¿Y vos, qué harías para ver el mundial? Estrategias de quienes no quieren perderse un partido
"El mundial es una época ideal, porque los pacientes suspenden todos los turnos y nadie se quiere operar", dice un cirujano que prefiere mantener a salvo su identidad. Mientras que por un lado no queda del todo bien festejar no tener que atender a sus pacientes, por el otro ocurre un sinceramiento casi inédito: ni los pacientes tendrán que esperar ni los médicos futboleros deberán resignar su pasión en pos de las obligaciones. "La época del mundial es aburridísima para la vida en el hospital", agrega.
Aunque las oficinas ya se hayan adaptado a las circunstancias mundialistas y las vidrieras de las casas de electrodomésticos sean una alternativa válida para aquellos que trabajan en la calle, existen aquellos que no están ni en un grupo ni en el otro, y que tampoco tienen un televisor a disposición. Este sábado -histórico día de la semana aceptado por los consorcios para hacer mudanzas- resultará algo difícil conseguir un flete o un camión, salvo que se decida empezar después de las 13; y algo parecido pasa con los instaladores de servicios como televisión por cable o internet: "Normalmente hacemos instalaciones los sábados, pero este es un tanto especial. ¿podríamos programarlo para el lunes?", indicaron desde una empresa proveedora.
Dos psicólogas consultadas viven situaciones similares entre sí: para el jueves 21 a las 15, cuando la Selección Argentina juegue frente a Croacia su segundo partido en Rusia 2018, ninguna deberá atender a paciente alguno. Ni hombre ni mujer, ni adulto ni adulta, ni niño ni niña. Y si bien el fixture se conoce desde hace tiempo, las suspensiones fueron llegando recién ahora. "Todos ellos dijeron que era por el partido, no hizo falta poner ninguna excusa", dice una, "pero la sesión no se recupera en otro día u otro horario, tampoco tengo espacio como para alterar toda mi agenda por el partido", agrega. Eso sí: ninguna de ellas se queja por no tener que atender.
Si de excusas se trata, Luis Mendoza, administrador y con 59 años está feliz de contar las suyas. Dice casi con orgullo que su historial de coartadas comenzó en México 86, cuando cursaba el colegio secundario. "No había mucho entusiasmo con la Selección de esa época", recuerda, "pero yo quería ver los partidos sin importar cómo". Luis los vio todos (al menos todos los que transmitían) y cuando quiso volver, ya campeón, no lo dejaron entrar porque había quedado libre. "No me sentí para nada mal, porque valió la pena, pero después tuve que rendir todas las materias".
Maximiliano Canela se rompió los ligamentos a principio de año, justo cuando tenía que salir de vacaciones. No sólo no las suspendió, sino que se fue y postergó la operación hasta esta misma mañana, porque tendrá un postoperatorio lleno de partidos mundialistas, inaugurado por Argentina-Islandia. Luis también eligió postergar una operación. A dos meses del inicio de Brasil 2014, ya tenía un diagnóstico y la necesidad de operarse de los meniscos de su rodilla derecha, pero se bancó el dolor y pateó (metafóricamente, claro) la fecha hasta una semana antes del mundial. Todo el reposo fue en su casa, frente a cada uno de los 40 partidos. "Estuvo bueno porque no tuve que salir de casa y encima me atendieron". Toda una estrategia que ni a Sampaoli le sale planificar.
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