Su nombre es Jorge Alberto Bender y nació en Argentina. Es sacerdote franciscano y tiene una meta clara: construir una unidad de producción agropecuaria modelo y una escuela profesional en uno de los lugares más pobres y desolados de África.
El proyecto se llama “Agropecuaria San Francisco” y comenzó hace dos años en Jécua, una aldea de la provincia de Manica. Más de 206 hectáreas en el medio de la nada, sin agua ni electricidad. Queda a 1200 kilómetros al norte de Maputo, la capital de Mozambique y a dos días de viaje en camioneta.
Acompañado por otros dos novicios y la gente del lugar, Fray Bender construyó un galpón-residencia para vivir, puso paneles solares, comenzó a cultivar el campo para producir frutas y cereales, puso un gallinero y está criando vacas, cerdos y peces.
Hace poco Fray Bender viajó a Roma para presentar oficialmente en el Vaticano este proyecto, que ya cuenta con el respaldo del papa Francisco, a quien conoce desde hace mucho tiempo. Fue su rector y maestro cuando estudió Teología en el Colegio Máximo de San Miguel.
“Los cinco verbos que reflejan esta misión son sembrar y recoger, acciones propias del agricultor; compartir; involucrar, porque queremos que se sumen muchos con el talento que cada uno tiene; y restituir, que es reconocer que lo que somos y tenemos viene de Dios y nos hace más plenos cuando lo compartimos en solidaridad y servicio”, explicó.
“No es una solución mágica de afuera, sino que la idea es que las personas sean protagonistas. Es el concepto africano ‘Ubuntu’: soy porque somos, la idea es pensar en plural, que es un concepto hermoso.
Y totalmente contrario a la idea del subsidio, que es denigrante. A veces el subsidio es necesario, pero cuando se eterniza termina esclavizando a las personas”, apuntó Bender.