Zona sur: en los centros comerciales dicen que la gente nunca dejó de salir
Reabrieron casi todos los negocios, incluso los no autorizados; mucho movimiento, pero pocas ventas
"¿Lo puedo hojear un poquitito? Es un regalo para mi señora", decía un hombre en la puerta de una librería en el centro de Quilmes. Quería comprar un libro, pero la vendedora no se lo dejaba tocar. "Nos dijeron que no dejemos tocar la mercadería", explicó Roxana Tulian, la vendedora. Un nylon transparente la separaba de la gente que se acercaba. Desde allí, podía ver la fila en el banco. Lo que no veía es ningún control para que se respetara la distancia social.
La vuelta a la fase 3 encontró más gente en las calles en el conurbano bonaerense. Pero en algunos municipios de la zona sur, como Quilmes, Avellaneda y Berazategui, el cambio no fue demasiado: los vecinos ya salían desde antes. Con controles casi nulos en las peatonales principales, ayer aprovecharon los 22° para salir a caminar. Eso sí: todos con barbijo.
Eran pocos los negocios que aún tenían las persianas bajas en el centro de Quilmes. En el grupo de WhatsApp, los comerciantes decidieron que abrirían todos así habría menos posibilidad de multas o cierres. Pero el control policial solo se ve en los extremos de la peatonal.
"Sin barbijo no será atendido", se leía en un cartel pegado en el vidrio de un bazar-juguetería. "Tuvimos que ponerlo porque la gente viene sin barbijo. Y nunca se quedó en la casa. En Quilmes, al menos, no se enteraron de que hubo cuarentena. Cerramos al divino botón", lamentó Mariela Collado, que trabaja desde hace diez años en Ser Bazares.
Aunque el anuncio del gobierno provincial indicaba que la apertura de los locales de ropa y de calzado sería recién a partir del miércoles, tanto en Quilmes como en Berazategui ya abrieron. La mayoría, con una mampara o nylon transparente en la puerta, porque atienden de la puerta para afuera, y con los vendedores equipados con barbijo, alcohol en gel y alcohol para rociar la ropa.
En el centro de Berazategui un hombre de lentes oscuros cantaba bien fuerte, como si tuviera un micrófono y un parlante. Era el sonido de fondo de un día que parecía de paseo dominguero. "No se nota el cambio de fase porque gente hubo siempre", dijo Carlos, vendedor de accesorios para celulares y electrónica. El paso vehicular era lento, la calle, angosta y, aunque había personal de control, pocos frenaban.
A Adrián Pérsico le faltaban sus clientes más importantes: los alumnos de las escuelas. Desde su quiosco ve que en la calle hay, según estima, un 70% de los que había antes de la pandemia. Pero no compran tanto.
En Avellaneda el movimiento de gente es mucho menor. Sobre la avenida Mitre, donde se concentran muchos de los comercios, la gente camina de a dos o en familia, todos con barbijo. Los locales de venta de ropa y calzado también abrieron.
Andrés Rousellot trabaja en una zapatería. Ayer empezó a atender a las 10. "Vendí cinco pares. En época normal, sin pandemia, vendía veinte", recordó. Dijo que veía un poco más de gente en la calle que la semana pasada, aunque en la fase 1 los vecinos igual salían de compras.
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