integrar el país”.
En buena medida, los talibanes han podido publicar en la red todo lo que querían. Aunque persisten los bloqueos en las principales plataformas de medios sociales como Facebook y YouTube, han surgido decenas de nuevas cuentas. Los esfuerzos de los talibanes se han centrado en Twitter, donde el grupo no está vetado de manera directa.
Algunos opositores de los talibanes han lanzado gritos de guerra. En cambio, otros se han callado y han eliminado de sus cuentas el material que podría ponerlos en peligro. Una jugadora de fútbol advirtió la semana pasada a sus excompañeras de equipo que retiraran las fotos. Facebook y Twitter han dicho que tomarán medidas para blindar las cuentas.
Un profesor de la Universidad de Nangarhar, en Jalalabad, que pidió mantener su anonimato, dijo que un gran número de sus alumnos que participaron en campañas contra los talibanes desactivaron sus cuentas en las redes sociales. La generación nacida tras la caída del primer régimen talibán tenía toda una vida de pruebas digitales que ocultar, dijo.
En la actualidad, Afganistán está muy lejos de ser ese lugar donde se prohibió el uso de Internet en 2001. Bajo el gobierno respaldado por Estados Unidos, se instalaron torres de telefonía móvil en todo el país. Los usuarios de teléfonos móviles pasaron de ser un millón en 2005 a más de 22 millones en 2019, según Statista, una empresa de investigación de mercado. Los expertos estiman que alrededor del 70 por ciento de la población tiene acceso a un teléfono celular.
Hoy en día, los talibanes tendrían dificultades para bloquear los mensajes del exterior, como lo hacen China y Rusia, sin tiempo y sin ayuda externa. En vez de eliminaciones y prohibiciones, han inundado las redes sociales con sus propios mensajes.
Los talibanes se apresuraron a considerar Internet como una nueva herramienta de propaganda, una extensión de los mensajes escritos y las estaciones de radio de la guerrilla. Se acostumbraron a restaurar sitios web después de que los servicios de alojamiento los abandonaran y, a menudo, experimentaron utilizando técnicas como los envíos masivos de mensajes de texto. Un informe mostró cómo usaron etiquetas de tendencias para intimidar a los votantes durante las elecciones de 2019.
Para lograr la aceptación extranjera en las últimas semanas, los líderes talibanes publicaron mensajes en inglés y transmitieron eventos de prensa en vivo. Su sitio web oficial, Al-Emarah, se publica en inglés, pastún, dari, urdu y árabe.
Los talibanes han aprendido de las lecciones de la ofensiva del verano que llevó al grupo al poder, dijo un miembro del comité de redes sociales de los talibanes, que pidió mantener su anonimato porque no estaba autorizado para hablar.
Los mensajes rápidos e inteligentes fueron un aspecto clave de la ofensiva, dijo, y señaló que los talibanes entrenaron y equiparon a los soldados con micrófonos y teléfonos inteligentes para que informaran desde las líneas del frente cuando sus fuerzas incursionaran en nuevos territorios. Los mensajes, una mezcla de ofertas de amnistía e intimidación diseñada para crear la sensación de una victoria inevitable, pueden haber contribuido a acelerar un proceso de coacción y convencimiento que hizo que muchas de las ciudades mejor defendidas cayeran sin luchar.
“Los teléfonos inteligentes han sido un arma muy exitosa de los talibanes”, dijo Abdul Sayed, un investigador independiente que se centra en las tácticas del grupo en las redes sociales. “Ahora tienen un amor especial por este tipo de dispositivos”.
Hace un par de semanas, cuando los combatientes tomaron la ciudad clave de Herat, publicaron imágenes y videos de los líderes del grupo en los que posaban junto a Ismail Khan, un conocido comandante local y opositor a los talibanes, en los que se le veía libre y aparentando tranquilidad.
Según Sayed, el mensaje es claro: “Si podemos tratar a Ismail Khan, un enemigo de primer orden, con tanto respeto, no habrá peligro para nadie”.
En Kabul, muchos periodistas entrenados por los talibanes han estado recorriendo las calles, a menudo sosteniendo un micrófono con el logo del sitio de propaganda del grupo. En un video publicado en la cuenta de Twitter del portavoz de los talibanes, Zabiullah Mujahid, un reportero entrevistaba a residentes en la zona de Shahr-e Naw de Kabul. Cuando le preguntó a un niño sobre la toma de la capital, el joven respondió: “Estamos felices y vivimos en paz”.
Aunque algunos han respondido positivamente a los mensajes, la transferencia digital de poder ha conmocionado a las ciudades mejor conectadas de Afganistán. Muchas de las voces que alguna vez se opusieron a los talibanes han guardado silencio por temor a las represalias. Los grupos de derechos digitales han dicho que muchas personas con vínculos con el gobierno anterior o con Estados Unidos han cerrado sus perfiles de redes sociales, abandonaron los grupos de chat y borraron los mensajes antiguos.
Esta semana, cuando Mujahid anunció una conferencia de prensa en un grupo de WhatsApp para periodistas, algunos miembros abandonaron el chat. Uno, que trabajaba para medios extranjeros y pidió el anonimato por temor a las represalias, dijo que los reporteros que habían escrito de manera crítica sobre los talibanes estaban preocupados por las posibles reacciones violentas.
Sin embargo, existen algunos signos de resistencia en las redes sociales. El martes, se compartió ampliamente un video de un pequeño grupo de mujeres que protestaban en Kabul en presencia de los combatientes talibanes. Al día siguiente, los videos de un incidente en Jalalabad, en el que los talibanes abrieron fuego contra un grupo de jóvenes que quitaron la bandera de los militantes y la reemplazaron por la del anterior gobierno afgano, se volvieron virales.
El profesor de la Universidad de Nangarhar dijo que no creía que las nuevas generaciones aceptaran fácilmente el gobierno de los talibanes, y esperaba nuevas oleadas de resistencia online en poco tiempo.
“Me temo que, por eso, los talibanes restringirán las redes sociales”, dijo.
Paul Mozur es corresponsal especializado en temas de tecnología y geopolítica en Asia. Formó parte de un equipo que ganó el Premio Pulitzer 2021 en la categoría de servicio público por la cobertura de la pandemia de coronavirus. @paulmozur