Advierten que por la cuarentena podrían faltar celulares y televisores en las próximas semanas
"Hoy no te podés quedar sin celular – reflexiona un avezado analista de la industria local-. No es un chiche, es un instrumento de trabajo. Y para el colegio, también." El comentario viene a cuento de la particular situación que enfrenta el mercado argentino de telefonía móvil: en algún momento de las próximas semanas podría quedarse sin equipos para vender, una señal de alarma que contrasta con lo que debería ser una buena noticia: en la última quincena se reactivaron las ventas.
Las marcas calculan que tienen stock completo para unas tres semanas, cuando lo normal es que dispongan de más de tres meses de inventario listo para enviar a las tiendas (que representan el 40% de las ventas) y a las operadoras (el 60% restante). Y estiman que en breve comenzarán a faltar algunos modelos, o será muy difícil conseguir otros. Algo parecido, dicen, pasará con los televisores, aunque hay un poco más de unidades disponibles para enfrentar la demanda.
Se van vaciando los depósitos porque las ventas treparon notablemente en las últimas dos semanas: después de desplomarse en la segunda quincena de marzo, ahora llegaron a un volumen cercano al 70 por ciento de lo que se vendía antes de la cuarentena. El hecho, inédito en el país, es cortesía de la tormenta logística que desató el coronavirus.
De China a Tierra del Fuego
Cuando la epidemia todavía no era una pandemia, China decidió poner el país en cuarentena. Lo hizo después de ver cómo se acumulaban las muertes por el virus, que por ese entonces tenía su centro de difusión en Wuhan, una ciudad hoy célebre por el coronavirus, pero que sólo era conocida por ser un polo industrial de electrónica. China es el principal fabricante de celulares del mundo, y esto alcanza también a la Argentina, que compra kits semidesarmados (de celulares, y de otros dispositivos electrónicos), los trae al país y los termina de ensamblar en Tierra del Fuego para dar cuenta del 95% de los celulares que se venden en la Argentina. Sin China, no hay equipos.
La buena noticia llegó el 13 de marzo: las fábricas chinas comenzaban a operar nuevamente, bajo la mirada atenta de un mercado que a nivel mundial vende 1400 millones de teléfonos al año (en 2020 serán 1200 millones, según la consultora TrendForce). En la Argentina, la alegría duró poco: el 17 de marzo, una semana antes que en el resto del país, Tierra del Fuego decretó la cuarentena, atendiendo a la llegada de cruceros cargados de extranjeros a Ushuaia (marzo es temporada alta de turismo marítimo). Toda la producción en Ushuaia y Río Grande se frenó por completo.
"Llevamos 45 días sin producir nada –admite Germán Greco, de Motorola-. Cuando empezó la pandemia hicimos una previsión de las ventas en cuarentena; las primeras dos semanas se desplomaron las ventas, no se vendía nada. Pero la gente se adaptó, se habilitó la venta de celulares por vía online, y hoy estamos en un 70 por ciento del volumen que vendíamos antes de la cuarentena. Y todo venta online: no hay locales abiertos. Ya enviamos todo lo que pensábamos vender a fin de mayo. Es una gran noticia, pero a la vez es un problema".
"En dos semanas vamos a quebrar stock", advierte un ejecutivo del sector, aludiendo a quedarse sin equipos que vender. "Y lo mismo pasa con los televisores, que también se producen en Tierra del Fuego, sobre todo los de 32 y 42 pulgadas. Cuando comenzó esto mirábamos las ventas en Europa y hacíamos los cálculos para el mercado argentino, pero este aumento de ventas nos está vaciando los galpones".
Para Martín Cricco, de Alcatel, la firma china que hoy tiene el 4% de las ventas de celulares en la Argentina y está tercera en el país detrás de Samsung (50%) y Motorola (37%), "muchos usuarios que antes no compraban online ahora vieron que funciona y se adaptaron, y están comprando, así que aumenta la demanda. El tema es que la oferta va a seguir restringida, porque Tierra del Fuego sigue sin producir. Hay que ver si se mantiene esa demanda, y cómo se la enfrenta. El panorama no está del todo claro".
Las dos partes de la cadena
Nadie se queja de poder vender, claro: la preocupación es que no tienen cómo reponer lo que venden, y no saben cuándo volverán a tener más equipos. Y advierten que en los modelos más populares (los de gama media y gama baja) algunos modelos desaparecerán de la oferta. Las partes para fabricar nuevos teléfonos están en los depósitos: lo que faltan son los operarios en las líneas de montaje.
"El decreto que habilitó la entrega de productos por venta online activó una parte de la cadena, pero no la otra -advierte Federico Hellemeyer, presidente de Afarte, la asociación que representa a los fabricantes de electrónica en la isla-. Así que las marcas comenzaron a vender, lo que es lógico, pero sin poder reponer el stock para seguir abasteciendo a los canales de distribución, porque Tierra del Fuego está parada".
Y aún si la reactivación en Tierra del Fuego comienza ahora, no alcanzarán la plena producción hasta tres o cuatro semanas después de que se reinicien las líneas de montaje, que se harán en forma gradual, lo que hace que los fabricantes tengan todavía más urgencia por volver al trabajo, mientras se esmeran en implementar protocolos que protejan a los trabajadores. En Ushuaia, de 116 casos confirmados de contagio por coronavirus 62 ya fueron dados de alta; en Río Grande hubo 10 personas contagiadas que ya fueron dadas de alta. No hubo muertos hasta ahora; en la isla atribuyen a la semana extra de cuarentena los números reducidos de contagio.
"Hace dos semanas que los fabricantes vienen adaptando las plantas para respetar los nuevos protocolos de higiene, definidos junto al gobierno de Tierra del Fuego, y tienen todo listo para producir de nuevo -explica Hellemeyer-. El resultado es que por la mayor distancia entre operarios, la reducción de los turnos y demás, las plantas probablemente tendrán un poco menos de capacidad productiva. Pero igual ya venían trabajando al 50% de su capacidad, así que no se debería notar."
Lograr reactivar a Tierra del Fuego tiene otro objetivo de mediano plazo: salvar un año que ya se perfila como negro. El mercado argentino de celulares está lejos de sus épocas de gloria, cuando se vendían más de 13 millones de teléfonos al año (entre 2010 y 2015); desde entonces los números vienen bajando. Con unos 7,5 millones de teléfonos vendidos en 2019, ofrece un volumen similar al de 2004, según estimaciones de la consultora Carrier y Asociados. Antes del coronavirus la previsión local era vender 7 millones de equipos; la intención ahora es evitar que la cuarentena reduzca aún más ese número.
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