A examen: probamos el smartphone plegable Samsung Galaxy Z Flip5, que trae el mayor cambio de diseño de su historia
El nuevo smartphone plegable Samsung Galaxy Z Flip5 rompe con las generaciones anteriores de celulares “con tapita” y suma una pantalla externa de 3,4 pulgadas, lo que permite operar la mayoría de las funciones del teléfono aún si está cerrado
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Unas semanas de ventaja le dio Samsung a Motorola en la carrera por la nueva generación de celulares plegables. Con sus nuevos Razr 40, Motorola salió de su letargo en este segmento y presento dos modelos con diferentes características, sobre todo en sus pantallas; estuvimos probando uno de ellos, el Razr 40 Ultra.
La respuesta de Samsung no se hizo esperar. La empresa surcoreana pisó fuerte con nuevas versiones de los ya probados Galaxy Z Fold y Galaxy Z Flip, que salieron a la venta hace diez días en la Argentina. Uno de ellos, el Z Flip5, es el que más cambios trae, y el que estuve probando durante una semana.
Primer contacto
La caja del nuevo Flip se vuelve a presentar con un empaque delgado, dado que el teléfono viene desplegado, y no incluye el cargador. Sin embargo, si se incluye el cable USB-C para transferencia de datos.
El teléfono ofrece, en la tapa de la batería (protegida por Gorilla Glass Victus 2), una serie de colores muy agradables como el crema (el que probé), grafito (negro), lavanda, menta (verde) y azul.
Es preciso decir que, desplegado, nos encontramos con un teléfono muy liviano y delgado. Se nota que Samsung ha puesto especial énfasis en este apartado, dado que esto trae aparejado otro aspecto: cuando se pliega se convierte en una unidad más compacta que el Z Flip4.
Otro punto para destacar es el énfasis que ha puesto la empresa surcoreana en la nueva disposición de la bisagra. Mientras que en la versión anterior se plegaba totalmente sobre uno de los extremos, quedaba una luz en la zona contigua a la bisagra, una pequeña separación que rompía cierta armonía en la experiencia (algo que también sucedía con el Galaxy Z Fold). En el Z Flip5 (y en el Z Fold5) eso es cosa del pasado, la bisagra cierra por completo el teléfono transformándolo en un “alfajor”, incluso respetando las dimensiones de la tradicional golosina; es el mismo tipo de diseño que están usando todos sus competidores.
La nueva bisagra también ayuda a que el pliegue de la pantalla interior (que es flexible) sea menos pronunciado, ya que se dobla con una forma tipo gota cuando está cerrado. Si bien todavía se nota, pasa más desapercibido, incluso al tacto es más discreto. En lo funcional, la arruga de la pantalla deforma menos la imagen que en las versiones anteriores.
La bisagra es suficientemente rígida como para, también, usar el teléfono en diferentes ángulos de apertura, usando la propia estructura del smartphone como soporte para la pantalla, tanto la interior como la exterior. Algunas apps son capaces de detectar esta apertura y modificar su interfaz para dejar parte del contenido en una mitad de la pantalla interior, y otra mitad en la que está supina.
La pantalla externa, el gran cambio de diseño
Si bien las mejoras con la bisagra y la estética general del equipo son evidentes, lo realmente novedoso en el Z Flip 5 es la pantalla externa que se encuentra en la tapita. Se trata de un display totalmente funcional, que permite operar muchas funciones del teléfono manteniéndolo cerrado. La misma es una pantalla táctil Super AMOLED, tiene un tamaño de 3,4″ con una resolución de 720 x 748 pixeles y protección Gorilla Glass Victus 2, mucho más grande que el de generaciones anteriores (que era apenas una cinta donde ver la hora y algunos iconos de notificaciones). A diferencia del Razr 40 Ultra de Motorola, la pantalla del Galaxy Z Flip 5 evita las dos cámaras externas que tiene la tapa, lo que deriva en una pantalla con un diseño como el del icono de una carpeta. Se trata nada más que un detalle estético.
La diferencia con el nuevo plegable de Motorola, es que en la pantalla externa del Z Flip 5 solo se pueden usar algunas apps como WhatsApp y Google Maps, además de otros widgets como el clima, calendario, etc. Por suerte podemos modificar este aspecto de forma simple y sin recurrir a ningún hack, utilizando la app Good Lock de Samsung. La aplicación se instala desde la Galaxy Store; una vez en ella, deberemos descargar la función MultiStar, lo que nos permitirá habilitar cualquier app para su uso en la pantalla externa. Luego de realizar varias pruebas con TikTok, Instagram y Twitter, la experiencia fue buena, pudiendo operar casi todas las funciones del teléfono con la tapa cerrada. Claro que hay que acostumbrarse a la interfaz cuadrada, y a escribir con un teclado que, para quienes tengan manos grandes, puede llegar a ser algo pequeño. Cabe destacar que, en el evento de lanzamiento, Samsung aclaró que las apps se irán habilitando de forma nativa más adelante.
Con el teléfono plegado también podremos operar las cámaras (que son las principales cuando abrimos la terminal). Con solo tocar una vez en la pantalla podremos tomar una captura o comenzar a filmar. Ambos sensores son de 12 megapixeles, solo que uno es gran angular, teniendo una apertura focal de f/2.2.
Las cámaras tienen buena calidad en general, aunque este aspecto no difiere mucho con respecto a la versión anterior (si Samsung se relajó en algo, fue en este apartado). Se pueden tomar fotos y videos con el fondo desenfocado, e incluso incorpora la posibilidad de filmar en “modo director” utilizando la cámara de selfies y la principal a la vez. La que sí está por debajo de la media (al menos en la alta gama) es la cámara de selfies (que la está en la cara interna del teléfono, y que solo se ve con la pantalla principal desplegada). Si bien tiene un sensor de 10 megapixeles, las fotografías se ven algo lavadas de color.
Por supuesto que hay actividades que requieren utilizar la pantalla interior del teléfono. Ya sea para ver una serie en alguna plataforma, leer un texto o buscar una interfaz de uso más amplia, la pantalla principal es la opción indicada cuando queremos usar el Flip al modo tradicional. Para este celular, Samsung optó por un display Dynamic AMOLED de 6,7″ (2640 x 1080 pixeles), con una tasa de refresco de 120 Hz y HDR.
Bajo el capó
Otro acierto de Samsung en esta terminal es haberla dotado del último procesador de Qualcomm, el Snapdragon 8 Gen 2, el mismo que utiliza la serie Galaxy S23. Este cerebro electrónico, sumado a 8 GB de RAM y 256 GB de almacenamiento (también hay una versión con 512 GB) convierten al Z Flip 5 en un teléfono de alta gama.
Con el tema batería se presenta una dicotomía. Es de 3700 mAh, algo que puede parecer poco, sobre todo si usamos el panel plegable de 6,7″ todo el tiempo, pero si nos acostumbramos a realizar la mayoría de las funciones con el teléfono plegado (contestar llamadas, enviar mensajes, tomar fotos, etc.) y solo usar la interior en ocasiones que lo ameritan, no tendremos problemas en llegar a cubrir una larga jornada fuera de casa. Pero requiere un cambio de hábitos: a mí me costó una semana acostumbrarme, pero en definitiva si el usuario elige un plegable es para utilizar estas funciones y no dejarlas de lado para usarlo como un teléfono convencional.
El resto del teléfono no se desvía de lo tradicional: conector USB-C en la base, lector de huellas en el lateral derecho y, junto a él, la tecla para subir y bajar el volumen.
En conclusión
Una de las preguntas centrales para quien le interese esta propuesta puede ser, ¿vale la pena comprar un teléfono con tapita? La respuesta variará según lo que busque cada uno, claro. En lo personal, me sentí cómodo con el Z Flip5. Me resultó útil utilizándolo en su formato semiabierto para realizar videollamadas en conjunto con auriculares inalámbricos y me acostumbré a sacarle partido a la pantalla exterior. El tiempo dirá si esto es el resultado de una moda y, por ende, quiera volver a un teléfono tradicional en el futuro. El Galaxy Z Flip 5 ya se encuentra a la venta en el país a un valor de 615.000 pesos y con hasta 15 cuotas sin interés.