A prueba: cómo funcionan los AirTag, los llaveros conectados de Apple
El nuevo accesorio aprovecha una tecnología disponible en los últimos modelos de iPhone que permite facilitar la localización de objetos con un sistema mucho más preciso
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Los nuevos AirTag son pequeños dispositivos de forma redonda y personalizables que funcionan en la red del servicio Find My -encriptada de extremo a extremo-, con la que los usuarios de Apple pueden localizar los iPhone, iPad y otros productos de terceros compatibles que hayan perdido. Hemos tenido la ocasión de probarlos y cumplen con todo lo que podríamos esperar de un dispositivo de estas características.
Un nuevo accesorio de los de Cupertino que, por su precio (unos 30 dólares), tiene todo asegurado para convertirse en un éxito de ventas. Compacto y elegante, este botón ayuda al usuario a localizar y rastrear objetos valiosos y puede colocarse en llaves, bolsos, mochilas y otros artículos, aprovechando la extensa red de dispositivos de Apple para su búsqueda. Todo de forma anónima y segura, sin revelar ningún dato personal. Además, ofrece resistencia al agua y al polvo (IP67).
Todos los AirTag incluyen el chip U1 de Apple con tecnología de banda ultraancha. Esto hace posible realizar una búsqueda de precisión en el iPhone 11 y iPhone 12. Esta tecnología avanzada puede determinar con más exactitud la distancia y la dirección en la que se encuentra un AirTag siempre que esté en su radio de alcance del Bluetooth, con apoyo visual en la pantalla, vibraciones y sonidos para dar con el objeto perdido más fácilmente. La forma en la que Apple ha ejecutado esta puesta en escena es sobresaliente.
Fácil de usar y con mayor rango de búsqueda
Más allá de esto, la gran ventaja de los AirTag es que cuando estos localizadores quedan fuera del alcance del teléfono cualquier otro iPhone actúa como un sensor para encontrarlo. La red de búsqueda de Apple cuenta con casi mil millones de dispositivos Apple (aunque esta base será menor en estos momentos, ya que para que funcione deben estar actualizados a la versión 14.5 del sistema operativo) y es capaz de detectar señales Bluetooth de un AirTag extraviado para enviar la ubicación a su propietario.
Al igual que los AirPods, el AirTag se configura al instante y eso siempre es fundamental en este tipo de dispositivos. Cuanto más sencillo es el proceso, mucho mejor. Lo sacamos de la caja, retiramos el plástico y automáticamente el iPhone lo detecta, apareciendo en la pantalla la información para enlazarlo. Los usuarios pueden asignar el AirTag a un objeto y elegir un nombre predeterminado como “llaves”, “mochila”, o bien ponerle el que prefieran.
Cuando los clientes compran su AirTag (que mide 3,19 cm de diámetro y pesa apenas 11 gramos con la pila puesta) tienen la opción de personalizarlo con un grabado gratuito que incluya texto y alguno de los 31 emojis disponibles. El AirTag se puede colocar directamente en un bolso o un bolsillo. Los usuarios también pueden elegir entre una gran variedad de accesorios diseñados por Apple, entre los que destacan la correa y el llavero fabricados con piel. Como siempre, el diseño de la marca estadounidense es su seña de identidad.
Ni antirrobos, ni dispositivo de seguimiento
Los AirTag están pensados como dispositivo de localización de objetos de uso personal, no para evitar robos o usarlo para hacer un seguimiento. Si alguien encontrase una cartera o mochila con un AirTag colocado en ella sólo tendría que quitar la batería (ya que son fácilmente reemplazables) para que dejase de funcionar.
En el hipotético caso de que lo escondiésemos para que el ladrón no lo viese, al tercer día empezaría a emitir un sonido, por lo que el aparato será detectado y, de la misma forma, podría desactivarse. Por este último motivo tampoco podría usarse como dispositivo de seguimiento (en un coche, por ejemplo).
La función de los AirTag es la que es: encontrar objetos perdidos. ¿Nos facilitará la vida a los que solemos olvidar dónde hemos dejado las llaves? Seguramente sí. Hay otros llaveros -de compañías como Tile- que tienen las mismas funciones, pero carecen del respaldo de una marca como Apple, de una gran red de dispositivos conectados y de un ecosistema tan potente como el de los de Cupertino. Esa puede ser la clave de su éxito.