Son las cinco de la tarde y en un subsuelo de la calle Cabrera, en el corazón de Palermo, suena Britney Spears. Ana, o "la Coneja China", como se la conoce en las redes sociales, prepara una playlist en Spotify para pasar música en el cumpleaños que tiene a la noche. La computadora está arriba de un baúl lleno de bolsas con ropa y tiene abierto además un Excel donde ordena los pedidos registrados en su página web, listos para ser entregados.
El sótano está ubicado debajo de Tienda Chulita y es el showroom de "bylaconejachina", una marca que creó Ana hace tres años, cuando empezó a revender ropa de Avellaneda hasta que un día se aburrió. El cansancio hizo que su emprendimiento diera un giro hacia las remeras temáticas, bajo el lema "la remera que quieras, para el evento que tengas". Así, tiempo después, consiguió 280 mil seguidores en Instagram y más de 6500 en Twitter .
"Son frases que no encontrás en el mercado", dice la Coneja China a LA NACION. Pero esto no surgió de un día para el otro: "Empezó a cambiar un poco la moda y yo soy muy básica para vestirme, tengo mi propio estilo. Iba a comprar y decía: ‘de acá no me pondría nada’". El último empujón para concretar la idea de remeras temáticas se lo dio un amigo cuando ella le contó que, para promocionar la marca, quería hacer stickers con frases. ‘Si te gustan las remeras y estás queriendo hacerlas, eso que decís hacelo en remeras’, le dijo. Y fue determinante.
Hoy, tiene una máquina de impresión digital en su casa, compra remeras blancas y grises en un taller al que ella misma le lleva el modelo y, a medida que la gente va pidiendo, las estampa. Pero no solo hace frases a pedido, sino también "lo que tiene ganas de decir al respecto de un tema". Canciones, series y películas son su fuente de inspiración, además de la Argentina y su cotidianeidad, porque, según dice, "este país tiene todos los días una sorpresa".
"Me han pedido miles de frases para todo tipo evento. Velorios, despedidas de soltero, bar mitzvah...", comenta la Coneja China. "Al velorio de mi padre fui toda de negro, ¡nada que ver!, hacía 100 grados... una ridícula. Al entierro, me fui fresca: en jean y una remera hecha por mí que decía ‘Houston, I have some many problems’ [en referencia a la película Apolo 13]".
—¿Te dijeron algo?
—No... pero me miraron todos como diciendo: ‘esta loca’. Pero bueno... Mi papá me vio haciendo esto. No mucho, murió justo en el auge, pero para él ya era un logro.
Twitter fue una de las redes sociales que la ayudó a posicionarse en el mercado. El primer famoso que la felicitó por bylaconejachina fue el reconocido chef Francis Mallman . Ella había hecho una remera que decía: 'Francis Mallman made me do it'. Él la compartió y le pidió una XL. "Fue espectacular. Me acuerdo que fue un domingo a la noche, y cuando me desperté, él me había mandado un mensaje como ‘me parece genial la remera, la foto que sacaste, lo que hacés, tu forma de hacerlo’. Un genio. Yo aparte soy muy fan, me parece muy genial. Se la llevé personalmente y hablamos de todo porque tenemos mucha gente en común. Pero llegamos por redes. Empezaron a retwitterarlo y después él subió una foto con la remera a su cuenta", recuerda Ana.
This could be us pero no desayunas.
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Sin embargo, Mallman no fue la única celebridad en compartir y disfrutar de sus diseños. Con Instagram logró tener aún más contacto y así sus creaciones tuvieron mayor visibilidad. Desde actrices como Julieta Zylberberg , Gimena Accardi , Nancy Dupláa hasta el cantante de Damas Gratis Pablo Lescano , pasando por Antonio Gasalla o Rodolfo Barili y el futbolista Ramiro Funes Mori , todos posaron con alguna de sus remeras.
De hecho, una de las más vendidas dice "Mercado, Maidana, Funes Mori & Vangioni". Cuatro jugadores de River Plate de aquel momento. El boom llegó con "Yo, Cristina pelotudo", a partir dela filtración de los llamados entre la expresidenta Cristina Kirchner y el extitular de la AFI Oscar Parrilli. Más cerca en el tiempo, cuando Mauricio Macri acordó con el Fondo Monetario Internacional, la Coneja hizo una parodia con "Yo, Christine [Lagarde] pelotudo".
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"Pongo lo que siento yo respecto a lo que sea. Hay un montón de cosas que se pueden poner, pero tiene que tener algo que ver con uno. Si no, no me llega. La gente también se toma esa libertad de decir lo que quiere, que es lo importante. Y yo lo cuido, no estoy lastimando a nadie ni faltando el respeto; tampoco pongo malas palabras. Es todo siempre con un tono de chiste", dice Ana.
La idea de sumar cuestiones políticas y sociales llegaron de la mano de su amigo Pedro Rosemblat, uno de sus primeros modelos masculinos. Su "Iván De Pineda", como lo llama. "Empezamos juntos con lo que iba pasando todos los días", cuenta. De esa manera hasta hoy surgieron más remeras ya que pudo recrear instantáneamente situaciones. Por ejemplo, la de Emilio Monzó en el Congreso de la Nación cuando los diputados votaron el proyecto por la despenalización del aborto y dijo: "Matemática, son dos votos"; los tuits de Cristina Kirchner"Típico de machirulo", o las polémicas declaraciones de Elisa Carrió sobre las propinas y la respuesta del mozo: "Yo tan propina y vos tan buenmozo".
Mejor peor país del mundo @kekahalvorsen
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Al tener todo lo necesario en su casa, tarda cinco minutos en hacer una remera: "Hago el diseño en el teléfono con photoshop, lo mando a la computadora y lo imprimo. Es al toque", cuenta.
Y esto también tiene repercusiones de los protagonistas.
Cuando estas hartx, descripción gráfica.
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—La expresidenta, por ejemplo, le puso ‘me gusta’ a la publicación de la remera con su tuit. ¿Qué sentiste?
—Flasheé. Porque podés pensar lo que quieras, tener la ideología política que quieras, pero es una expresidenta. Es histórico. Cuando lo leí dije: ‘esto tiene que ser remera’.
Un lunes cualquiera, en el mejor país del mundo.
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Aunque muchas personas las compran pero no se animan a ponérselas, también son requeridas algunas para hacer regalos o llevarlas a un lugar en particular, por ejemplo, la remera que dice ‘Mi cuerpo no quiere tu opinión’ la hizo con un grupo de amigas para la marcha del 8 de marzo. "Es raro, porque hay prendas con frases en otros idiomas donde ni saben qué se están poniendo. Acá vos elegís qué ponerte. Lo bueno es que algunas generan movimiento en las redes, después entran al perfil y ven otras", cuenta.
Mientras anochece, una mujer entra al showroom y pide probarse el buzo rojo que le encargó por Internet días atrás. La Coneja abre el baúl, saca una bolsa y lanza: "Debe ser lo más parecido a volver al útero materno que hay hoy en día. Al ser largos, no te entra el chiflete. En el bolsillo entra el fernet de litro". La señora se ríe, le paga y dice que sabe que "no es para su edad" pero le encantó.
De todas formas, Ana explica que en realidad no hay edad para usar las remeras o los buzos. "Es cuestión de sentirse cómodo", dice.
"Ya laburé en lugares que no me gustaban, hice cosas que no me gustaban. Ahora me dedico a pasarla bien, lo mejor que se pueda. Laburo, crío a mis hijos, veo a mis amigos, cocino..."
—¿Y sos DJ también?
—(Se ríe). Soy gestora de Spotify, porque me falta el elemento con lo que los DJs pasan las canciones. Lo hago con dos amigos. Somos el primer trío de DJs: ‘PPP’ ó Pensamiento Positivo Permanente. Lo único que hacemos es reírnos. Todo el tiempo. Nos llenamos de anécdotas. Nos divierte mucho más a nosotros el plan. Ni preguntamos cuánto nos pagan, nada. Nosotros vamos.
Actualmente en bylaconejachina son cuatro personas. Se dividen en tareas de producción y administrativas. Hacen envíos a todo el país y también sumaron a Uruguay. Las redes sociales las maneja ella, porque pasa mucho tiempo en Internet: "Es algo que me gusta. La ‘modelo’ también soy yo porque si no no podría tener la velocidad que tengo", explica.
Con treinta años y dos hijos, puede decirse que la Coneja China cumplió uno de los sueños que tenía de chica, cuando mandaba a hacer remeras que veía en Tumblr -una plataforma virtual- en la galería Bond Street o cuando se juntaba con su mejor amiga a ‘estar en Internet’: "Tomábamos gaseosa y estábamos horas, horas y horas viendo cosas por Internet". Hoy, ella es parte de la web. Casi 300 mil personas ven a diario sus publicaciones, interactúan, algunos también le expresan sus críticas y muchos, en cambio, celebran sus ideas y compran.
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