Vuelve el aplazo a las primarias bonaerenses: ¿es recomendable reprobar a los más chicos?
A partir de junio, el régimen de calificaciones para alumnos de 1° a 6° grado volverá a ser el mismo que antes de 2014; los especialistas se sumaron al debate
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El gobierno provincial decidió cambiar el régimen de calificaciones y volverá a incluir los aplazos en la escuela primaria. A partir de junio, cuando se reparta el boletín con la primera evaluación trimestral sobre el desempeño de los alumnos, los padres de los chicos que cursen de 1° a 3° grado podrán observar si sus hijos tuvieron un rendimiento “insuficiente” y de 4° a 6° si fueron aplazados en las asignaturas.
La medida había sido modificada en septiembre de 2014 por la administración anterior durante la reforma del Régimen Académico de Primaria (RAP) en la que los aplazos quedaron eliminados por considerarlos estigmatizantes. Al igual que en ese entonces, hoy el debate se instaló en las escuelas, la academia y los gobiernos: ¿es recomendable aplazar a los más chicos?
El ministro de Educación de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Finocchiaro, defendió el cambio de régimen y descartó que tenga un tenor negativo. "Uno estigmatiza cuando peyorativamente se refiere a cualidades subjetivas que hacen a la esencia de alguien. Su nacionalidad, su color de piel, su religión, sus ideas políticas. No sobre una cuestión objetiva como puede ser una nota que puede ser cambiada para bien o para mal", dijo hoy el funcionario en diálogo con radio Mitre.
Mariano Narodoswski, doctor en Educación y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, dijo a LA NACION: "El cambio que se instauró en 2014 estuvo hecho para ocultar la información de los aplazos y minimizar el abandono y la repitencia de los chicos. Esto viene a ser una reparación de la situación anterior. Restaura la lógica de evaluación del siglo XX es una mejora, triste, pero era un paso necesario".
El términos generales a la problemática de la educación, el académico apuntó a la necesidad de una revisión integral de la escuela. "Deberían ser las escuelas las que propongan las herramientas pedagógicas para evaluar y en consecuencia ser responsables de ellas. Cada institución, en cada grado y con cada alumno deberían fijar las metas. Para eso deberían tener autonomía pedagógica y financiera", señaló Narodowski.
Del lado contrario, Silvina Gvirtz, secretaria de Políticas Educativas del partido de La Matanza, cuestionó el cambio dispuesto por el gobierno de María Eugenia Vidal . "Hay tres cuestiones para advertir sobre el tema. La primera es que una medida así requiere un estudio de impacto educativo que no se hizo. Por lo cual, hasta ahora, no tenemos fundamento de la medida. Segundo, es controversial cómo se llevó a cabo en el Consejo Educativo. Se aprobó de manera ajustada -4 contra 3 votos- y había consejeros ausentes. Tampoco consultaron a los docentes", dijo.
Por último, señaló la especialista, muchas veces lo que indican los estudios, como el de Jere Brophy de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), es "que es la repitencia y el trabajo sobre lo negativo del aprendizaje de los chicos no mejora los aprendizajes sino que los empeora". "Hay que bajar la repitencia y buscar la manera de explicarlo mejor para que el chico aprenda", agregó.
El secretario de Políticas Educativas en la CGT, Miguel Angel Díaz, también criticó con dureza la medida. "Este Gobierno tiene un vacío de ideas. La resolución parece más una sanción que un proyecto. Es una medida tomada a tontas y a locas por el mismo Consejo General de Educación que el año pasado dijo que había que aprobar masivamente", expuso.
Desde la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés, las especialistas Rebeca Anijovich y Graciela Cappelletti indicaron a LA NACION: "Eliminar los aplazos no debiera ser leído en términos de «facilismo». Si se considera que ese es el riesgo, habría que poder dar cuenta del argumento".
Sobre el impacto de la calificación en los alumnos, las especialistas indicaron que las investigaciones del campo la consideran una "marca" en los chicos y que "los estudiantes que frecuentemente son aplazados tienen mayor tendencia a abandonar sus estudios".
Al debate, las especialista suman preguntas: “¿Es necesario aplazar a los alumnos? ¿No es posible promover experiencias en las cuales la retroalimentación que se les ofrece a los estudiantes de sus aprendizajes los ayude a mejorar sus procesos? ¿La calificación numérica es siempre la única opción posible?”
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