Yaguaretés, carpinchos, tapires y osos hormigueros: así es el nuevo Parque Nacional Iberá
Basta acercarse hasta el portal San Nicolás, uno de los ocho accesos al flamante Parque Nacional Iberá, en Corrientes, para entender su importancia: se trata de casi 160 mil hectáreas de naturaleza explosiva en su máximo nivel de conservación. El campo anterior – una reserva provincial- es una interminable extensión de pinos demasiado prolijos y tristes que no son propios de la zona y fueron plantados para su explotación. Tienen tajos en su corteza y de ellos cuelgan bolsas que juntan la resina.
Atravesar la entrada del portal San Nicolás da la sensación de entrar a otro planeta. Desde la camioneta, apenas se comienza a circular por el camino de tierra se avistan todo tipo de aves y aparecen yacarés semisumergidos a ambos costado del camino. Mucho menos tímidos, los carpinchos impiden el paso y son inmunes a los bocinazos. Sólo desde el aire se puede empezar a entender la magnitud del lugar: son hectáreas y hectáreas de todos los tonos de verde posibles, con destellos plateados del agua que encandilan un mediodía de sol.
Iberá, aguas que brillan en guaraní, es el segundo acuífero más grande del mundo. Y desde ayer, que fue consagrado Parque Nacional por el Congreso, tiene el mayor grado de protección ambiental posible. Considerados como el estándar dorado de la conservación, evitan la explotación y permiten disfrutar de las maravillas de la naturaleza. "Para todos, para siempre", dice el slogan del parque Iberá, cuyos accesos son gratuitos.
El Parque Nacional Iberá hoy busca convertirse en el gran destino de eco turismo de la provincia de Corrientes. A él se puede ingresar desde ocho accesos distintos (algunos de ripio, otros solo accesibles en 4x4) y según desde donde se entre varían las actividades recreativas y el grado de infraestructura. Senderismo, snorkel, nado con caballos, paseos en canoa con botador y excursiones en kayak son apenas algunas de las actividades que se pueden hacer en la zona. También según el lugar de entrada cambian las propuestas de alojamiento, que pueden ir desde casas de familia hasta hoteles boutique.
Desde que Conservation Land Trust, la fundación creada por el ya fallecido empresario y ecologista Douglas Tompkins y su esposa Kristine, comenzó a comprar terrenos en el Iberá para luego donarlos, comenzó el proceso de devolverle al área su esplendor natural.
El llamado "rewilding" busca generar ecosistemas completos tal como existían antes: restaurar bosques y pastizales, recuperar cursos de agua originales, retirar especies exóticas y, muy especialmente, recuperar las que se extinguieron en la zona.
Actualmente se están reintroduciendo 10 especies de animales que habían desaparecido en el Iberá: el yaguareté, el venado de las pampas, el oso hormiguero, el tapir, el pecarí de collar, el guacamayo rojo, el muitú, la nutria gigante, el aguará guazú, y la chuña de patas rojas.
En enero de este año nacieron en el Centro de Reintroduccion del Yaguareté dos cachorros que son la nueva generación correntina. "Estamos produciendo cachorros aptos para la vida libre", explica Maite Ríos Noya, la bióloga a cargo del monitoreo de fauna. Se estima que quedan menos de 250 yaguaratés en todo el país.
La gran apuesta al turismo ecológico
"El destino de naturaleza es la categoría que más está creciendo a nivel de demanda: hoy es la posibilidad para los correntinos de poder quedarse con su familia, en su provincia, trabajando en el pueblo que aman", cuenta Sofía Heinonen, directora ejecutiva de CLT. Sofía está convencida de que una mayor afluencia de visitantes impacta sobre las expectativas de al menos diez municipios del primer anillo que rodea al Parque y que hoy se han volcado a trabajar en el ecoturismo. Terminada la cesión de tierras, CLT continúa trabajando en la zona el concepto de rewilding y en ayudar al desarrollo local de las comunidades.
Más del 90% de las empresas del Iberá son Pymes, explica Cristian Piris, ministro de Turismo de Corrientes, quien espera generar alrededor de 20 mil puestos de trabajo en los próximos cinco años. "Para nosotros el turismo es instrumental, queremos generar desarrollo local", dice.
En este momento la provincia se encuentra a la captura de inversiones y espera la llegada del turismo interno e internacional. Este último puede ser muy rentable entre avistadores de aves y entusiastas de la pesca deportiva. Un gran proyecto a futuro es poder generar el cruce de esteros en pequeñas embarcaciones, haciendo cruces entre lagunas. El próximo paso: generar una mejor conexión con el aeropuerto.
Para Kristine Tompkins, quien recorre las localidades de la cuenca del Iberá hace décadas, si uno hoy pasa por San Miguel, Concepción o Carlos Pellegrini puede ver una economía completamente cambiada. “Nosotros lo llamamos el desarrollo económico como consecuencia de la conservación”.
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