“El volumen bien alto y las ventanas cerradas”. Por qué para los argentinos el de Qatar es el Mundial del delay
El consumo de las transmisiones de fútbol se alteró por la multiplicación de servicios, plataformas y dispositivos
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“Al segundo gol lo escuché que lo gritaron desde afuera segundos antes”, recuerda Inés Marra, de 27 años, sobre la transmisión del partido que la Argentina le ganó 2 a 1 a Australia por los 8vos del Mundial de Qatar. Ella estaba viéndolo en la tele en el departamento de una amiga en Colegiales y no pudieron evitar el problema del momento: ver un gol con delay que ya gritaron los vecinos. “Se pierde la emotividad”, dice.
Marcos Palomba, de 29 años, ese día se juntó con amigos en un PH de Caballito y optaron por verlo directamente desde la app de Flow, que entrelazaron a un SmartTV a través de un chromecast. “Pusimos el volumen bien alto, dejamos las ventanas y puertas cerradas”, explica sobre el método que por más rudimentario logró su cometido. “Seguramente no fuimos los primeros en ver los goles, pero sí los más felices a la hora de gritarlos. No escuchamos nada de afuera”, relata entre risas.
En la era del spoiler, el consumo de las transmisiones de fútbol también ha sido alterado por la multiplicación de servicios, plataformas y dispositivos. Si en su momento lo digital llegó para desterrar a lo analógico —un formato que hoy consume un 8% de la población—, el último catálogo pasó a incluir los servicios de cable digital, cable directo a la televisión, Televisión Digital Abierta (TDA), 4K y streaming. Así lo explica la comunicadora especializada en tecnología Irina Sternik, y afirma que la confusión entre la audiencia se debe a que hoy la mejor opción es de las menos conocidas: la TDA.
“Si bien mejoró su cobertura y tiene una transmisión óptima, de FULL HD, en 1920x1080 píxeles, su existencia había quedado en el olvido en los últimos cuatro años, tanto en mantenimiento como en difusión de sus capacidades. Un mes previo al Mundial, comenzaron a comunicar la puesta a punto de las transmisoras y cobertura, pero no fue suficiente para que todos estuvieran al tanto. El delay hizo evidente que la mejor opción, y no tan conocida, era la TDA”, describe.
“Cuando un vecino o vecina grita un gol antes, lo está viendo por la TDA”, afirma Santiago Marino, licenciado en Ciencias de la Comunicación, que se especializa en políticas y mercado del Espacio Audiovisual Ampliado. “Esto se debe a que es un sistema tierra-tierra, la señal no sale del planeta. La gran mayoría de las personas que tiene encendidos sus televisores está mirando lo mismo y desea que la Argentina haga un gol para poder gritarlo. Y la diferencia se nota porque todos estamos mirando lo mismo”, dice.
“Es la primera Copa del Mundo en donde conviven tantas tecnologías para acceder a los partidos y el retardo de la transmisión-recepción se hace más evidente”, define Sternik.
Después del cliente de TDA, “el que segundo lo recibe es el que tiene cable básico y no lo mira en HD”, indica Marino. En tercer lugar, sigue el que consume HD por cable. “Pero ahí ya quedan menos, porque casi todos los clientes de TV que pagan por servicio HD hemos sido mudados al servicio de OTT (es decir, a través de Internet), como Flow”.
Actualmente, según el especialista, “el último que lo ve es Flow y la explicación es que no hay ningún cable de fibra óptica, sino que viaja por internet”.
Minutos de demora
El streaming, según Sternik, autora del newsletter sobre tecnología Lado B News, ha llegado a tener “hasta más de un minuto de demora”. Por décadas, esa diferenciación de temporalidad fue entre la radio y la televisión por cable, pero con un delay ínfimo (dos o tres segundos).
Si no se cuenta la imagen, según Sternik, hoy “la radio aún ocupa el primer lugar del ranking”. La explicación es “el tipo de tecnología analógica: cuanto menor cantidad de datos viajen por el espectro, más rápido llegan al receptor”.
“El paso analógico a lo digital trae una serie de ventajas, el sonido y la imagen es de mucha mejor calidad”, afirma Marino. Según cuenta, el fenómeno del quiebre de temporalidades de las transmisiones se inició en el Mundial 2010 de Sudáfrica, cuando “en algunos hogares empezaron a notar que se gritaban los goles antes”. Y aclara que “en ese momento muy pocos tenían HD, lo que ha crecido hoy es el conjunto de clientes que tienen HD o tiene un consumo vía plataforma”.
A los pocos años, surgió la llamada Televisión Digital Abierta (TDA), una iniciativa en la que el Estado Argentino ordenó la entrega gratuita de decodificadores y antenas para actualizar a los hogares con TV analógica. Incluso, desde el 2013 los fabricantes de televisores en el país incorporaron el sintonizador digital para su conexión. Con el tiempo, la magra oferta de canales y la desinversión paralizaron una proyección inicial hasta que con la llegada del Mundial de Qatar volvió a encontrar un motivo.
“La TDA se puede ver simplemente con un televisor que tenga el sintonizador digital integrado y una antena UHF. Llega a los hogares mediante una red de 99 Estaciones de Transmisión distribuidas en todas las provincias y la ciudad de Buenos Aires, que es mantenida y operada por Arsat. El servicio está disponible para más del 80% de la población del país”, explican desde el Gobierno Nacional. Al sintonizar el canal 23.2 (TV Pública), la TDA emite los 32 partidos del Mundial de forma gratuita.
Para Marino, ese delay también responde a una instancia de transición más dificultosa para los “países pobres y desiguales como la Argentina”, donde “si todo el universo de los receptores tuviera HD la diferencia posiblemente no existiría”.
Ese fenómeno al mismo tiempo es generacional, pero remarca el hecho puntual de ver un partido de la Selección Argentina en un mundial dentro de este contexto tecnológico dinámico. “Cuando todos miramos un contenido sincrónico con resolución con incertidumbre como un partido de fútbol se potencia la magnitud de la diferencia”.
La digitalización de la vida modificó la industria del fútbol tanto fuera como dentro de la cancha. Desde la jugabilidad (goles por el VAR y una pelota inteligente) hasta los distintos formatos en las que la audiencia consume los acontecimientos por el boom tecnológico. “Las generaciones más jóvenes no miran TV, tampoco tienen cable. Acceden a través de plataformas a los contenidos, que en general, mediatizan la transmisión, como puede ser Twitch o YouTube”, ejemplifica Sternik.
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