WiFi para todos
El Alberto lo hizo, dicen. Habría que ver.
Me pregunto si no hay un modo más barato de extender el acceso a WiFi, al menos en zonas urbanas. ¿Por qué no obligar a los lugares de acceso público (bares, restaurantes, hoteles) a que si tienen un WiFi están obligados a mantenerlo sin claves? O, si no te gusta obligar tanto, obligar un poco menos: los proveedores tienen que cobrarle menos a quienes mantienen la red abierta.
Pensándolo un poco, sería bastante parecido a la obligación que –creo– tienen los restaurants de prestar el baño. Es, claramente, una obligación que mejora el bienestar social. Pensemos en costos y beneficios. Si obligás a prestar el baño, aun a los que no consumen, es posible que los restaurants y bares tengan un pequeño costo adicional, porque quizás deban limpiar o hacer reparaciones con más frecuencia, por el mayor uso. Por supuesto, no lo pagan ellos, porque el mayor aumento de los costos debería trasladarse (ínfimamente, como es el caso) a los precios. La pregunta entonces sería: ¿qué preferimos de las siguientes opciones?:
1. Pagar un centavito más caro el pancho y la coca cada vez que la compramos y a cambio tener la posibilidad de ir al baño en cualquier restaurante.
2. Pagar la construcción pública de baños, cosa que de manera realista nunca podrá brindar un acceso tan bueno como en los bares y restaurantes.
3. Que no haya baños públicos ni derecho a ir al baño de un bar, y por lo tanto estemos expuestos a (a) preguntar si nos presta el baño a un mozo mala onda; (b) tener que comprar un café cada vez que queremos ir al baño o (c) hacernos pipí encima.
Parece bastante claro que se minimizan los costos sociales con la opción 1.
Creo que con un razonamiento absolutamente idéntico debería obligarse a que el WiFi de lugares de acceso público sea sin clave. ¿Hay algún costo para el bar? Quizás, sólo remotamente, una velocidad ínfimamente menor para los comensales. A cambio, podrías chequear mail desde el banco de la plaza de en frente, con un poco de suerte. Y además nos ahorraríamos la ceremonia ridícula de "¿Me podrías dar la clave del WiFi?".
Escucho contraargumentos.