Vuelta al aula: los colegios privados porteños ya empezaron a pedir autorización para abrir
Este marte comenzó el paulatino regreso a las aulas en la Ciudad de Buenos Aires. Fueron dos escuelas técnicas, ambas en el barrio de Villa Real, las primeras en abrir las puertas para recibir a los estudiantes que este año finalizan la secundaria. Según confirmaron fuentes del Ministerio de Educación porteño, el resto de las instituciones técnicas y medias de la ciudad reabrirán en los próximos días. Esta semana, volverán un total de 11 establecimientos. Y los estudiantes de séptimo grado siguen en la lista, a partir del lunes próximo.
Hasta el momento, las reaperturas involucran a las instituciones públicas de gestión estatal. Como dijo la semana pasada, en una entrevista con LA NACIÓN, la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, el regreso para los colegios privados es una decisión voluntaria, y para quedar habilitados deberán presentar una nota a la Dirección de Educación de Gestión Privada, en la que se comprometen a cumplir con el "Protocolo de actividades educativas de revinculación, orientación e intercambio y actividades presenciales de cierre del año lectivo", según la resolución número 370, aprobada por el Consejo Federal de Educación.
"Ayer por la noche se envió el protocolo a los colegios privados. Ahora cada institución deberá estudiarlo y analizarlo en detalle para poder organizarse y cumplir con todas las medidas", dijeron fuentes del ministerio. Según pudo saber LA NACIÓN, a última hora de esta tarde comenzaron a llegar algunas consultas y pedidos de autorización a la Dirección de Educación de Gestión Privada. Hasta el momento, habían hecho el pedido unas 50 escuelas primarias y unas 60 de nivel medio. Uno de ellos fue el colegio Limerick, en Flores. "Recién hoy [por ayer] a las 7 de la mañana recibimos la notificación y nos sentamos a estudiar el protocolo. Tuvimos que reorganizar la logística en función de las nuevas medidas, que ahora establecen que cada burbuja debe estar compuesta por diez personas, nueve alumnos y un maestro. Los estudiantes deben ser siempre los mismos y no pueden rotar. Los maestros tampoco, cada uno tiene exclusividad con un determinado grupo, y eso fue lo que nos complicó un poco más el esquema que ya veníamos trabajando", contó María Virginia Garjón, rectora y representante legal del colegio, con 27 años de historia, de formación laica y un plan de educación bilingüe.
Antes de que comenzaran las vacaciones de invierno, los directivos del Limerick habían enviado una encuesta a los docentes y las familias para saber qué opinaban acerca de un posible regreso, y también para conocer con cuántos docentes iban a contar. Durante estos meses, también se ocuparon de diseñar y encargar la nueva señalética para los espacios de la escuela, capacitar a los maestros y al personal no docente para las nuevas tareas y reforzar los equipos para el trabajo de limpieza y desinfección de los edificios.
Si en 48 horas llega la aprobación esperada, el viernes próximo los estudiantes de quinto año del colegio volverán a las aulas. "En el secundario la organización es más sencilla porque tenemos 27 alumnos. Ya están divididos en tres burbujas, y el objetivo es que cada grupo vaya dos veces por semana en un espacio de tres horas –explica Garjón–. Cuando llegue el momento de los chicos de séptimo grado va a ser un poco más complicado, porque son más de 50 alumnos. De todas formas, serán actividades de revinculación. Por ahora lo académico seguirá en la virtualidad, como hasta ahora".
Otros colegios privados, en cambio, recién ayer comenzaron a enviar encuestas a las familias para saber si hay algún alumno o pariente con el que convive que sea paciente de riesgo, si estarían dispuestos a mandar a sus hijos al colegio en este escenario y cuál es el medio de transporte que utilizarían para llegar a la escuela. "Hay que analizarlo. En séptimo grado nosotros tenemos tres divisiones y un total de 90 alumnos. No es tan fácil organizar esa logística", deslizó uno de los directivos de una institución privada en Belgrano.
"Evaluar los riesgos en función de los beneficios"
La intención y el deseo de Acuña es que todos los estudiantes tengan alguna instancia de presencialidad antes de que termine el año. Serán, sobre todo, actividades de acompañamiento educativo. En esto también coincide Rodolfo De Vincenzi, vicepresidente de la Confederación Argentina de Instituciones de Enseñanza Privada (Caiep), que señala que las realidades en las escuelas son asimétricas, y que, por eso, deberá ser cada institución la que evalúe, junto con su comunidad educativa, qué decisión tomará.
"El de las instituciones privadas también es un universo muy heterogéneo. Cada colegio tiene que analizar cuál es el tamaño de la población que debe atender y si es posible dar respuesta a ese regreso. Este nuevo escenario demandará un gran trabajo y una organización compleja, por cuestiones de infraestructura, espacios físicos y de disponibilidad de los docentes y las familias. No es una logística que se puede resolver en 24 horas. Además, la presencialidad no tiene garantía de estabilidad, porque las condiciones objetivas del semáforo epidemiológico son mutables. Creemos que vale la pena el esfuerzo, pero también hay que evaluar los riesgos en función de los beneficios", señala De Vincenzi, que reconoce que, a esta altura del año, el nivel de recaudación del pago de las cuotas no ha mejorado. "El promedio está en el orden del 50 por ciento, con una dispersión del 20 por ciento hacia ambos extremos. Algunos colegios solamente perciben un 30 por ciento de la recaudación total, y los que están cada vez más complicados son los maternales y jardines de infantes".
El protocolo que le llegó anoche a los colegios privados es estricto, con el objetivo principal de disminuir al máximo los riesgos de contagio por Covid-19. El documento deja a disposición de cada escuela la nueva agenda de presencialidad, que podrá ser de turnos entre una hora y media y cuatro horas, con grupos formados por no más de diez personas, incluido el docente, que concurran idealmente entre dos y cuatro veces por semana.
En cifras, cuando retomen todos los últimos años de cada ciclo, de secundaria y primaria, y tanto de las escuelas de gestión estatal como de las privadas, técnicas y medias, habrán regresado a las aulas porteñas alrededor de 70.000 alumnos. Siempre con barbijo, distancia social y en grupos pequeños.
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