Las impresoras 3D ya se estrenaron en el mundo de la construcción de viviendas. Una familia en Nantes, Francia, se convirtió recientemente en la primera en el mundo en mudarse a una casa impresa en 3D.
La propiedad tiene 95 metros cuadrados y está diseñada para una familia de cinco personas, con cuatro dormitorios. Su diseño incluye paredes curvas para reducir los efectos de la humedad y controles digitales para personas con discapacidad.
Por ahora es solo un prototipo, pero según sus creadores podría ser el principio de un gran cambio en la industria de la construcción.
El proyecto fue liderado por el concejo de Nantes, una asociación de vivienda y la Universidad de Nantes.
Imprimir la casa tomó 54 horas en total, y se necesitaron 4 meses para completarla con ventanas, puertas y el techo. En total costó unos US$234.000, que representa un ahorro del 20% respecto a lo que costaría una casa idéntica construida de manera tradicional.
El equipo que construyó la casa ahora se siente capaz de imprimir una casa igual en solo 33 horas.
Es solo el comienzo
Francky Trichet, líder del concejo de Nantes en temas de tecnología e innovación, dice que el propósito del proyecto es ver si este tipo de viviendas podrían construirse de manera masiva y si esa tecnología se puede aplicar en otro tipo de construcciones, como escenarios deportivos, por ejemplo.
"Durante 2000 años no ha habido un cambio en el paradigma del proceso de construcción", dice Trichet. "Queríamos barrer con todo este proceso de construcción". "Estamos al comienzo de una historia. Acabamos de escribir, 'Érase una vez…'".
Ahora, dice Trichet, este avance "obligará" a las empresas privadas a "tomar la pluma" y continuar la narración.
Nordine y Nouria Ramdani, junto a sus tres hijos, fueron los afortunados para habitar este hogar. "Es un honor ser parte de este proyecto", dice Nordine. "Vivíamos en un bloque de apartamentos de los años 60, así que este es un gran cambio para nosotros". "Es increíble poder vivir en un lugar con jardín y tener tu casa independiente".
¿Cómo funciona?
La casa primero fue diseñada por un equipo de arquitectos y científicos. Luego, el diseño se programó en una impresora 3D que se trasladó hasta el lugar donde fue ubicada la vivienda.
La impresora comenzó a levantar las paredes por capas. Cada pared está compuesta de dos capas de aislante de poliuretano, con un espacio entre ellas que se rellena con cemento. Luego, se le instalan las ventanas, las puertas y el techo. Y listo, la casa está terminada.
Según estima Benoit Furet, líder del proyecto en la Universidad de Nantes, esta tecnología reducirá el costo de construcción en 25% en los próximos 5 años, y en 40% entre los próximos 10 o 15 años. Esto se debe en parte a que la tecnología se irá haciendo más barata y refinada y a que los costos disminuirían si se construyen a gran escala.
Además, Furet afirma que la impresión 3D les permite a los arquitectos ser mucho más creativos a la hora de imaginar las formas de las casas que diseñan.
Por ejemplo, esta casa de Nantes se construyó para bordear los árboles de 100 años de edad que habitan el lote donde fue levantada. Las paredes curvas también mejoran la circulación del aire, reducen la humedad y fortalecen la resistencia térmica.
Las casa también está adaptada para personas con alguna discapacidad, tienen accesos para sillas de ruedas y puede ser controlada desde un teléfono móvil. Finalmente, también es amigable con el medio ambiente, ya que no produce desechos durante su impresión.
Ahora, el sueño de Furet es crear un barrio entero basado en estos mismos principios. De hecho, dice que está trabajando en un proyecto en el norte de París que incluirá 18 casas hechas con impresoras en 3D. También trabaja en un edificio comercial.
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