Hace ya 80 años del comienzo del Holocausto y 75 desde los juicios de Núremberg, que sentaron en el banquillo de los acusados a algunos de los culpables de aquel exterminio masivo.
Todas las personas que participaron de ese genocidio son grandes: probablemente no les quede mucho tiempo de vida. Pero el doctor Efraim Zuroff, de 73 años, no se detiene en su misión de localizar a los centenares de criminales nazis que siguen prófugos y que no fueron juzgados.
Según le dijo a la BBC desde Israel, tiene muchas razones para hacerlo, pero la primera y más importante es que no se arrepintieron de lo que hicieron: “En todos estos años nunca me topé con un criminal nazi que expresara remordimiento y buscara reparar lo que hizo”.
Durante los últimos 40 años, Zuroff intentó seguir el rastro de más de 3 mil sospechosos de crímenes durante el nazismo dispersos por 20 países. Algunos murieron antes de que los encontrara, pero alrededor de 40 casos terminaron en juicio y algunos acabaron con una condena.
El mayor éxito del doctor Zuroff fue la condena al último comandante conocido de un campo de exterminio: Dinko Sakci, que dirigió un campo de la actual Croacia en 1944, donde hasta 100 mil personas fueron asesinadas. Fue condenado a 20 años de cárcel el 4 de octubre de 1998
“Hace 12 ó 13 años, para acusar a alguien en Alemania había que probar que había cometido un crimen específico contra una víctima específica y que lo había hecho movido por el odio”, cuenta. Según él, esto hacía casi imposible sentar a alguien en el banquillo, pero ahora se eliminó ese requisito.
Aunque es consciente del gran desafío legal, logístico y político que supone juzgar a los autores de genocidio, Zuroff afirma que eligió este trabajo “por un sentido de responsabilidad y una obligación hacia las personas que fueron asesinadas”.