Para muchos esta planta, conocida como pie de gallina o pata de ganso (Eleusine indica), es simplemente una maleza persistente que se encuentra entre el césped y las especies vegetales cultivadas.
Sin embargo, su presencia en los jardines y su capacidad para proliferar en diversos entornos no es casualidad y despertó un interés particular tanto por sus beneficios potenciales como por los desafíos que presenta en la agricultura.
Desde tiempos antiguos, diversas culturas han adjudicado propiedades curativas a la planta. En la medicina tradicional, esta hierba ha sido utilizada para tratar afecciones comunes como la diarrea y la fiebre.
Además, se ha encontrado que puede tener efectos beneficiosos en el tratamiento de problemas respiratorios, enfermedades asociadas con el hígado y los riñones, informa la National Library of Medicine.
Además de sus usos medicinales, la planta pie de gallina desempeña un papel importante en la agricultura y la ecología. Una de las aplicaciones más destacadas de esta planta es su capacidad para controlar la erosión del suelo.
Sus raíces, que se extienden rápidamente, ayudan a estabilizar el suelo y prevenir su degradación, especialmente en áreas propensas a la erosión. Este beneficio ecológico la convierte en una aliada en la conservación del suelo y en la protección de los ecosistemas agrícolas.