Un año después, el matrimonio escapó de Europa, emigró a EE.UU. y se instaló en Nueva York, en donde se convirtió en el séptimo Rebe de Jabad, después de la muerte de su suegro en 1950. Allí tomó a un grupo casi al borde de la extinción después del Holocausto y lo transformó en uno de los movimientos más influyentes en la religión judía, con una red internacional de más de 5000 centros educativos y sociales.
Las enseñanzas publicadas de Schneerson llenan más de 400 volúmenes y, durante su vida, muchos de sus seguidores creyeron que él era el Mesías. Su propia actitud hacia este tema y si lo alentó es objeto de un acalorado debate entre académicos. Esta y otras controversias provocaron fuertes críticas desde muchos sectores en el mundo ortodoxo.
Como Rebe, Schneerson recibía visitantes para reuniones privadas, conocidas como “yechidus”, los domingos y jueves por la noche. Estos encuentros comenzaban a las 8 de la tarde y a menudo continuaban hasta las cinco o seis de la mañana, y estaban abiertas para todos sin preferencias. Incluso su secretario una vez rechazó admitir a John F. Kennedy porque estaba atendiendo a personas que habían solicitado citas meses antes.
Schneerson hablaba sobre la posición de EE.UU. como una superpotencia mundial. Instaba al gobierno a desarrollar un plan de energía autónomo y a no depender de regímenes totalitarios cuyos intereses nacionales diferían significativamente de los norteamericanos. También pedía que utilizaran su influencia en los países que recibían su ayuda exterior para hacer más por las necesidades educativas y culturales de sus ciudadanos desfavorecidos.
En 1978, el Congreso de los Estados Unidos pidió al presidente Jimmy Carter que designara el cumpleaños de Schneerson como el Día Nacional de la Educación en Estados Unidos, que se conmemora desde entonces. En 1994, recibió póstumamente la Medalla de Oro del Congreso por sus “destacadas y duraderas contribuciones hacia la mejora de la educación mundial”.