Lo que Yago Lange (31) le dirá a unos 400 chicos que acaban de dedicar todo su día a levantar basura no sonará del todo inspiracional: "Si volvemos a este lugar la semana que viene seguro vuelve a estar igual de sucio. Es un poco triste, pero la realidad es que esta limpieza no es la solución". A continuación, agregará que parte de la respuesta es comenzar a generar menos plástico.
Están en la costa de Acassuso, donde el río se ve espectacular si se mira al horizonte, pero muy sucio visto de cerca. A la altura de la orilla hay residuos de todos los tamaños y colores. Los alumnos del cercano Colegio Labardén se acercaron hasta ahí la semana pasada para recogerlos y reciclarlos. Lograron levantar 1500 kilos de residuos. El más voluminoso fue una mesa de plástica que encontraron semienterrada.
Los chicos están bajo la dirección de Yago, regatista olímpico, hijo de Santiago-medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2016-, y ex alumno de esa escuela. Pero hoy no está en ninguno de esos roles, si no como el joven que logra que cientos de personas concurran felices a hacer algo por el medioambiente.
Influencer ambiental
Es un rol involuntario que lo incomoda, porque no se siente ni influencer ambiental, ni un estudioso de la ecología, ni el más preparado de los "verdes". Pero aunque no lo quiera, es parte de ese vasto movimiento de jóvenes que alrededor del mundo se está preocupando por hacer algo por el planeta.
Veinticuatro horas después de limpiar la costa sanisidrense, comienza una huelga global de estudiantes liderada por Greta Thunberg, la activista sueca de 16 años que se convirtió en el ícono de la lucha contra el cambio climático. Desde Nueva York, Bangkok, Berlín y tantísimas otras ciudades más, los jóvenes toman las calles para gritar que no hay un planeta B. Greta encabeza una lucha que es colectiva y conmueve especialmente a los más jóvenes: la pelea por el planeta la lleva adelante la generación millenial.
Es el público híperfamiliarizado con las tecnologías digitales e internet. Su lugar de expresión y militancia son las redes sociales. En el perfil de Instagram de Yago, el post más likeado no es la foto de él con su hermano Klaus: ambos jóvenes y sonrientes en sus trajes de neoprene mientras navegan al sol. Tampoco la que lo muestra de espaldas en la cima de una montaña. Lo acompaña un perro y ambos miran un increíble río turquesa.
La foto que le "rompió" el Instagram a Yago es una que muestra más de cincuenta botellas de plástico abolladas sobre su cama del hotel en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Juntas forman un signo de PARE. Es una representación de la alarmante cantidad de envases plásticos que se arrojaron al planeta solo para esa competencia. Lange sacó la cuenta: 500 atletas de vela, compitiendo por diez días, tomando un mínimo de cinco botellas por jornada gastaron unas 25.000 en total. Y solo por esa categoría, porque en total participaron 6800 atletas de los Panamericanos.
Plástico en el agua
El del plástico en el agua es una de las principales alarmas ecológicas a nivel mundial. Una vez que los objetos de este material llegan al medio marino tardan cientos de años en degradarse. Hasta entonces, afectan seriamente a la fauna marina y todo su ecosistema. Es un problema enorme: al ser resistente y dispersarse fácilmente, ya se encuentra plástico desde el Ártico hasta la Antártida.
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En marzo de este año, el submarinista Víctor Vescovo salió en todos los medios porque fue el primero en el mundo en descender a más de 10.000 metros de profundidad. Lo hizo en el punto más profundo del Pacífico conocido hasta ahora, la Fosa de las Marianas. ¿Qué encontró ahí Víctor aparte de un lugar en la historia? Una bolsa plástica.
Aunque a Yago no le gusten las comparaciones ecológicas, se inscribe dentro del movimiento juvenil por el planeta. Porque casi sin quererlo, desató un fenómeno que alterna con la preparación para el mundial de 49er, el barco en el que navega, que se hará en Auckland, Nueva Zelanda, en diciembre.
En diciembre pasado, Yago se cansó de navegar entre la basura del Río de la Plata y se propuso hacer algo al respecto. "Vi de todo: heladeras, ventiladores, lavarropas, bicicletas. Lo que más se se ve son botellas. Y los días que más basura hay en el agua son los posteriores a la lluvia; pensá que las alcantarillas son casi bocas directas al mar", dice, mientras toma un café. Pide especialmente que le den una taza en vez de un vaso de cartón y señala la cucharita de plástico (que viene envuelta en un sobre plástico) como ejemplo de las cosas que aceptamos pasivamente como consumidores.
El cambio empezó en diciembre por su club de toda la vida, el Naútico de San Isidro. A través de las redes sociales convocó a una limpieza masiva, pero pronto se corrió la voz y se sumaron muchos más. "Publiqué en Instagram que quería ir a hacer una limpieza al río. Me empezaron a llegar mensajes y en tres días tuvimos 25 clubes en todo el país haciendo lo mismo. Al día siguiente salimos en la tapa del diario y yo no tenía ni idea de lo que estaba pasando".
La experiencia se repitió en febrero, junto con la ONG Unplastify, que busca facilitar soluciones para reducir residuos plásticos. En esa segunda ocasión, ya fueron 45 los clubes los que se sumaron. "Ahí nos dimos cuenta de que había un efecto muy positivo. Los clubes empezaban a comprometerse no solo a limpiar la costa sino también a utilizar menos plástico, los regatistas empezaban a llevar la botella reutilizable y esto mismo lo aplicamos en el circuito olímpico, donde compito". Pronto hubo limpiezas similares en España, Inglaterra, Grecia y Japón.
"En el mundo náutico nos dimos cuenta rápidamente de que si nosotros somos los que más interactuamos con la basura en el agua y no hacemos nada, no podemos esperar a que venga una persona de una oficina a ser activista por nosotros".
Limpiezas
Por febrero, en la segunda limpieza en que fueron 45 clubes náuticos, el evento llamó la atención de un manager de Parley -una organización internacional que busca proteger los océanos- que justo estaba en Buenos Aires. Le ofrecieron a Yago ser embajador del país y desde entonces se potenciaron las limpiezas masivas.
Desde diciembre hasta hoy realizó 11 acciones masivas. En julio, con 10 grados de temperatura, 200 voluntarios sacaron 5000 kilos de basura en San Isidro.
La organización Parley promueve la estrategia AIR: avoid de evitar los plásticos de un sólo uso; intercept de interceptarlos para que no lleguen al agua; y redesign de rediseñar nuestra relación con este material.
Para Yago, la organización maneja muy bien el marketing para lograr que el mensaje llegue a todos. "Algo que hacen muy bien es aliarse con grandes marcas del mercado, con artistas y deportistas que lleven su mensaje. Y eso logra que Messi mande en sus redes sociales un mensaje contra las botellas de plástico", dice. Él mismo es embajador de Red Bull y Parley a la vez.
Eso, cree, es lo que él puede aportar. Ser alguien que habla con franqueza. "Si hace un año me invitaban a la limpieza de una playa yo no iba", dice. Tomar conciencia, explica, es trabajoso porque hay que desacostumbrarse a la peligrosa comodidad de usar y tirar.
"Es lindo ver cómo con una simple acción de limpiar una playa empieza a hacer rodar una pelota muy grande. Está perfecto el que dice ‘ni loco voy a una limpieza’, pero logra que saquen los vasitos plásticos de su empresa. Cada uno puede hacer algo desde su lugar. No quiero ser alguien que reparte biblias y dice lo que hay que hacer. Simplemente, trato transmitir que cada uno desde su lugar puede generar una acción".
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