Usa un sistema de análisis de imágenes para que una computadora observe los movimientos de su bebé cuando duerme y le alerte cuando está teniendo hambre, para evitar que llegue al llanto
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Es una incógnita desesperante que conocen todas las madres y padres. ¿Por qué llora ese bebé? ¿Tiene hambre? ¿Frío? ¿Sueño? ¿Quiere upa? ¿Está aburrido? Imposible saber, aunque los más perspicaces, con el tempo, le van aprendiendo algunos gestos que dan una pista -no siempre certera- sobre sus intenciones. Caleb Olson fue un poco más allá: implementó un sistema que combina una cámara con algoritmos de reconocimiento de imágenes para determinar, con bastante precisión y sin tener que estar todo el tiempo observando a su hijo, si comienza a tener hambre o no.
Caleb Olson ya es conocido en internet por su amor por estas dos herramientas, las cámaras digitales y los sistemas de análisis de imágenes. Ya creó, hace un tiempo, una herramienta que le avisa cuando su perro salió al jardín a hacer sus necesidades, y es tiempo que ir por una palita y una bolsa (el sistema incluso distingue cuando la mascota solo hace pis).
Ahora Olson eligió combinar el sentido común y las recomendaciones de los pediatras con la tecnología. Así, puso una cámara encima de la cuna de su bebé, cuyas imágenes alimenta un software de análisis (Media Pipe de Google), que es capaz de reconocer cambios en la postura del bebé mientras duerme, gestos típicos (llevarse la mano en la boca, por ejemplo) y otros movimientos usuales que preceden, con algo de tiempo, el llanto por hambre. Los gestos tienen un puntaje; la acumulación de gestos en un período corto de tiempo (y no algo pasajero no relacionado con el hambre) es el disparador para que el sistema determine si es momento de alertar a los padres o no.
La idea, por supuesto, es evitar ese momento: por lo general, los bebes lloran cuando el hambre ya es extremo, por lo que una acción previa puede ser beneficiosa para la criatura y generar una situación más amable para la madre o el padre.
Olson confirma que el sistema no acierta el 100% de las veces (de la misma forma que podemos estar ocupados en otra cosa y darnos cuenta, de un momento para otro, que tenemos hambre), pero le permite algo de margen de maniobra: una notificación en el teléfono cuando no está en la misma habitación que el bebé, que le permite ir organizando su rutina para atajar al niño antes de que estalle el llanto; así puede preparar una mamadera y darle a la madre un rato más de sueño ininterrumpido.
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