Zárate: un vecino de dos acusados dejó el club porque eligió evitar una golpiza
ZÁRATE (Enviado especial).- Agustín tiene 23 años, lucía un gastado short de rugby color blanco, una musculosa negra y ojotas en el caluroso mediodía de ayer. La cuadra de su casa, Avellaneda al 400, se había convertido en un lugar de recorrida de la prensa que intentaba dar con familiares de Ciro y Luciano Pertossi, dos los jóvenes detenidos en Villa Gesell por el crimen de Federico Báez Sosa de 19 años.
En diálogo con LA NACION, el joven habló sobre sus vecinos, la cultura del rugby y recordó la situación que lo llevó a alejarse del deporte que había abrazado por sus valores y que ahora está en el ojo de la tormenta.
"Yo dejé el rugby por un tema parecido a lo que ocurrió en Villa Gesell. Mi camada se enfrentó con gente de mi escuela y yo me quedé del lado de mi escuela", dijo al comienzo de su relato el chico, cuyo cuerpo aún evidencia la práctica de ese deporte.
Sobre la situación bisagra, recordó: "Una vez, un grupo de mis compañeros de rugby fue a buscar a un amigo cuando estábamos en Educación Física a la tarde. A mi amigo lo tuvo que venir a buscar la madre. El otro día hablaba con mi familia y les decía: «Mi amigo será un cagón, pero sigue vivo» y Fernando no. Quién te dice que no hubiese terminado igual".
"Eso pasó en 2014, yo terminé de jugar la temporada y me tuve que ir. Después de lo que había pasado con mi compañero de colegio me habían comenzado a tildar de traidor", explicó.
"Era la crónica de una muerte anunciada"
"Cuando vi la noticia, dije: «Era crónica de una muerte anunciada». De por sí, por la cultura que hay en el rugby en la Argentina. Es algo cultural del rugby", señaló Agustín y pidió: "Para mí la Unión Argentina de Rugby (UAR) tiene que tomar cartas en el asunto. Lo digo como un joven que jugó, amó el deporte durante su adolescencia y abrazó esos valores que se pregonan".
Según el chico de 23 años "era algo de esperarse". "En mi camada no hubo tanto lío como en otras camadas. Sí me llamó la atención. No es que lo esperaba, pero había una probabilidad. Si uno junta los factores, el resultado final es bastante aproximado a lo que pasó. De los 10 que están, de algunos no me los esperaba", lamentó.
Luego recordó la historia de enfrentamientos entre el rugby y el remo dentro de Zárate. "Acá siempre hubo pica entre rugby y remo. Desde la época de mi viejo. Es como una larga guerra donde llevan años peleando y ya no saben por qué. Hace un tiempo, unos de estos chicos intentaron hacer daño al galpón de botes de remo donde entrenaban [Pablo] Ventura y mi hermano. Cuando me enteré le dije a mi hermano que no los fuera a buscar, que me avisara a mí porque sabía que venían en patota".
Sobre lo sucedido con Ventura y la falsa denuncia, comentó: "Nos conocemos todos. Él remaba con mi hermano. Me sorprendió y lo primero que hice fue llamar a mi hermano para preguntarle qué había pasado, pero me dijo que estaba equivocado que Pablo no podía hacer algo así. Me alivié ayer cuando lo liberaron porque sentí que al pibe lo habían inculpado".
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