"¡Saquenle una foto a esto y subanla al Facebook!", pide Teresa, una empleada de casas particulares que acaba de pagar su factura de teléfono en el primer centro de servicios de la villa 31. Está contenta con las dos ventanillas y el cajero automático que se inauguraron cerca de su casa, quiere que todos lo vean.
El primer cajero de la villa pertenece a la empresa Pago24 y está ubicado en la intersección de Perette y Rodolfo Walsh, una de las entradas más concurridas. Es no bancario (no está situado en un banco), funciona las 24 horas y no tiene costo de extracción para los usuarios.Puede operar con las redes Link, Banelco, Visa Plus, Cirrus y American Express.
A través de las ventanillas, que abren de 7 a 20 horas, se puede cargar la SUBE y celulares, pagar servicios, comparar pasajes y enviar dinero.
La villa, en cifras
"En valor de ventas, los comercios y unidades productivas generan una facturación total mensual equivalente a casi un tercio de lo que factura un shopping promedio en la ciudad", explica Cynthia Goytia, directora de la Maestría en Economía Urbana y del Centro de Investigaciones de Políticas Urbanas y de Vivienda (CIPUV) de la Universidad Di Tella.
Con su equipo del CIPUV elaboraron un estudio que estimó que en junio de 2017 las ventas totales de la villa 31 sumaban casi 33 millones de pesos. Esta cifra parte de la base de que hay cerca de 900 unidades productivas y comercios que generan ingresos para muchos de los habitantes de los barrios con gran parte de autoempleo y empleo familiar. Un negocio informal y próspero.
Para la especialista, la existencia de un cajero en un barrio de mucha actividad económica es muy importante: "El cajero y acercar los servicios bancarios al barrio es parte de la integración. Permite la formalización del negocio e incluso el crédito para la actividad que realizan hoy", afirma Goytia que resalta que hoy en la mayoría de los casos todas las compras se pagan al contado.
¿Por qué no?
"Para mi son apuestas: soy emprendedor y me gusta innovar, llevamos los mismos servicios que a otros barrios", dice Ricardo Minicucci, gerente general de Pago24, la plataforma de cobros y pagos que presta el servicio en la villa.
En un artículo que escribió, titulado "Mejor que la realidad", cuenta que la idea de instalar la terminal de servicios ahí le surgió después de escuchar que el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo quería mudar sus oficinas a la Villa 31. Y se preguntó por qué no hacerlo él también.
Sus planes no terminan ahí: en breve proyecta estar entregando microcréditos a emprendedores del barrio. Hoy ya está entregando de manera gratuita una Mastercard prepaga, (para varios "su primer plástico") y analiza la posibilidad de vender desde las ventanillas pasajes low cost de alguna aerolínea regional. También, de sumar un segundo cajero en la villa 31 y dar POS móviles -dispositivo que se conecta al celular para validar transacciones mediante la tarjeta de débito- para que los comercios acepten pagos con tarjeta. Esta iniciativa privada va de la mano de conversaciones con el Gobierno de la Ciudad, que está llevando a cabo el proceso de urbanización de la villa.
Minicucci espera que el ejemplo de su empresa se replique en más iniciativas privadas: "Esperemos contagiar. Este barrio tiene muchas posibilidades y necesidades, y estamos seguros que ayudaremos a mejorar su realidad. Con poco podemos hacer mucho, nosotros y otras empresas", afirma.
Vecinos contentos
Cerca del mediodía, la entrada a la villa por la calle Perette es un enjambre de gente. Hay bullicio, olor a empanadas fritas y el movimiento habitual de la feria. A pocos metros, la novedad de la cuadra no para de trabajar: es un constante fluir de personas que se acercan a cargar la SUBE, ponerle crédito al teléfono y sacar dinero del cajero. El espacio es estrecho: sobre Perette se están realizando obras de colocación de servicios.
"Está buenísimo, me queda re cómodo", dice Carlos, vecino de la manzana 9, que llegó para pagar un seguro. Hasta ahora, para pagar las facturas tenía que caminar veinte cuadras hasta el Rapipago de Juncal y Suipacha, a metros de Plaza San Martín.
Milagros, una vecina de la zona Playón Oeste, cargó 200 pesos en su SUBE. "Es lo que se me va por semana llevando a mis hijas al colegio", explica. A ella, la terminal de carga le queda más cómoda que caminar hasta la estación del tren San Martín. "Esto me queda mucho mejor, no me gusta caminar sola hasta ahí", dice. Algo similar opina Ada, una encargada de limpieza de consorcios que vive en la villa "desde toda la vida": "Estoy re contenta, nos salvaron", cuenta.
Hasta ahora, los vecinos de la villa podían retirar efectivo de un cajero ubicado dentro del complejo del supermercado Coto, sobre la avenida Antártida Argentina, a una cuadra del asentamiento. Solo que ese cajero no está abierto las 24 horas y cobra comisión a los usuarios.
De la villa al barrio
Para Diego Fernández, secretario de Integración Urbana y Social de la ciudad de Buenos Aires, la instalación del cajero automático en la villa 31 es muy importante como símbolo por dos motivos: "En primer lugar, porque el objetivo fundamental del proyecto de urbanización es que los vecinos del Barrio 31 tengan los mismos derechos y responsabilidades que los de toda la ciudad de Buenos Aires. En segundo lugar, porque les estamos dando la posibilidad de bancarizarse". Desde la secretaría están trabajando con bancos y brindando talleres para que los vecinos de la zona puedan acceder a sus servicios. El horizonte al que apuntan: la inclusión financiera.
Como antecedente, desde el 2012 funciona una sucursal del Banco Ciudad en el barrio Los Piletones, la primera que se instaló en un barrio precario. Desde el comienzo se proyectó que esa sucursal, que atiende a 10.000 vecinos, pondría el foco en promover el uso de los medios electrónicos para operaciones financieras y en la oferta de productos como micropréstamos,créditos hipotecarios sociales, microseguros y tarjetas recargables, entre otros.
El proyecto "Barrio 31" del gobierno porteño incluye apertura de calles, caños cloacales, agua potable, nuevos espacios públicos, nuevos centros de salud y establecimientos educativos, entre otros desarrollos. En el gobierno confían en que la obra estará terminada en el 2019.
En la villa 31 hoy viven aproximadamente 38 mil personas, repartidas en 10.400 hogares, con índices de educación, salud y trabajo muy por debajo de la media del resto de la ciudad. Posee el secundario completo el 24% de la población (versus el 72% de la ciudad), cobertura médica el 26% (versus el 81% de la ciudad) y trabajo formal un 36 % (versus el 75 de CABA).
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