Amazon, BMW, Huawei, Meta y Xiaomi redoblan su apuesta por los anteojos conectados: manos libres, cámaras y asistentes digitales
Varias compañías han presentado anteojos de aspecto convencional, pero que esconden micrófonos, parlantes y (en algunos casos) cámaras; funcionan como manos libres Bluetooth y permiten interactuar con asistentes virtuales
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El precedente fueron los Google Glass, presentados hace algo más de diez años, a mediados de 2012: un marco de anteojos, una computadora en las patillas y un visor que permitía recibir información en el rabillo del ojo. No les fue bien (eran caros, su uso era limitado, eran socialmente incómodos), aunque Google los mejoró con el correr de los años y le dio fin a la plataforma recién este año.
Después vinieron los Spectacles, los anteojos de Snap, la compañía detrás de Snapchat, en 2016: unos anteojos oscuros de aspecto convencional, pero con sendas cámaras frontales en la unión de las patillas con el marco de los anteojos, que permitían grabar videos cortos (con un formato circular) que luego podían compartirse en Snapchat; más tarde cambió el diseño por algo más futurista con las últimas dos versiones, y apostó por la realidad aumentada, y también por acotar su alcance: a diferencia de las versiones anteriores no vende los anteojos, sino que los provee a creadores de contenido específicos.
Pero en los últimos años llegó una nueva generación de anteojos inteligentes al mercado, con una modestia que transformaron en virtud: son menos ambiciosos, pero por eso logran un diseño que se parece más al de unas gafas convencionales, y tienen la enorme ventaja de seguir siendo funcionales como anteojos (para ver mejor o de sol) si se agota su batería.
Un manos libres Bluetooth en la sien
En 2019 Amazon presentó su primera generación de Echo Frames, sus anteojos conectados; funcionan como manos libres Bluetooth, con parlantes incorporados en las patillas, micrófonos y la posibilidad de dialogar con Alexa, siempre con un diseño que los acerca a unos anteojos convencionales, ya que no tienen pantallas ni cámaras. La idea básica (que repite con la nueva versión, la tercera generación de los Echo Frames, que presentó la semana pasada) es poder dialogar con Alexa, el asistente de Amazon; es como llevar uno de esos parlantes conectados, pero contra la sien. Los micrófonos decodifican nuestras consultas, devuelven la respuesta, en voz baja, vía los parlantes que apuntan directo a nuestros oídos. También, por supuesto, sirven para escuchar música u otro contenido en audio que provea nuestro teléfono.
Tienen una autonomía aproximada de 14 horas, vienen en varios estilos, se pueden ajustar con lentes de aumento o polarizados, y la compañía los piensa como un vehículo ideal para dialogar con la nueva versión de Alexa, más parecida a ChatGPT, que prepara para los próximos meses. El precio base de los anteojos, en EE.UU., es de 270 dólares.
Cámaras y streaming
Amazon no está sola en pensar en qué otro dispositivo puede sumar para que llevemos a todos lados, que no sea el celular o el reloj, y que permita interactuar con sus servicios sin usar las manos: Meta (Facebook) va en el mismo camino desde 2021, cuando presentó los Ray-ban Stories. Meta, como Amazon, intentó en su momento crear un smartphone para terciar entre los gigantes del sector; con el correr de los años ha preferido apostar por la omnipresencia con sus aplicaciones, pero sigue probando suerte con el hardware.
Y ayer anunció una nueva versión de sus anteojos, siempre en sociedad con Ray-ban. Como los de Amazon, tiene micrófonos y parlantes para dialogar con MetaAI (el nuevo asistente de la compañía, que promete, como la nueva versión de Alexa, ser más sofisticado al recibir consultas y ofrecer respuestas), escuchar música con sus parlantes direccionales y también, como los Spectacles originales de Snap, tomar fotos y videos. De hecho, puede hacer transmisiones en vivo para Instagram o Facebook, o grabar videos en calidad FullHD y por hasta 60 segundos, y hacer llamadas o enviar y recibir mensajes de audio de WhatsApp con solo un comando de voz. Y a futuro podrá usar esas cámaras vinculadas con la inteligencia artificial de Meta para hacer reconocimiento automático de objetos, de tal manera que alguien podría consultarle “qué es esto que estoy mirando” y recibiría una explicación susurrada al oído.
Okay this is sick pic.twitter.com/IUv29cLIeA
— Daniel (@growing_daniel) September 28, 2023
Al igual que los de Amazon, Meta dice que mejoró los marcos para hacerlos más livianos, los parlantes direccionales para que ofrezcan mejor sonido, y los micrófonos para filtrar mejor el viento. Los anteojos incluyen unos LEDs que indican cuando están grabando video, aunque en la versión anterior hubo quejas porque eran muy pequeños (o fáciles de ocultar) y resultaban una invasión a la privacidad. El precio también es similar a los de Amazon: 299 dólares de base, que cambiarán según el diseño de los marcos, la dioptría o polarización de los cristales, etcétera.
Con una visión más parecida a la de Amazon, pero delegando las funciones “inteligentes” al celular, Huawei con sus Eyewear y Xiaomi con sus MIJIA Smart Audio Glasses han presentado en los últimos dos años lo que son, literalmente, anteojos con parlantes Bluetooth incorporados. Nada más: una apuesta sencilla, en unos anteojos (de diseño convencional y con lentes graduables) que suman parlantes Bluetooth para escuchar música o mensajes cuando lo necesitemos, pero que al mismo tiempo nos dejan los oídos libres para no aislarnos del entorno.
Otra compañía que apuesta por los anteojos inteligentes es Solos, que esta semana presentó sus nuevos AirGo3, según reporta ZDNet. Con un precio base de 199 dólares, pero con una diferencia: además de ser manos libres, estos anteojos incorporan otras funciones a las clásicas de audio, como un podómetro, corrección de postura (detecta la inclinación del rostro) y, más importante, interacción con ChatGPT, que esta semana anunció su capacidad de comprender comandos en voz alta y responderlos con audio. Así, es posible obtener desde una traducción de audio en tiempo real a las clásicas funciones de un asistente digital.
¿Pero no hay nadie que esté haciendo algo un poco más ambicioso? No digamos unas Vision Pro de Apple, o unas Quest 3 de Meta: no anteojos de realidad virtual o mixta, sino algo que aporte un poco más, pero sin ser ultra aparatosas. Aquí es BMW la que dice presente con sus BMW Smartglasses Connected Ride, que presentó en julio último, Son anteojos para andar en moto, y tienen un pequeño proyecto que muestra, frente a nuestros ojos mientras vamos manejando, los datos básicos de nuestro movimiento: la velocidad, las indicaciones para seguir por esa calle o doblar, y en qué cambio llevamos el motor; los datos son entregados por el teléfono, y apuestan a un manejo más seguro al evitar que quien está conduciendo la moto tenga que desviar la vista de la calle.
En el medio de todo esto (o mejor dicho, en el marco) está Qualcomm, la compañía que diseña los chips que usa la mitad de los smartphones con Android (la otra mitad es de Mediatek), y hace tiempo ofrece procesadores para relojes inteligentes, y también para anteojos: de hecho, los de Meta usan un sistema de Qualcomm (un Snapdragon AR1 Gen1), que consiste en una serie de chips distribuidos por el marco de las gafas, para balancear el peso y permitir sumar estas conectadas o de asistencia sin manos a los anteojos.
La incógnita social
Aunque es encomiable la decisión de limitar las funciones de estos anteojos para evitar hacerlos aparatosos, todavía falta ajustar (además, eventualmente, del precio) un tema social: por un lado, el de la inclusión de la cámara en los anteojos, una idea que resulta chocante para mucha gente, porque no hace explícito el momento en que nos fotografían o registran en video. Por otro, si todavía a veces nos llama la atención ver a alguien que parece estar hablando en soledad en la calle (para luego advertir sus diminutos auriculares TWS), ahora el impacto será aún mayor, porque estos anteojos son casi indistinguibles de unos convencionales, y dejan libres los oídos: las marcas que indican que “estoy hablando con alguien por teléfono” (sea una persona o un asistente digital) son cada vez más discretas. A la vez, y más allá de que ya no hacemos tantas llamadas como antes, hace 50 años la idea de ver a alguien hablando por teléfono en la calle con algo similar a un teléfono, pero sin cables, resultaba estrambótico. Habrá que generar nuevas pautas de convivencia.