Vapor y agua es lo único que deja a su paso el primer tren de hidrógeno en entrar en servicio comercial en el mundo.
Presentado este lunes en la pequeña ciudad de Bremervörde, en Baja Sajonia, al norte de Alemania, los primeros pasajeros del tren Coradia iLint apenas notarán un leve gemido del motor y el sonido usual de la fricción de las ruedas sobre los rieles.
"Solo los frenos de aire, que son tan ruidosos como los de cualquier otro tren, son notables", afirmó Daniel Cooper, editor del sitio de tecnología Engadget, que estuvo a bordo de un prototipo de este modelo en una pista de pruebas.
Dos trenes azul brillante Coradia iLint, construidos por el fabricante francés de TGV Alstom, comenzaron a recorrer una ruta de 100 kilómetros entre los pueblos y ciudades de Cuxhaven, Bremerhaven, Bremervoerde y Buxtehude, en el norte de Alemania.
Este recorrido es cubierto de manera usual por trenes de combustible diésel.
Alstom dijo que planea entregar otros 14 trenes de cero emisiones al estado de Baja Sajonia para 2021.
El proyecto costará un total de US$95 millones.
¿Cómo funciona el tren de Alemania?
Los trenes de hidrógeno están equipados con celdas de combustible que producen electricidad a través de una combinación de hidrógeno y oxígeno, un proceso químico que deja como únicas emisiones vapor y agua.
El exceso de energía se almacena en baterías de iones de litio a bordo del tren, al igual que la energía liberada durante el proceso de frenado.
Las ruedas del tren son impulsadas por un motor eléctrico incrustado en el chasis. Al lado, lleva una batería que mantiene un flujo constante de potencia.
Por encima de la cabina están los tanques de almacenamiento de hidrógeno, y la celda de combustible está en el techo en medio del tren.
Los trenes Coradia iLint pueden recorrer alrededor de 1.000 kilómetros con un solo tanque de hidrógeno -que se recarga en 15 minutos-, una autonomía similar a la gama de trenes diésel.
"Claro, comprar un tren de hidrógeno es algo más caro que un tren de diésel, pero es más barato de operar", Stefan Schrank, gerente del proyecto de Alstom.
¿Qué tan ecológico es?
El hidrógeno es el elemento más abundante en el Universo. A temperatura ambiente conserva su estado gaseoso, y al entrar en contacto con el oxígeno hace combustión y emite calor y vapor de agua.
A diferencia de los combustibles fósiles a base de carbono, el hidrógeno como combustible no genera dióxido de carbono (CO2). Esa característica lo ha convertido en un candidato ideal para convertirse en la fuente de energía del futuro.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. "El hidrógeno puede producirse con combustibles fósiles, lo que aumenta las emisiones de CO2", escribe Kenneth Macdonald, periodista de BBC News.
Por otro lado, también se podría producir hidrógeno al "cosechar' energía con células solares, para luego pasar la electricidad resultante a través del agua, que se divide limpiamente en hidrógeno y oxígeno", dice Macdonald, no sin antes hacer una acotación importante.
Usar energía solar para producir hidrógeno "no es particularmente eficiente. Cuesta el doble que producir energía del viento, porque hay que poner mucha energía para sacar el hidrógeno".
Faltan, entonces, cambios sustanciales en el mundo para que se pueda dar una "economía del hidrógeno", que permita que este tipo de tecnología se haga masiva.
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