Volvieron las quemas: ¿será otro invierno con incendios devastadores en el Delta? Ya hay aire contaminado en el sur de Santa Fe
Desde hace varios días, columnas de humo originadas en las islas del Delta cortan el horizonte sobre el río Paraná a la altura de Rosario
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ROSARIO.– Desde hace varios días, la línea del horizonte sobre el río Paraná a la altura de Rosario volvió a cortarse por columnas de humo originadas en quemas de pastizales en las islas del Delta. Durante el feriado del Día de la Bandera, habitantes de varias localidades del sur santafesino respiraron aire contaminado con niveles de particulado hasta cuatro veces por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un límite seguro, por efecto de la pluma de humo surgida de focos de incendio que abarcan miles de hectáreas.
Así lo explicó Matías De Bueno, a cargo del Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Detalló que mientras que en varios puntos de Rosario el lunes 20 el aire llegó a estar 2,5 veces peor que los límites de calidad recomendados por el organismo internacional, el indicador trepó hasta cuatro veces para Arroyo Seco, localidad situada unos 30 kilómetros más al sur. “Este año ya se quemaron unas 35.000 hectáreas en esta parte del Delta, y el 10% de eso fue durante el feriado largo”, dijo, para agregar que al día de hoy quedaban unas 1000 hectáreas en llamas tanto hacia el sur como hacia el norte de la ciudad.
Según información del Museo Scasso de San Nicolás, en lo que va del año ya se registraron unos 4300 focos en la zona denominada Piecas Delta del Paraná –comprende desde la ciudad de Santa Fe, al norte, hasta Campana, al sur– que quemaron unos 600 kilómetros cuadrados (60.000 hectáreas), tres veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires.
El último reporte diario de incendios del Ministerio de Ambiente de la Nación informaba sobre dos focos en las islas entrerrianas, uno extinguido y otro contenido. A su vez, un breve parte de esa cartera enviado a LA NACION ante la consulta para esta nota, detalla que “el Ministerio de Ambiente, a través del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), continúa en el combate de los focos ígneos del delta del Paraná” y que en la zona operan dos helicópteros con helibalde, un avión observador y un avión hidrante pertenecientes al SNMF enviados por la dependencia nacional “en complemento con los combatientes forestales dispuestos por las provincias de Santa Fe y Entre Ríos”. Y agrega: “Además, se les ofreció a las jurisdicciones apoyo para el combate terrestre con el envío de brigadistas”.
Desde hace un tiempo, el ministerio ya no informa sobre cantidad de hectáreas quemadas reportadas por las provincias.
Un escenario malo, pero menos crítico
La quema de pastizales es una antigua práctica utilizada por productores ganaderos y lugareños para “limpiar” el terreno de vegetación seca y facilitar el rebrote de pasto nuevo. En un contexto de bajante extraordinaria del Paraná y sequía prolongada, esa cuestionada práctica derivó en quemas masivas durante los inviernos de 2020 y de 2021, que se devoraron cerca de 800.000 hectáreas del Delta, sobre un total de 2,3 millones de hectáreas, según estimaciones del Museo Scasso.
¿Puede este año pasar lo mismo que en los dos años previos, cuando se quemó alrededor de la tercera parte del territorio de islas? En opinión de Néstor Di Leo, ingeniero agrónomo del Centro de Estudios Territoriales de la UNR, si bien las previsiones meteorológicas hablan de precipitaciones por debajo de lo normal para la región del Litoral hasta bien entrada la primavera, existe una diferencia importante: que este otoño “fue más generoso con las lluvias”.
La otra gran diferencia tiene que ver con los niveles del río Paraná: “Si bien está en 2 metros de altura en Rosario y eso es inferior a su valor promedio histórico para esta época (debería ser de 3,31 metros), está mucho mejor que en los dos años previos y eso hace que tengamos buena cantidad de lagunas y riachos internos con agua, que funcionan como cortafuegos naturales. Eso es clave”, explicó el investigador. En síntesis, para Di Leo “va a haber incendios y vamos a renegar con el humo, pero menos que en 2020 y 2021″.
La acción estatal, bajo la lupa
Para De Bueno, si bien el Estado volcó más recursos al cuidado del Delta del Paraná “faltan más, y sobre todo falta saber dónde y cómo usarlos”. “Vivimos frente a un humedal que es una reserva estratégica de la naturaleza a nivel global y que, por su propia preservación, podría generar recursos. A pesar de eso, hoy vemos de nuevo que se incendia”, dijo el académico, para agregar que si sigue habiendo incendios es porque “siguen faltando mejores políticas públicas y los brigadistas siguen corriendo atrás del fuego”.
En relación a los faros de conservación, un plan de monitoreo implementado desde el Ministerio de Ambiente de la Nación que incluye la instalación de varias torres de detección de incendios en diferentes puntos del Delta, sostuvo: “Vemos torres con cámaras, pero no todo lo otro que se había anunciado, que incluía destacamentos con drones, lanchas, camionetas y mejor tecnología”.
Di Leo, por su lado, consideró que la acción estatal “ha mejorado, pero todavía no alcanza”. “La reacción de los organismos es más ágil que antes y los faros de conservación han dado algún resultado, pero cuando los incendios son importantes nunca alcanzan los recursos”, detalló, para agregar que hace falta agilizar aún más los alertas, ya que “un incendio de una hectárea en cinco horas se convierte en uno de 50, y a las 10 horas ya cubre 150 hectáreas”.
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