"Yo creo en la Justicia y espero que pronto hable", dijo el cura Lorenzo en su última entrevista
La última conexión de WhatsApp del cura Eduardo Lorenzo es de ayer a las 16.12. Menos de dos horas después se conoció públicamente que la fiscal había pedido su detención por abuso sexual. Antes de que termine el día ya se había quitado la vida.
El 9 de diciembre habló por última vez con LA NACION: "Es el mismo tema todo el tiempo, es muy muy doloroso, porque no hice nada de esas barbaridades", había escrito Lorenzo. Ese mismo día dijo que estaba en cama "con un problemita de salud" y luego que estaba en el médico.
Dos días antes de ese último contacto, el sacerdote acusado de abuso sexual quiso defenderse en diálogo con este medio.
"La jueza había dicho que no habláramos con la prensa ninguno de los dos. Pero evidentemente yo lo quiero respetar", dijo, pero siguió hablando.
"Yo soy inocente, yo no soy un pedófilo, yo no cometí ningún acto que sea indigno de mi ser cura. Tengo defectos como cualquiera, quizás carácter o no sé. No le voy a agradar a todo el mundo. Pero no de estas perversiones que siempre condeno y condené", dijo.
Y agregó: "La verdad que estoy demolido. Estoy en un momento de mi vida espantoso porque muchos medios (no digo el tuyo) permanentemente dicen lo mismo y son mentiras".
Capellán
Eduardo Lorenzo tenía 59 años y vivía hace pocas semanas en una habitación en la sede de Cáritas de La Plata. Fue capellán del Servicio Penitenciario Bonaerense durante 14 años. La denuncia por abuso sexual es del 2008, pero se reabrió este año, donde aparecieron cuatro personas más dando su testimonio sobre los abusos.
La última vez que habló con LA NACION, Lorenzo dijo que creía en la Justicia y estaba esperando a que decidiera: "Yo creo en la Justicia. No creo en los escraches como me hicieron, o que me saquen fotos por todos lados. Esas cosas no. Yo creo en la Justicia y espero que pronto la Justicia hable". Finalmente la Justicia habló ayer cuando pidió que fuera detenido.
El cura había sido obligado a dejar todos sus roles eclesiales. En el último diálogo dijo: "Yo dejé la parroquia, dejé mi trabajo en el Servicio Penitenciario, pedí la jubilación, adelanté todo, me liberé de todo. No tengo ninguna responsabilidad eclesiástica para que la Justicia trabaje, para que no digan que tengo poder, para que no digan que me escondo atrás de nada".
El arzobispado había decidido sacarlo del contacto con menores, pero no le había impuesto ninguna pena. Su caso estaba en manos de la Santa Sede.
"Pedí una licencia para que nadie diga que me escondo atrás de la Iglesia, que tengo poder. ¡No es cierto! Nunca tuve poder. ¿Poder de qué, de laburar? Siempre laburé con los que menos tenían que en este caso eran los internos o la gente de los barrios pobres. ¿Qué me vienen con que soy un pedófilo? ¿A quién molesté? ¿Qué mal hice?", se preguntaba Lorenzo una semana antes de pegarse un tiro. Tras conocerse todos los abusos, se fue quedando sin sus actividades diarias.
"Yo voy a cumplir 60. Vos sabés lo que significa para mí dejar los colegios, dejé la parroquia. Estaba con gente todos los días. Ahora estoy solo", dijo.
"Yo estoy abatido. La verdad que estoy como despojado. Más solo que un perro".
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