¿Ayudan determinadas tipografías a las personas con dislexia?
En el mercado hay varias tipografías, compatibles con cualquier computadora y alternativas a las tradicionales, que aspiran a facilitar la lectura a personas con dislexia. Varios estudios analizan su efectividad
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No es raro encontrar, cada vez más, textos adaptados con tipografías especialmente diseñadas para ayudar en la lectura a personas con dislexia. Son las fuentes conocidas en inglés como dyslexia friendly: Dyslexie, EasyReading, OpenDyslexic, Read Regular y Sylexiad, entre otras. Estas fuentes presentan dos características principales:
- Particularidades gráficas del aspecto de las letras para evitar la confusión entre letras con forma similar (por ejemplo, p, b, d y q).
- Mayor separación entre letras y palabras para reducir el efecto de hacinamiento visual: es decir, el perjuicio que causan los elementos visuales circundantes en el reconocimiento de un elemento central.
Sin embargo, no está claro si la evidencia científica apoya la propuesta de los diseñadores de estas fuentes especializadas: que las personas con dislexia leen más fácilmente los textos escritos con ellas. Veamos qué nos dicen los estudios científicos rigurosos al respecto.
Open Dyslexic
La investigadora española Luz Rello realizó un estudio pionero de los movimientos oculares de adultos disléxicos españoles cuando leían un texto escrito en Open Dyslexic. Los resultados mostraron que la lectura en fuentes Sans Serif (como son Arial, Helvetica o Verdana: fuentes que no tienen “serifa” o remates al final de los extremos) en forma redonda (sin itálica ni negrita) no difiere de la registrada con la fuente especial. Sin embargo, el grupo de personas con dislexia señaló curiosamente que era más desagradable leer en Open Dyslexic que en las otras fuentes.
Un estudio más reciente con escolares norteamericanos con dislexia mostró resultados similares: el uso de OpenDyslexic no mejoró la velocidad ni la precisión lectora. También encontraron que ningún participante prefería esta fuente frente a las habituales Arial y Times New Roman.
EasyReading
Los efectos de EasyReading han sido comparados con la fuente Times New Roman en un estudio con escolares italianos, con y sin dislexia. La fuente especializada produjo una ventaja en velocidad y precisión lectora en ambos grupos. Esto sugiere que EasyReading simplemente se lee mejor que la Times New Roman.
Desafortunadamente, EasyReading no ha sido contrastada con otras fuentes de la familia Sans Serif, que parecen ser más fáciles de leer, en general, que las de la familia Serif.
Dislexie
Las posibles ventajas de esta fuente han sido analizadas en varios estudios. En un estudio con escolares holandeses con dificultades lectoras no se constató ninguna ventaja de la fuente Dislexie en comparación con las fuentes Arial y Times New Roman.
Otra reciente investigación comparó la ejecución de escolares ingleses con dislexia en distintas tareas de lectura con letras en Dislexie frente a Calibri. Los resultados no mostraron diferencias en la lectura de oraciones ni de palabras aisladas. Dislexie sí mostró cierta ventaja cuando se trataba de decir el nombre de las letras, aunque en realidad esta tarea no puede ser considerada técnicamente como lectura.
En otro estudio con niños australianos con problemas de lectura se encontró que la lectura en Dyslexie era un 7% más rápida que en Arial. Sin embargo, cuando el espaciado entre letras de la fuente Arial se aumentó hasta igualar al de Dislexie, la mejora en la velocidad lectora desapareció. Según los autores del estudio, el efecto de la fuente Dyslexie no se debía al diseño especial de las letras, sino al (mayor) espaciado entre ellas.
No hemos encontrado estudios científicos de calidad sobre las fuentes Read Regular y Sylexiad.
El espaciado entre letras, la clave
Es muy probable que el espaciado entre letras sea el factor clave para facilitar la lectura de personas con dislexia y no la forma especial de las letras.
El beneficio para las personas con dislexia de aumentar un poco el espaciado entre letras de tipologías habituales (manipulación que cualquiera puede realizar con un editor de texto común) se ha visto confirmado por varios estudios en bosnio, español, francés, italiano e inglés.
Aunque también existen algunos estudios con efectos nulos a este respecto, como el realizado recientemente con escolares polacos con y sin dislexia. Al analizar sus movimientos oculares, comprobaron que aumentar el espaciado entre letras no afectó a la precisión, la comprensión, ni a la velocidad de su lectura.
Finalmente, hay que destacar el estudio de Joo y colaboradores, en el que comprobaron que solo un subgrupo de adultos norteamericanos con dislexia leía mejor cuando el texto se representaba con mayor espaciado entre letras, palabras y líneas; mientras que el resto no parecía ser sensible a esas manipulaciones.
Estos autores sugieren la existencia de un subtipo de dislexia con origen en un acusado efecto de hacinamiento visual. Por ello, aumentar el espaciado entre letras, palabras y líneas podría ser de ayuda solo para estas personas, mientras que sería irrelevante para los que padecen dislexia causada por otros factores diferentes.
Recomendación final
En definitiva, aumentar el espacio entre letras y entre palabras podría ayudar a algunas personas con dislexia. No obstante, aún desconocemos la razón última de los beneficios asociados al incremento del espaciado entre letras, por lo que a día de hoy no se puede generalizar ni garantizar su efectividad para todas las personas con dificultades de aprendizaje de la lectura.
La British Dyslexia Association concreta el espaciado ideal entre letras en torno al 35% del ancho de letra promedio. Además, sugiere usar determinadas fuentes Sans Serif, como Arial y Comic Sans, de tamaño entre 12 y 14 puntos.
Cómo instalar las tipografías
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Miguel Ángel Pérez-Sánchez (Profesor Titular del Dpto. de Psicología Básica y Metodología, Universidad de Murcia) y Javier Marín Serrano (Profesor Titular de Universidad. Psicología del Lenguaje. Psicología del Pensamiento, Universidad de Murcia)
Este texto se republica de The Conversation bajo licencia Creative Commons