Alejandro Burdisio, el cordobés que imagina una Argentina futura llena de chatarra
La Argentina del futuro está llena de Rastrojeros, Rambler y Torinos que flotan por los aires. De viejos colectivos que vuelan y marcas que vuelven a aparecer. Hay pedazos de chapa, remixes de máquinas desperdigadas, mucho metal; y todo en un escenario en el que casi nunca se ve la tierra firme. ¿Todo quedó destrozado? ¿Qué pasó? ¿Fue una guerra nuclear? ¿Nos invadieron los extraterrestres? ¿O fue una pandemia?
Todas estas ideas son las que surgen luego de mirar las imágenes que sueña y dibuja Alejandro Burdisio. Conocido por todos como Burda, es autodidacta que se dedica al dibujo, la pintura y la ilustración desde que tenía 19 años. Él creó un universo distópico con una impronta del pasado cercano: el estilo, que tiene el nombre de "dieselpunk", mezcla los fierros con una estético de entre las décadas de 1940 y 1960 y al que le denominó, económicamente, como Universo Chatarra.
De la arquitectura al humor gráfico
Este cordobés de 64 años recorrió un largo camino para llegar a su mundo privado. Durante 25 años realizó dibujo arquitectónico (estudió la carrera de arquitecto, pero nunca se recibió) y cuando quiso darse cuenta ya era todo "un empresario de la gráfica arquitectónica" que tenía personal a su cargo. Hasta que un día se dijo a sí mismo que todo eso lo alejaba del dibujo, y allí cerró esa etapa.
En 2010 dejó el estudio arquitectónico en manos de su esposa -Blanca, arquitecta recibida- y comenzó a dedicarse al humor gráfico de la mano del ilustrador mediterráneo Nicolás di Mattia (el autor del póster de la última película de Juan José Campanella, El cuento de las comadrejas).
El éxito fue inmediato: publicó un libro -Mundo Burda: humor atado con alambres- que se agotó; y cuando iba camino al segundo cayó en la cuenta de que se acercaba al estereotipo. "Viste como es, está esa creencia de que los cordobeses somos todos graciosos y dije ‘no, chau, yo quiero dibujar, no quiero que me encasillen’. Quería dibujar otras cosas", cuenta en diálogo telefónico con LA NACION.
Se animó, entonces, a cancelar el segundo libro, que tenía hasta la tapa diagramada. La siguiente parada fue la actual: la industria audiovisual, primero en el cine y luego en videojuegos. Acuerdos de confidencialidad mediante, solo puede mencionar que actualmente, y desde hace varios años, está dibujando para la popular saga de estrategia Warhammer.
En el medio de todo eso surgió Universo Chatarra: en 2012 publicó en su página de Facebook un dibujo de un Rastrojero volando por una ciudad. Rememora Burdisio: "No la busqué esa serie, apareció por decantación de un montón de cosas que me gustaron, se encontraron todas en un dibujo. Y ahí me di cuenta que tenía una serie, por la réplica de la gente. Entonces ahí previsualicé como cuarenta dibujos más y empecé a agregar. Agregué arquitectura, iconografía, le ponía el Automóvil Club; después ya le ponía iconografía política, ‘Viva Perón’ escrito en una pared y ahí se armaba lío en el Facebook con la gente, estaban los que lo insultaban o lo aplaudían. Había ahí una empatía, o algo."
El retrofuturismo y el dieselpunk
Lo que hace Burdisio puede llamarse retrofuturismo, una movida que mezcla, como ucronía, el pasado y el futuro de manera irónica y que tiene en su ADN a la ciencia ficción, la cultura pop, los carteles publicitarios, los cómics y películas como Blade Runner. Dentro del retrofuturismo hay diferentes vertientes, como el steampunk, el mencionado dieselpunk, el atompunk y el ciberpunk.
"El steampunk es la estética retrofuturista con máquina a vapor, la estética victoriana. Un buen ejemplo es la película Hellboy. El dieselpunk es steampunk, pero con motor a combustión y está un poquito más aggiornado en cuanto a la mecánica. Tiene muchas similitudes con el steam porque son estilos muy cargados. Y después está el atompunk, el estilo retrofuturista de los años cincuenta, la era atómica. Típica iconografía paranoide de los estadounidenses de aquella época. Después está el ciberpunk, una cosa bien fluo, mecanoide, urbana", apunta Burdisio.
"Lo que hago yo básicamente es un universo poco alentador. Está todo oxidado, ranchos flotando, autos desvencijados, tecnología. Es muy gracioso porque todo el mundo me empieza a hacer un cuestionario de cómo vuelan, de por qué flotan. Yo les digo ‘no arruinen la magia, no saquen la magia’, eso invénteselo cada uno. Yo tengo mi teoría, a lo mejor, pero no se los voy a decir nunca, que cada uno imagine lo que quiera".